Disponibilidad de juegos antiguos

A vueltas con la disponibilidad

Una reciente noticia, que resumiré en el próximo párrafo, pone de manifiesto lo que para muchos es una dura, cruel y triste realidad: la cada vez más limitada disponibilidad de los videojuegos más antiguos para su adquisición en tiempos actuales. Muchos son los factores que han llevado a esta situación, y en este post yo quiero dejar mi opinión al respecto de todo este asunto…

Pero antes de entrar en materia, hablemos de la noticia en sí. Según se ha publicado en algunos medios, un estudio llevado a cabo en Estados Unidos (y centrado en dicho mercado), concluye que el 87% de los juegos lanzados antes de 2010 ya no se puede comprar ni en formato físico ni en digital. Se refieren, claro está, a productos nuevos, pues es evidente que la segunda mano cubre perfectamente el primer grupo. Esto sin duda reavivará el debate sobre la preservación de los videojuegos y, con ello, su futura disponibilidad. Sin embargo, creo que no debemos mezclar una cosa con la otra.

Digo esto porque los juegos, como tales, sí están siendo preservados por las propias compañías que los crearon o, en el caso de que estas ya no existan, por quienes adquirieran en su momento dicho material y/o los derechos de explotación. Que luego decidan ponerlo en circulación en el mercado en el formato que consideren adecuado y para según qué plataformas es otro cantar.

Por otra parte están los grupos o asociaciones que dedican su tiempo y medios a atesorar parte de todo aquello que ya está fuera del mercado oficial. Esta gente pone los juegos y sistemas a disposición de los demás de muy diversas formas pero, dada la condición de los mismos, todo lo que se mueve por esta vía no entra dentro de los valores marcados por el estudio mencionado que, posiblemente, se pueda extrapolar con cifras similares a otras partes del mundo.

Varias son las razones que llevan a la no comercialización de videojuegos antiguos, como la no disponibilidad del hadware original, incompatibilidad de algún tipo, problemas con las licencias, etc, pero pienso que la que más peso tiene es a su vez la más sencilla y evidente: todo cambia.

Es decir, ni la gente es siempre la misma, ya que van entrando nuevos usuarios, ni los gustos permanecen inalterables. De ahí que veamos diferentes tendencias que van marcando el devenir y evolución del mercado y la propia industria. Una industria que, no lo olvidemos, siempre va a mirar hacia el futuro, hacia los más jóvenes, y para la cual los más mayores ya importamos poco o nada.

Es curioso que el mismo estudio recalca que en otros ámbitos del ocio no ocurre lo mismo y que a día de hoy es más faćil, por ejemplo, encontrar péliculas muy viejas adaptadas a los servicios actuales. Eso es cierto pero no podemos ni debemos comparar el cine, la televisión o la música con los videojuegos por los requisitos de ambos tanto para su disfrute como su distribución.

A una película se puede acceder fácilmente en múltiples formatos y sistemas, tanto físicos como digitales, y lo mismo se puede decir de manera general de lo demás. Un videojuego, en cambio, debe adaptarse a una plataforma capaz de ejecutarlo, un proceso mucho más complejo y caro que el que necesita un producto sin código de programación de por medio. Esto, unido a lo que he comentado sobre las tendencias que, obviamente, apuestan siempre por lo nuevo, lleva de manera inevitable al olvido de aquello cuyo tiempo ya pasó.

El mundo tiene que aceptar que, si bien las obras pueden y deben preservarse como elemento definitorio de la cultura de una época que son, ello no implica como dije antes que deban estar siempre disponibles, al menos desde el punto de vista comercial. Como alternativa en muchos casos está la emulación, a menudo ilegal y perseguida, pero en algún momento utilizada por la práctica totalidad de los usuarios.

No obstante, nadie garantiza que dicho contenido esté disponible eternamente, por mucho que se haya podido extender por la red. Además, veo sumamente difícil que las nuevas generaciones se decanten por los clásicos de antaño en detrimento de las producciones actuales, mucho más avanzadas tecnológicamente y con más posibilidades. Sí, puede que un ínfimo porcentaje se aproxime a lo antiguo, incluso puede que lo adopte como complemento, pero que haga de ese material su única fuente de diversión… va a ser que no.

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