La verdad es que es para echarse a temblar si, como yo, sois de los que disfrutan de esta clase de ocio interactivo. Resulta, no obstante, chocante que en una industra como la del videojuego que mueve miles de millones cada año siendo, desde hace unos cuantos ya, la segunda del mundo en volumen de capital (solo superada por la pornografía), no pare de hablarse de despidos, recortes y cancelaciones por doquier. En este nuevo post, y desde la humilde posición que me da ser un usuario nada avezado en temas de gestion empresarial, trataré de hallar algo de luz en todo esto…
Hace tiempo que no paro de ver noticias en el sentido antes mencionado, con Microsoft a la cabeza en número de ‘víctimas’ pues, en relativamente poco tiempo (unos dos años, no estoy seguro), ya ha llevado a cabo tres oleadas de despidos masivos en diferentes áreas de su enorme conglomerado de compañías, siendo la última y más reciente la mayor de todas, que se llevará por delante más de nueve mil empleos. Cabe preguntarse cómo una compañía tan fuerte y que, además, presume de haber alcanzado unos muy buenos resultados al menos en su división de videojuegos, saca la tijera y recorta aquí y allá sin piedad.
Ninguno de nosotros está ahí dentro para conocer la verdad pero creo que, a grandes rasgos, puedo hablar de dos posibilidades. La primera, tirando de la ya clásica paranoia conspirativa, es que solo quieran quedarse con la mano de obra justa para maximizar unos beneficios que, en parte, les sirvan a los mandamases para subirse sus respectivos sueldos. Algo que, dada la cantidad de veces que se ha dado el caso en otros ámbitos, no podemos descartar en absoluto.
Sin embargo, también puede que ese dinero que de seguro ahorrarán vaya en efecto y entre otras cosas a ser invertido en hacer, por la parte que nos toca como jugadores, que la marca Xbox y sus productos sigan siendo competitivos. De modo que, y aunque siempre es triste hablar de despidos, estos sean como dice Phil Spencer un mal necesario para poder seguir brindando a sus usuarios nuevas y enriquecedoras experiencias de juego.
Ahora bien, he hablado de Microsoft pero, ¿justifica su caso el hablar de crisis en toda la industria? Obviamente no, pero es que los de Redmond no han sido los únicos en ‘hacer limpieza’. De hecho, basta con recordar que, solo en 2024, se produjeron cerca de 15000 despidos, que se suman a los 10000 de 2023 y los más de 8000 de 2022. Todo ello, por supuesto, implica la cancelación de numerosos proyectos que, salvo que sus responsables lo quieran, jamás verán ya la luz.
Está claro que miles de personas han sufrido las consecuencias de una mala planificación a futuro y de, también, una industria saturada de contenido. En varios artículos que he leído recientemente se apunta a la pandemia sufrida a principios de esta década como principal causante del aumento de la demanda de videojuegos, propiciada por el confinamiento al que todos en mayor o menor medida nos vimos abocados. Demanda que, desde la vuelta a la normalidad, ha ido cayendo y ha hecho que tanta cantidad de juegos y, por ende, de gente que los hace, no sea sostenible.
Dicho argumento tiene todo el sentido del mundo y yo mismo, desde hace tiempo, vengo hablando de una industria saturada en la que es imposible, por tiempo y dinero, disfrutar de todo lo que llega al mercado. Para muestra, como suele decirse, un botón: casi 19000 juegos lanzados en 2024 solo en Steam. Una cifra a todas luces imposible de abarcar.
Y si a ello les sumamos las consolas que, si bien comparten mucho de su catálogo con el PC, también tiene cosas exclusivas y el igualmente saturado mercado móvil, nos encontramos con un panorama verdaderamente desolador para una gran parte de los muchos pequeños estudios y desarrolladores autónomos que veran inviable seguir con su trabajo si este no destaca verdaderamente entre tanta oferta.
Muchos veteranos ya no la recuerdan y los más jóvenes seguramente no conocen la crisis de 1983 pero si leen el artículo publicado en Wikipedia, unos y otros no tardarán en encontrar similitudes con el momento actual. Cierto es que, por entonces, las bases de la industria no eran ni mucho menos las mismas que tiene hoy pero eso no significa que no pueda volver a darse, pues ya entonces se vivió un crecimiento desmesurado que, en base a diversos factores, propiciaría más tarde una fuerte caída que conllevó el cierre de muchas empresas, dejando la sensación de que la por entonces floreciente industria del videojuego estaba viviendo sus últimos días.
Por fortuna para quienes tenemos a los videojuegos como un pilar importante de nuestra existencia, los peores presagios no se cumplieron y aquí estamos, más de 40 años después, hablando de ellos y jugándolos en diversa medida y forma. ¿Seguirá siendo así en el futuro? Todos queremos pensar que sí pero la historia nos enseña, una vez más, que nada es inamovible, por muy grande que sea. Habrá que ir viendo qué depara este 2025 y los siguientes en este sentido pero, y esto lo dejo como una opinión puramente personal, o la industria echa fuertemente el freno o estará condenada a repetir los errores de su pasado. Y no sé a vosotros pero a mí no me haría ninguna gracia perder una afición a la que llevo apegado toda la vida…
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Coincido con lo que expones. Y creo que estamos ante una burbuja del videojuego. Como muy bien señalas, no hay demanda para tantísima oferta, simplemente es un modelo a todas luces insostenible.
Eso sí, cada crisis tiene su contexto. Si la de 1983 pienso que fué por una saturación de productos de baja calidad, pienso que ahora es saturación de productos a secas.
Y pienso que Nintendo sobrevivirá.