Estamos en Halloween, una de las muchas modas importadas de los Estados Unidos pero cuyo origen se encuentra bastante más próximo. Pero no es este el momento ni el lugar para hablar de esta fiesta sino de juegos que pudieran estar inspirados en ella o, al menos, que cuenten con algunos de los elementos típicos de esta fecha. Y si hay uno que cumple con creces esto último, ese es Cauldron II, cuya versión para Amstrad CPC será la que hoy reseñaré.
En este juego nuestro protagonista, convertido en una saltarina calabaza, deberá acabar con la vida de la bruja que mora en el castillo. Pero conseguir este objetivo no será una tarea fácil, puesto que tendrá que sortear un gran número de obstáculos antes de llegar a cada uno de los objetos mágicos necesarios para llevar a cabo el ritual. Murciélagos, arañas y otras criaturas se suman a varios de los enseres que han cobrado vida para frenar nuestro avance y si bien es posible destruir a algunos que tan solo nos restarán una pequeña porción de vida si nos golpean, a otros solo podremos esquivarlos y deberemos de tener sumo cuidado de no rozarlos, pues hacerlo significará la muerte inmediata. Para postre, los enemigos aniquilados reaparecerán pocos segundos después, lo que nos pondrá las cosas todavía más difíciles.
Para desplazarnos lo haremos como antes dije dando pequeños saltos que podrán ser más grandes si mantenemos pulsado el botón o la tecla de acción. De hecho, en algunas ocasiones necesitaremos jugar con esto para calcular un salto o esquivar a un enemigo. Pero nuestra calabaza podrá hacer algo más que saltar. También podrá lanzar contra los enemigos una especie de hechizo que regenerará también nuestra vida al completo cuando nos hagamos con cualquiera de los que hay repartidos por el castillo. Sin embargo, antes de continuar tengo que mencionar un detalle que es posible que eche a más de uno para atrás a la hora de querer jugar a este juego, sobre todo en su formato original. Y es que coger la magia implicará que el juego sea mucho más difícil de terminar, por no decir imposible, ya que su uso irá consumiendo poco a poco la vida del personaje y dado que el disparo y el salto están asociados a un mismo botón, resulta inevitable consumar el suicidio a medida que tratamos de avanzar. Es obvio que esto no supondrá ningún problema para quienes lo jueguen mediante un emulador pero si, como dije, hay alguien que lo quiera disfrutar original (sin trucos), tendrá que tener esto muy en cuenta.
A pesar de ello, Cauldron II es un buen juego no solo en el aspecto jugable sino también en el técnico. El castillo, que iremos recorriendo sala a sala (o pantalla a pantalla), es enorme y está lleno de detalles. Los enemigos son variados y tienen cada uno su propia rutina, y nuestra protagonista cuenta no solo con un diseño gracioso sino con una animación de lujo que no nos cansaremos de ver una y otra vez. En cuanto a los sonidos, además de la típica (y única) melodía que sonará en el menú de inicio del juego, lo que escucharemos será el botar de la calabaza, la explosión de los enemigos que puedan morir y, para nuestra desgracia, la socarrona risa de la bruja cada vez que perdamos una vida.
Pero ninguno de estos se nos hará nunca pesado porque el propio desarrollo del juego, que engancha como pocos sin que importen su enorme dificultad y el problema antes descrito, hará que lo olvidemos todo. Así que, si nunca antes lo habéis jugado, os animo a que lo hagáis porque estoy seguro de que la experiencia merecerá la pena, sobre todo en estos días en los que la linea que separa el mundo de los vivos del de los muertos es más delgada que nunca… o eso dicen.
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