Jugar videojuegos fuera de casa o de los salones recreativos fue y sigue siendo una posibilidad muy atractiva para muchos usuarios que ha estado ahí casi desde el principio, evolucionando a medida que la tecnología disponible lo permitía. Con los años han ido surgiendo muchas maneras de llevar nuestra afición con nosotros para disfrutarla en cualquier lugar y momento sin las ataduras de un sistema fijo, y en este nuevo artículo haré un breve repaso por algunas de ellas al tiempo que narro experiencias propias al respecto.
Todo comenzó, por lo que sé, con las Game & Watch y similares, maquinitas que ofrecían retos más o menos complejos plasmando la acción mediante gráficos pre dibujados, de los cuales únicamente se mostraban los necesarios en cada instante. Yo tuve un par pero una la perdí. La otra, basada en el clásico Golden Axe de Sega, todavía la conservo.
La revolución portátil llegó con la Game Boy, que dejaba atrás el patrón antes mencionado en pos de títulos más tradicionales en su concepto, limitada no obstante en lo visual por su paleta de tonos verdes y una pantalla carente de retroiluminación que hacía imposible usarla en condiciones de escasa visibilidad sin un acople adicional que supliera dicha carencia. Su rival en la época, la Game Gear, sí contaba con mejoras en este sentido gracias a su pantalla LCD a color pero ello, por contra, la convirtió en una devoradora de pilas, ya que necesitaba 6 por las 4 de Game Boy y duraba mucho menos, apenas unas tres horas.
Nintendo siempre ha reinado en este ámbito del videojuego portátil. Prolífica en hardware, cada una de sus máquinas ha recibido sucesivas versiones que modificaban las prestaciones originales. En algunos casos de manera absurdamente innecesaria como bien demuestran 2DS o Switch Lite, que prescinden de las características más importantes (3D estereoscópico y mandos independientes respectivamente) presentes en los modelos de los que provienen, limitando el uso de los juegos que las requieren. Sin embargo, ni siquiera esto propició que Sony, única compañía que ha tratado de competir en este terreno con alternativas como PSP (PlayStation Portable) y su sucesora PS Vita, apearan a Nintendo de su trono.
Pero los tiempos cambian, y con ello las tendencias de consumo de videojuegos que han hecho que las consolas portátiles tradicionales hayan dejado de existir (pese a los rumores de una futura PS5 portátil) gracias una vez más a Nintendo, que fusionó el juego fijo y portátil en Switch con gran éxito. PlayStation Portal, por su parte, no se puede considerar una consola portátil ya que lo que brinda es la posibilidad de jugar al catálogo adquirido previamente en PlayStation 5 de manera remota a través de la Nube.
Y mientras, el mercado móvil va a su aire, ganando adeptos poco a poco. Resulta paradójico que alguien que ha hecho sus propias contribuciones al catálogo de Google Play no guste de esta forma de jugar, pero así es. Sobre todo en aquellos títulos que cuentan con un sistema de control simulado en pantalla y que, como bien comentara en su momento mi compañero SunWay, no solo no resulta cómodo sino que no aprovecha en absoluto las características táctiles de los dispositivos actuales. Como alternativa se puede acoplar uno físico, ya sea mediante un soporte para el móvil o usando uno «de pinza», ambos con conexión bluetooth.
El movimiento más reciente en el ecosistema portátil lo podemos ver en los conocidos como «PCs consolizados», sistemas diseñados para poder jugar a los títulos de ordenador sin la necesidad de hacer uso de uno de sobremesa. Valve y su Steam Deck dominan el mercado a día de hoy, seguidos de cerca por Asus y su Rog Ally aunque no son por supuesto las únicas opciones disponibles. Existe, por contra, una amplia gama de dispositivos similares e incluso se da por hecho (aunque no haya confirmación oficial) que Xbox estaría preparando uno propio, si bien a título personal considero que sería un error sacar algo así a un mercado ya saturado de esta clase de productos cuando les es más fácil, rápido y barato adaptar su aplicación de Game Pass a los que ya existen, contribuyendo a cumplir el objetivo que persiguen de ampliar su base de usuarios teniendo presencia en todas partes.
No me olvido de aquellas máquinas creadas ex profeso para el mundo de la emulación, aunque ello no quiera decir que no puedan hacer lo mismo algunas de las que ya he nombrado. La Game Park 32 (o simplemente GP32) es de los modelos más conocidos pero la inmensa cantidad de dispositivos, algunos con una estética casi calcada a sistemas antiguos, que han llegado al mercado con el paso de los años hace imposible e inútil hablar de todos ellos.
Sea cual sea la forma, el fin sigue siendo el mismo: poder jugar videojuegos donde y cuando se desee. Antaño una opción adicional, que complementaba las experiencias arcade y doméstica fija, resulta a día de hoy como dije al principio muy atractiva, de ahí que sea la que más crecimiento ha experimentado. Por mi parte no creo que me adentre de nuevo en ese mundo, puesto que no tengo dicha necesidad. Siendo sincero, tampoco es que mis experiencias previas me resultaran del todo placenteras, aunque sí entretenidas, pero me cansaba enseguida. Por ello es que nunca aproveché como hubiera querido la Game Gear, seguida de la N-Gage de Nokia y finalmente del móvil, todos ellos sistemas en los que tuve o he tenido apenas dos o tres juegos.
Parece evidente que no estoy hecho para el ecosistema portátil pero tampoco pasa nada. Con lo que tengo me es más que suficiente para disfrutar aunque no pueda llevarlo conmigo y, por otro lado, tal vez en un futuro las cosas cambien y pueda hacerlo con alguna de las opciones que haya disponibles o esté por venir.
(Fotos sacadas de Internet)
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