Desde hace bastante tiempo se viene hablando en diversos círculos del mundillo de la preservación de los videojuegos, dada la actual tendencia a su posible desaparación del mercado una vez concluida su vida comercial. En consecuencia, no son pocos los que alzan la voz pidiendo medidas para evitar que esto ocurra, si bien se han dado pasos en esa dirección gracias a la retrocompatibilidad y algunas iniciativas de grupos de usuarios, asociaciones e incluso administraciones públicas con normas y leyes que persiguen dicho objetivo (por ejemplo, que se guarde una copia de todos los videojuegos desarrollados en España en la Biblioteca Nacional) y la posibilidad no solo de atesorar el material sino también que esté disponible para quienes lo quieran usar y disfrutar. Sin embargo, nos cuesta entender y aceptar que una cosa no conlleva aparejada la otra. Es decir, que preservación y disponibilidad no son una misma cosa.
Aunque cada vez son menos habituales o más difíciles de encontrar que antaño, siguen existiendo repositorios de videojuegos emulados de múltples sistemas que permiten su libre acceso pese a los esfuerzos de las grandes compañías por frenar su distribución, siendo Nintendo a este respecto la más activa y contundente. Y están en su derecho cuando se trata de un material de su propiedad al que, dicho sea de paso, todavía se le puede sacar beneficio económico dado que hay un público que lo demanda.
Se suele justificar el tráfico de estos archivos alegando a la preservación de los mismos pero lo único que se desea realmente es poder jugarlos, es decir, su disponibilidad porque, a excepción del material creado por compañías a día de hoy desaparecidas y/o que pueda haberse perdido con el tiempo, todo está preservado en los archivos de las mismas, y es por eso que se continúan lanzando al mercado. Que nadie piense que se ponen a buscar ROMs en Internet. Como dije, ya las tienen y, si ven para este material una oportunidad de negocio, pues no la rechazan.
Y lo mismo sucede con los títulos independientes, más proclives en principio a desaparecer del mercado si la tienda digital donde se lanzaron cierra sus puertas (la última, la de Xbox 360), pero tampoco aquí se pierde realmente ese material. Simplemente, deja de estar disponible hasta que sus responsables decidan volver a sacarlo, cosa que no suele ocurrir, y sé por experiencia propia de lo que hablo.
Pensemos por un instante en la labor que llevan a cabo las bibliotecas, fonotecas (archivos de material sonoro) o museos de todo tipo que albergan en sus almacenes y depósitos multitud de obras que rara vez llegan al público, si es que lo hacen. ¿Están preservadas? Sí. ¿Disponibles? No necesariamente. Pues lo mismo sucede con los videojuegos, por lo que no hay que temer nada en ese sentido.
Por otra parte, tenemos que ser conscientes de que nada es para siempre, que todo tiene su tiempo. Es algo inherente a nuestras formas de consumo por lo que, ya sea por cambios en los gustos personales o por modas pasajeras, todo lo que se crea para disfrute de otros va y viene. Y, para que eso pase, tiene que estar ahí, en alguna parte, aunque a ojos de los usuarios parezca que haya dejado de existir.
Pese a lo aquí dicho, en los medios de prensa especializada y redes sociales se continuará hablando de preservación de videojuegos en lugar de disponibilidad, lo cual seguirá fomentando el tráfico ilegal de material merced al miedo irreal e irracional que se genera y que, por otra parte, solo sirve de excusa para buscar el disfrutarlo todo sin tener que pasar, de nuevo o por vez primera, por caja.
Nos preocupa la preservación de los videojuegos como parte de nuestra cultura actual pero, lo reitero una vez más, nada debemos temer en la mayoría de los casos. A ver, es inevitable que una parte se pierda como pasa en cualquier otro medio (no pensemos que toda la música, cine, TV o literatura que se ha hecho hasta ahora sigue por ahí) pero, para lo que se ha preservado, su disponibilidad puede ahora estar limitada pero el paso del tiempo y el consecuente paso al dominio público de las obras hará que al menos las importantes vuelvan a nuestras vidas, y esta vez de manera completamente abierta y legal. Eso sí, no es algo que los que estamos aquí hoy vayamos a ver porque a nosotros sí que no nos va a preservar nadie…
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