Hace mucho tiempo que dejé de ver cine. Se podría decir que he perdido la costumbre, pero no olvido las cosas que disfruté en el pasado y una de ellas fueron algunas películas clásicas de animación de Disney que han sido fuente de inspiración para crear Bye Sweet Carole, el juego del que me dispongo a hablar hoy.

Bye Sweet Carole narra la historia de Lana Benton, una joven huérfana que vive en un viejo orfanato donde las otras jóvenes le hacen la vida imposible. Solo Carole Simmons, su única y mejor amiga, la consuela. Pero un día, sin que nadie sepa por qué, Carole desaparece del lugar y nosotros, como Lana, deberemos seguir su rastro e intentar dar con ella.
Tendremos además que afrontar otro problema: la desaparición del reino mágico de Corolla, del cual Lana es princesa. Un doble cometido para el que la joven no estará sola, pues en determinados momentos otros personajes aparecerán para ayudarla y podremos alternar entre ambos para avanzar. Podremos también hacer uso de una habilidad que obtendremos poco después del inicio del juego, que nos permite transformarnos en conejo para movernos más rápido y acceder a lugares difíciles.

La mayor parte de los retos de Bye Sweet Carole se basan en la resolución de puzzles con los que obtendremos objetos útiles para continuar avanzando. Estos no son en exceso complejos aunque en algunos casos pueda llevarnos algo de tiempo completarlos. Pero también habrá escenas de acción tales como persecuciones, sigilo e incluso combates mano a mano contra ciertos enemigos, todo ello con una dificultad bastante asequible.
No obstante, hay enemigos contra los que no podemos luchar, solo escondernos en sitios clave y aguantar la respiración unos segundos para evitar ser descubiertos. En momentos como estos tendremos margen de maniobra para escapar y el daño no será muy alto si nos cogen y golpean en la forma humana. Convertidos en conejo seremos por contra mucho más vulnerables. Si durante las escenas de sigilo somos detectados moriremos al instante.

Lo dije al inicio: Bye Sweet Carole se inspira en las clásicas películas de animación de Disney y eso se deja notar desde el primer momento en el estilo de dibujo empleado tanto para los personajes como sus entornos. Y todo se mueve con fluidez salvo las escenas intermedias, algo más parcas en este sentido pero de igual manera notables.
Pero si el apartado visual está a gran altura, también el sonoro cumple con creces, con una música igualmente de película y unos diálogos que, aun sin haber sido doblados a nuestro idioma -solo están en inglés e italiano-, transmiten muy bien las emociones de los personajes. Los textos, como casi siempre, sí están en español.

Me llamó mucho la atención cuando lo descubrí y dejé plasmadas mis primeras impresiones sin haberlo podido jugar siquiera. Y una vez más, mi instinto no me falló. Bye Sweet Carole es una joya que merece mucho la pena que sea disfrutada por todo aquel que gustara antaño del cine de animación clásico, en especial el de Disney, y por quienes busquen algo bonito y a su vez no tan complejo como lo que ofrecen otros títulos que ahora están de moda.
Una experiencia que a título personal, y sin que decirlo me avergüence, me ha emocionado hasta el punto de hacerme llorar, sobre todo al final. Y pocas cosas he conocido a lo largo de los años que sean capaces de conseguirlo.
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