La tecnología en la experiencia de juego

La tecnología en la experiencia de juego

Ha pasado mucho tiempo desde que dejáramos atrás las resoluciones de una televisión de tubo (640×480 píxeles), e incluso menores para dar el salto primero al HD (720p verticales) y más tarde al Full HD (1080p). Pero ello no parece nunca suficiente para quienes buscan todavía más definición hasta en los detalles más ínfimos, y desde hace relativamente poco se nos viene ofreciendo una resolución el doble de alta, los famosos 4K, y que antes incluso de que logren implantarse dejarán paso, o eso pretenden sus responsables, a los 8K en un futuro no muy lejano.

Obviamente toca hacerse la pregunta que he dejado caer antes: ¿son útiles estos avances? ¿Son necesarios? Cada uno tendrá aquí su propia opinión, formada en base a sus gustos y experiencias. La mía es que ni lo uno ni lo otro. Pienso que con 1080p vamos más que sobrados, a no ser que juegues en una televisión de grandes dimensiones pero incluso en ese caso, al jugar a cierta distancia (porque no creo que nadie juegue a medio metro en una TV de 40 o más pulgadas a no ser que se quiera quedar ciego y sufrir un enorme dolor de cuello), dichos detalles pasarán igual de desapercibidos que si utilizamos un aparato de menor tamaño. El ojo humano tiene sus límites, y no podemos sobrepasarlos…

Y también en dicho límite entra el framerate o tasa de imágenes por segundo. Se sabe que, para conseguir una sensación óptima de movimiento, se necesitan un mínimo de 24 fps (frames per second). Naturalmente, cuantos más mejor porque percibiremos una transición mucho más suave y continuada, siempre y cuando no haya ningún bajón brusco en la tasa, pero… ¿hasta qué punto somos capaces de apreciar dicha mejora? Un salto de 30 a 60 frames se aprecia bastante y quizá de 60 a 120 se note mucho más, pero esto último ya no lo sé con seguridad porque nunca lo he probado. Sin embargo, más allá se me antoja difícil que veamos cambios significativos porque nuevamente sí, la tecnología avanza pero no lo hacen nuestros ojos, y por lo tanto en mi opinión carece de sentido ir en esa dirección.

Por último, y para no extenderme demasiado, me gustaría citar esas dos «nuevas» formas de jugar que tan en boca de muchos parecen estar presentes: la realidad virtual y la aumentada. ¿Son útiles? Al menos en otros ámbitos, sin ninguna duda. ¿Mejoran la experiencia de juego del usuario? Eso creo que depende de cada uno porque son conceptos diferentes, maneras distintas de adentrarse en un determinado universo y tienen como todo sus pros y sus contras, ya de sobra conocidos. Yo no he probado ninguna de las dos, por lo que no puedo hablar de ello con propiedad. Es posible que sí se mejore (o no, quién sabe) la experiencia en esos casos en los que un determinado juego tenga versiones tanto en los sistemas estándar como en la realidad virtual o aumentada (The Elder Scrolls V: Skyrim, por ejemplo). No obstante, y como he dicho, no puedo opinar sobre ello pero si entre vosotros alguno ha hecho la prueba y quiere compartir sus impresiones en los comentarios, adelante…

No podemos estancarnos para siempre en una determinada tecnología pero, y ese es el objetivo de este texto, sí deberíamos reflexionar acerca de los avances que se están produciendo y determinar si realmente son el camino a seguir. Ahora os toca a vosotros decir lo que pensáis al respecto. Un saludo a todos.

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