Las historias contadas a través de medios como el videojuego suelen contar con imagen, audio y texto para narrar los acontecimientos pero no siempre es necesario emplear todos los elementos como bien demuestra Spirit of the North, el título que me dispongo a analizar hoy en el blog.
En este juego, lo adelanto, no hallaremos una sola linea de texto, tanto a nivel de diálogos como narrativo, siendo la imagen el único medio para conocer el periplo de nuestro protagonista, un zorro que en pos de seguir el camino que le muestra un misterioso espíritu camina solitario hacia un curioso destino.
Dicho guía, sea en idéntica forma de animal o como una esfera de luz, nos dará pistas sobre qué debemos hacer a continuación, además de ayudarnos a encontrar los murales de piedra en los que están grabados los hechos acaecidos previamente y que derivaron en el momento actual en que tiene lugar la aventura. Finalmente, y a modo de desafío adicional, nos permitirá encontrar viejos báculos que al llevarlos junto al cuerpo de sus antiguos dueños liberaran su alma, lo que se nos premiará con nuevas apariencias.
En Spirit of the North nuestro personaje no podrá morir por fallar un salto o ser arrastrado por la corriente de un río. Tampoco al hacer frente al que es el único «enemigo» que veremos durante el juego: una especie de planta que contamina todo lo que toca y que debemos destruir gracias a la luz que nuestro compañero nos otorga al poco de comenzar el juego. Otras habilidades como la de hacer un uso temporal del espíritu o desplazarnos unos metros de manera instantánea las iremos obteniendo a lo largo de la aventura.
El título luce, a nivel visual, un tanto irregular en su conjunto pues mientras elementos como la vegetación, el terreno rocoso y las ruinas antiguas presentan un notable acabado, efectos como el rastro que dejamos a caminar por la nieve no están tan bien logrados, a lo que hay que añadir las «costuras» o fallos en la unión de elementos que se pueden encontrar en algunos puntos de los escenarios.
Spirit of the North carece como dije de textos durante su desarrollo pero también de voces, lo que hace de la suave música que nos acompaña, junto a los efectos utilizados, el único material a nivel sonoro.
De nuevo estamos frente a una experiencia relajada que mezcla las plataformas y puzzles con momentos que podríamos definir de walking simulator siendo el resultado además, gracias a su emotiva historia, más que aceptable.
Lo admito: de no haber conocido este juego gracias al servicio PlayStation Plus, posiblemente ni me habría acercado a él. Pero poder probar cosas nuevas es lo bueno que tiene disponer de dicha opción y en esta ocasión, si bien no diré que haya sido una experiencia memorable, sí que me ha gustado y no descarto volver a vivirla en alguna ocasión.
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