Wreckfest

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Lo conocí hace tiempo en el PS Plus, pero no se me daba bien y lo dejé. Recientemente lo volví a retomar, esta vez en Game Pass y, ahora sí, no solo le he cogido el truco sino que lo estoy disfrutando como un enano. Wreckfest se puede definir con una palabra: destrucción. Sin miramientos, sin piedad, y siempre a por todas. Aquí solo cuenta ganar, y si es a costa de cargarse al resto, mucho mejor.

Wreckfest 01

Wreckfest propone una serie de eventos de carreras arcade -con cierto nivel de realismo en los daños que se puede ajustar antes de comenzar cada evento- entre los más variopintos y destartalados vehículos que uno se pueda imaginar, basados todos en modelos reales pero sin licencia alguna. Lo mismo pasa con los circuitos. Eso sí, no esperéis disfrutar una vista interior ni tampoco otras cosas como lluvia, nieven o ciclo día/noche. Hay cierta variedad de momentos concretos del día, pero nada más.

Existen diferentes tipos de vehículos -grandes, medianos, compactos, rancheras, etc-, cada uno con sus propias características de aceleración, velocidad máxima, capacidad de giro y robustez. Cada uno está englobado en una clase determinada por la relación entre el peso y la potencia, que va desde la D -la más baja- a la A. Podemos modificar cualquier vehículo con diferentes piezas que aumenten o disminuyan su rendimiento o blindaje -y con ello su clase-, así como decorarlo con pinturas y otros objetos estéticos.

Wreckfest 02

El modo principal para un jugador es Trayectoria, en el que empezamos desde lo más bajo y deberemos ir abriéndonos camino hasta llegar a la cima, pero si se nos pone muy cuesta arriba siempre podremos echar un evento libre personalizado para ir ganando experiencia, bien sea una carrera o un «todos contra todos» de supervivencia. Por otro lado están el multijugador normal y los torneos para ganar fama, de los que no puedo decir nada porque los modos online son algo que casi nunca pruebo en ningún juego.

Lo más llamativo sin duda de Wreckfest dentro de su apartado gráfico, más allá de vehículos y circuitos, es la plasmación del caos generado durante la competición. Muchos elementos del entorno, y también los propios vehículos, acaban a menudo completamente destrozados, con multitud de trozos esparcidos por todas partes. Y todo ello sin que el conjunto sufra la más mínima ralentización.

Wreckfest 03

En lo sonoro, melodías de varios estilos, generalmente de corte cañero, adornan los diversos menús y acompañan la acción en las carreras y otros eventos. No obstante, tampoco es que le haya prestado mucha atención porque con el rugir de los motores y la contundencia de los golpes dados -y recibidos- ya hay ambiente más que suficiente. Las pocas voces que hay en el juego -en la cuenta atrás de salida, para anunciar la última vuelta y poco más- están en inglés pero todos los textos están traducidos.

Sinceramente, no sabía cuánto necesitaba de un juego así después de todo el tiempo que llevo con Forza Motorsport, el cual ya tengo algo atragantado por la enorme cantidad de horas que le he echado. En este sentido, Wreckfest ha supuesto un inesperado y agradable soplo de aire fresco, un regreso a aquellos tiempos en los que el objetivo era la diversión sin más. No sé si quienes me leáis seréis o no seguidores de los juegos de coches, y en concreto de los de esta clase pero, si podéis, dadle una oportunidad. Estoy casi seguro de que no os decepcionará y para muestra, un botón. O un sofá, que para el caso también vale…

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