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Clash: Artifacts of Chaos

Recuerdo lo sorprendido que me dejó el concepto de aquel juego de Xbox 360 llamado Zeno Clash, en el que se nos presentaba un mundo primitivo habitado por personajes de lo más variopintos y bizarros. Su secuela continuaba donde el original había terminado pero nada más se supo de la saga hasta hace pocos años que, por sorpresa, llegó este Clash: Artifacts of Chaos con nueva historia, mecánicas, protagonistas y un renovado aspescto visual.

En Clash: Artifacts of Chaos tomamos el papel de Pseudo, un extraño ser de madera que, tras hacerse con un cuerpo conoce poco después al Muchacho, un pequeño pájaro negro desaliñado al que decide cuidar y proteger de numerosos enemigos que lo buscan para llevárselo a Géminis, una poderosa guerrera que lo pretende utilizar para curar a una de sus dos mitades, que está muriendo. Pseudo, sin propósito de vida alguno en un principio, hará de detener los planes de Géminis su principal objetivo.

Clash se fundamenta básicamente en dos mecánicas: exploración y combates. Durante la mayor parte del juego nos moveremos de un lado para otro, explorando cada recoveco en busca de objetos útiles para nuestra misión, ya se traten de plantas y pequeños animales con los que poder preparar brebajes de salud en el campamento, figuritas de diverso tamaño que nos servirán para potenciar nuestros movimientos de lucha o materiales con los que comerciar en momentos y puntos concretos.

Cada una de estas acciones solo será posible llevarla a cabo de día mientras que por la noche, si hemos decidido despertarnos, Pseudo recobrará su forma original. Con ella, y sin la presencia de nuestro alado compañero, podemos acceder a zonas bloqueadas por zarzales y encontrar tesoros ocultos entre los que se encuentran partes de cuerpo (cabeza, brazos, torso y piernas) que Pseudo podrá usar para obtener ventajas adicionales.

En cuanto a los combates, tanto de día como de noche nos enfrentaremos a distintos enemigos que, una vez derrotados, nos darán puntos de experiencia con los que subiremos de nivel, ganando con ello puntos de habilidad que incrementarán nuestros atributos principales: Poder, Resistencia, Agresividad y Constitución. Las criaturas volverán a aparecer si visitamos de nuevo la zona pero aquellos que buscan al Muchacho no lo harán, al menos en el mismo punto, aunque puede que nos los volvamos a cruzar con el tiempo. Sea cuando sea, tanto ellos como nosotros mismos podremos, antes de iniciar la pelea, invocar el Ritual.

Basado en una norma ancestral conocida como Ley Única, el Ritual consiste en un juego de dados que tiene como objetivo hacer uso de un Artefacto, de los cuales existe una amplia variedad de los mismos y cosa nuestra es elegir el que deseamos emplear. Una vez elegido, tiraremos los dados en el tapete y lo propio hará nuestro oponente (solo uno, aunque haya varios presentes) y haremos uso de un limitado número de tchaks para modificar el resultado a nuestro favor. Por supuesto, también el adversario hará lo mismo y una vez se hayan gastado todos se decidirá el ganador, aplicándose el efecto de su Artefacto.

En batalla, Pseudo puede hacer uso de una amplia variedad de estilos (posturas) de lucha, cada uno con sus propias características, que podremos cambiar y potenciar a nuestro libre albedrío al igual que los movimientos especiales con las figuritas antes mencionadas, quemando una cantidad y tipo concretos en los hornos de figuritas. Desbloquearemos más si derrotamos al adversario que aparecerá al interactuar con los totems que iremos encontrando.

Centrándonos en lo técnico, y comenzando como siempre por el apartado gráfico, Clash: Artifacts of Chaos hace gala de un estilo cómic bastante bien logrado gracias al muy buen uso de la técnica cel shading y unos texturizados sumamente detallados y coloridos, cuya calidad varía en función de la distancia a la que nos encontremos de cada punto, pasando del modelado 3D a un dibujo plano.

A pesar de dar la sensación de mundo abierto, y aun siendo posible en segundo plano, el propio juego recomienda la carga por zonas de transición para no afectar al rendimiento general. Los escenarios, por otra parte, están bastante acotados y no podremos salirnos del camino libremente. Hay que decir también que los objetos que podemos coger se mimetizan a la perfección con el entorno sin destacar salvo cuando, al pasar cerca, un texto en pantalla nos indique que están ahí. Ello obliga a ir despacio para asegurarnos de que no se nos queda alguno por el camino. En cuanto a las animaciones, todo lo que puede moverse lo hace con suavidad, sin ningún tirón u otro tipo de problema técnico.

En lo sonoro, algunas piezas musicales ambientarán nuestro avance por Zenozoik en momentos concretos aunque durante buena parte del tiempo solo escucharemos el sonido ambiente, y de los efectos destacaría los de los golpes dados o recibidos en los combates por la contundencia que transmiten. Los diálogos, una vez más, vienen en inglés pero todos los textos sí han sido traducidos al español. A este respecto, decir que es posible configurar el tamaño de la fuente (tipo de letra) en el menú principal, al igual que otros aspectos.

La dificultad no es uno de ellos, y digo esto para avisar de que Clash: Artifacts of Chaos no es un título fácil, aunque tampoco difícil en extremo. Simplemente, no es recomendable ir a lo loco machacando botones puesto que todos los enemigos, hasta los que parecen poca cosa de inicio, son de entrada más poderosos que nosotros y es un error pensar que, a medida que subamos de nivel, vamos a vencer siempre sin despeinarnos (o casi). La prudencia en este sentido es clave para salir con vida en muchas ocasiones puesto que, si bien no lo mencioné antes, Pseudo no recuperará salud de manera automática y los brebajes que podemos llevar son muy limitados y no conviene malgastarlos.

Toca por tanto tomarse su tiempo para llevar a cabo cada acción, conocer el mundo, sus reglas y, poco a poco, irlo dominando. Lo tendremos de sobra, dado que no es posible viajar rápido de un sitio a otro, y solo se guardará nuestro avance de manera automática en los puntos de control (campamentos y totems). En lo personal he quedado encantado con una propuesta que, reconozco, me generó dudas en un principio, cuando supe de él en su momento, lo que me hizo no adquirirlo entonces. Ahora, gracias de nuevo a PlayStation Plus, me he adentrado sin temor en esta nueva aventura y el resultado está siendo (lo digo así porque todavía no he terminado el juego) más que satisfactorio.

Si jugásteís a Zeno Clash y, como a mí, os gustó el mundo de Zenozoik y su propuesta, este Clash: Artifacts of Chaos, siendo como es mucho más amplio y completo, no os decepcionará.

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