Muchas veces los usuarios nos quejamos -no sin razón- de estar jugando a lo mismo una y otra vez. Es difícil, en una industria con tanto recorrido como la de los videojuegos, crear algo que no se haya visto ya antes pero Keeper, el título de reciente aparición desarrollado por Double Fine, consigue que al menos tengamos esa sensación gracias a una propuesta muy surrealista pero hermosa, que pasaré a analizar a continuación.

Nada se nos explica de los sucesos que acontecen en el mundo de Keeper, ni tampoco de los personajes que lo habitan y al que controlaremos que es, atención, un faro. Sí, un faro que por algún motivo cobra vida y que se embarca en una misión en principio desconocida que, poco a poco, iremos descubriendo y comprendiendo.
No estaremos solos puesto que desde el principio nos acompañará una criatura alada que, separada de los suyos, se convertirá en una amiga inseparable y nos ayudará a resolver los muchos y variados puzzles repartidos por el camino.

El juego en sí no tiena más, y es bastante sencillo dado que el protagonista no puede morir. También es más breve de lo habitual -yo lo he terminado en menos de 6 horas-, pero ello no desmerece su propuesta. Todo lo contrario: su aparente escasa duración es lo que hace que nunca sintamos que estamos repitiendo algo que hayamos hecho antes y creo que pocos juegos, más largos, pueden presumir de eso.
Las únicas pegas que le he encontrado en materia de jugabilidad son principalmente dos: la posición de la cámara, que en algunos momentos genera ángulos muertos que dificultan un poco el control del personaje, y el manejo del foco. Este, además de apuntar hacia arriba o abajo, puede girar 360 grados de manera independiente al desplazamiento, pero a veces cuesta precisar la dirección que buscamos. Más allá de esto se deja jugar sin problemas.

Donde de verdad brilla Keeper es en su apartado visual. Algo lógico teniendo en cuenta que toda la historia se narra con imágenes de muy bella factura y un derroche de creatividad e imaginación como pocas veces se ve a día de hoy. El sonoro queda limitado a la música de fondo y los sonidos emitidos por nuestra compañera y otros seres que veremos durante nuestro periplo, además de los efectos producidos al accionar mecanismos, romper cosas, etc. En cuanto a los textos, no hay uno solo en pantalla en todo el juego salvo el del menú principal, que está en castellano, por supuesto.
Es complicado definir Keeper, dependiendo de si lo vemos como juego o como experiencia. Como lo primero es, como dije, un reto sencillo y apto para todo el mundo. Como lo segundo es, en muchos momentos, una especie de viaje onírico en el que sería muy fácil perderse de no estar el camino bien cerrado y guiado.

Keeper me ha generado sentimientos encontrados. Me llamó la atención cuando supe de él hace mucho, pero mi primera impresión no fue buena. Aún así seguí, como su protagonista, siempre hacia adelante y terminé descubriendo mucho más de lo que había imaginado en un principio. Puedo decir que, en lineas generales, lo he disfrutado, aunque no tanto como otros juegos…
¿Merece entonces la pena? Eso depende de los gustos de cada uno y de lo que se busque. En mi caso, tenerlo disponible en Game Pass ha contribuido a que me decidiera a dar el paso porque no creo que me hubiera hecho con él de otro modo. Y saber lo que sé ahora, una vez completado, no cambia mucho mi percepción al respecto pero tampoco me arrepiento en absoluto.
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