Tecnología, ciertas dosis de sigilo y acción, tensión continua y la mitología nórdica como telón de fondo. Todo ello conforma Apsulov: End of Gods, el juego del que voy a hablar hoy en el blog y que me ha supuesto una experiencia, cuanto menos, curiosa.
Conozcamos primero de qué va su historia. Esta nos sitúa en un futuro no muy lejano en algún lugar perdido de Suecia donde el ser humano ha conseguido viajar a través de Yggdrasil, el árbol de la vida, a los otros ocho mundos que, junto con Midgard (el reino de los hombres) conforman el universo mitológico nórdico. Pero ahora las raíces del árbol lo invaden todo, haciendo peligrar la existencia de estos mundos y, por ende, de sus habitantes. Apsulov es lo que, por el momento, impide el desastre.
Como jugadores, nos meteremos en la piel de una joven que despierta en una siniestra sala sin recordar quién es ni cómo ha llegado allí. Nuestro objetivo será descubrirlo además de tratar de detener la amenaza antes descrita y en la cual nos veremos envueltos casi desde el principio. No estaremos solos dado que otro superviviente guiará nuestros pasos durante buena parte del recorrido por las instalaciones de Borr Corporation, compañía responsable de lo sucedido.
Toda la acción la vivimos en primera persona desde los ojos de la mencionada joven. Ello implica el visionado de ciertas escenas de las que el propio título nos advierte antes de la pantalla de inicio, por lo que no es un producto apto para personas sensibles. Basta decir que, sin llegar a ser gore en exceso, sí que presenta algunos momentos fuertes que pueden hacer que más de uno aparte la vista o incluso acabe quitando el juego si se siente muy incómodo.
Entre estas escenas se cuentan aquellas en las que se dota a la protagonista de un ojo biónico que permite ver en la oscuridad y también un brazo mecánico llamado Jarngreipr con el que será posible escanear huellas de manos que nos abrirán ciertas puertas. Dicho artefacto es, además, la única arma que tendremos a nuestra disposición, cuya «munición» escasea y hay por lo tanto que utilizar con cautela. Por lo demás, en lo que respecta a las acciones que podremos realizar, estas se limitan a correr (sin agotamiento), saltar y agacharse.
En lo técnico, Apsulov: End of Gods no es una gran producción pero tiene clase. Así, en cuanto al aspecto gráfico presenta entornos variados y con sumo detalle, no así en el caso de los entes vivos, cuyo diseño y animación no están al mismo nivel. Se aprecian, además, ciertos problemas en el texturizado de zonas concretas como, por ejemplo, los ascensores.
En el apartado sonoro, Apsulov cuenta con melodías que aparecen en momentos puntuales con el objeto de generar más tensión o dar un toque épico a nuestras acciones. Las voces están en inglés pero los textos sí han sido traducidos al castellano. Incluso elementos visuales tales como carteles o pantallas de ordenador aparecen también en nuestro idioma.
Apsulov: End of Gods podría, por sus cualidades, englobarse en ese amplio espectro de lo que llamaríamos genérico, lo cual no lo hace por supuesto menos merecedor de atención. Es, pese a sus carencias, un título sólido que consigue su propósito a nivel técnico y narrativo de mantener al jugador pegado al mando hasta el final, algo de lo que no todos pueden presumir.
Apsulov me ha generado sentimientos encontrados. Su concepto obliga a ir con mucho cuidado la primera vez, lo que implica ir en sigilo casi todo el tiempo. Una mecánica que, a la larga, se me ha terminado siempre haciendo aburrida pero, por otra parte, su historia y el desarrollo de la misma han sido lo bastante interesantes como para lograr sobreponerme al tedio y permitirme disfrutar de la experiencia. No será un juego que recuerde especialmente con el paso del tiempo, pero ha cumplido su cometido y con eso ya me siento satisfecho.