Estoy seguro de que la pregunta que da título a este post nos la hemos hecho todos los que llevamos en este mundillo lo suficiente como para haber vivido al menos la mayor parte de los cambios que ha ido sufriendo con el paso del tiempo pero que no obstante también, en mayor o menor grado, hemos ido aceptando bien porque nos parecieron interesantes o porque no quedaba más remedio, que creo en mi humilde opinión que ha sido la mayoría de veces. Al final lo único que cuenta es que tenemos lo que tenemos y nada de lo que algunos podamos decir o hacer va a cambiar eso porque, aunque sigamos en activo como usuarios, nuestro tiempo ya pasó…
¿Juegos en formato digital? ¿Parches, DLCs y actualizaciones? ¿Masificación de títulos, buena parte de ellos de muy dudosa calidad? No sé vosotros pero yo nunca pedí nada de eso. Sin embargo, es lo que hay porque quienes “mandan” así han decidido que sea a lo largo de un ciclo de transformación que, si bien comenzó de manera más o menos discreta, se ha convertido a día de hoy en una inmensa bola de nieve que no puede dejar de rodar porque en el momento en el que lo haga se va todo al garete aunque, con franqueza os lo digo, visto lo visto quizá sería la mejor opción para, si no volver a tener algo parecido a lo que había antes de esta vorágine y no me refiero a los juegos en sí sino a la manera de disfrutarlos, sí construir otro modelo alejado de las malas prácticas y de la toxicidad que invade cada rincón.
Estoy cansado de ver día sí día también ejemplos de ambas cosas, sumados a un tipo de prensa que bombardea continuamente con noticias más propias de la salsa rosa que de un medio que presume de una madurez que no tiene ni por buena parte de los usuarios ni por la propia industria que, por mucho que alguno salga enarbolando la bandera blanca de la paz, continua creando confrontaciones de una y otra forma porque saben que es una manera de mantener la atención en ella y en lo que produce. Como en otros ámbitos de la vida, la polarización extrema también está presente por desgracia en el mundo del videojuego, se alimenta de cuánto he comentado y seguirá viva mientras todo continúe tal y cómo está ahora. Eso si no va a peor…
Vuelvo a responder: yo nunca quise esto. Nunca quise nada de lo que vemos hoy en las redes sociales y los diferentes medios digitales que se convierten demasiado a menudo en un avispero del que es muy difícil salir bien parado sobre todo si la opinión que se expone no concuerda con la de la mayoría de los usuarios. Por eso pienso y seguiré pensando en lo felices que éramos todos cuando nada de esto que sufrimos ahora existía y estábamos limitados a nuestro círculo más próximo o, a lo sumo, a nuestros compañeros de estudios o trabajo. Cuando nos reuníamos a jugar juntos en casa de alguien y no solo disfrutábamos en vivo de ese juego que a todos nos gustaba sino de la compañía física, no virtual, de nuestros amigos. Cuando íbamos a la tienda a comprar ese título tan esperado durante meses y te emocionaba tenerlo en tus manos, abrir su caja, leer su manual o, según el caso, disfrutar de algún extra que hoy solo se ve en las ediciones de coleccionista. Tantas cosas que hoy se han perdido o están a punto de hacerlo por culpa de una evolución que no es para nada la que los de mi generación e incluso algunas posteriores habríamos deseado que llegara a hacerse realidad.
A día de hoy mi permanencia en este mundillo en lo que se refiere a lo actual no tiene muchas papeletas para continuar, si bien antes o después aparece algo por lo que merece la pena hacerlo. A pesar de ello, mi visión de conjunto no va a cambiar a no ser que lo haga también todo lo que me rodea y dudo mucho que algo así suceda (mucho menos que lo haga en el sentido que creo que debería). Solo me queda, como a tantos otros, resignarme a la evidencia, a la realidad, a lo que tenemos y está por llegar que poco a poco se va alejando de aquello que un día tuvimos la inmensa suerte de conocer y que jamás volverá a ser lo que fue.