Hoy hablaré de uno de esos títulos «estandarte» de una marca, en este caso PlayStation, que por lo habitual dejan una positiva y profunda huella en quienes lo juegan, experimentan y viven. ¿O tal vez no? El análisis que le dedicaré a continuación dirá si también ha sido así en mi caso.
La historia de Forbidden West da comienzo con Aloy, su protagonista, recorriendo el mundo en busca de una copia de GAIA, la inteligencia artificial creada años atrás para cuidar y repoblar el planeta. Su manejo no varía apenas en comparación a la anterior entrega, siendo posible esta vez además configurar el mapa de controles en el gamepad. Sí he percibido pequeños cambios en, por ejemplo, cómo recibimos la información del entorno a través del Foco, la cual podemos en las opciones hacer que se muestre siempre o solo cuando hagamos uso del mismo.
Donde sí hay un gran cambio es en el árbol de habilidades, habitual en este tipo de juegos, que es más complejo que en Zero Dawn. Y dentro del propio juego también encontramos novedades. Ahora podemos utilizar bancos de trabajo para crear, reparar y potenciar armas y atuendos, los cuales también será posible tintar con colores obtenidos de algunas plantas. Otras servirán para que los cocineros preparen comida que, además de recuperar salud, nos otorgarán beneficios adicionales de carácter temporal.
A todo esto hay que añadir nuevos tipos de misiones secundarias, algunos basados únicamente en la exploración, que se suman a la ya ingente cantidad de las que ya podíamos encontrar en la entrega original y que siguen presentes como las zonas de caza y los campamentos enemigos.
Parecía algo imposible, inconcebible, pero se ha logrado superar lo mostrado en Zero Dawn, con lo que de nuevo disfrutaremos de un vasto mundo abierto con bosques, montañas, desiertos y entornos selváticos perfectamente recreados y llenos de vida, tanto animal como de personas y máquinas, todas ellas con una apariencia y animación al mismo nivel. Lo mismo se puede decir de las zonas interiores, tanto las propias de ese periodo como las más antiguas.
La música sigue presente en los momentos en los que se busca realzar la épica de las batallas o la belleza de los paisajes. Igualmente, las bestias siguen sonando amenazadoras y el doblaje a nuestro idioma mantiene las voces originales con un magnífico resultado a la hora de expresar las diferentes emociones de los personajes. Los textos, como no podía ser de otro modo, también se encuentran traducidos.
Horizon Forbidden West es uno de los juegos más sobresalientes de la actualidad por cuanto lo conforma en términos de contenido y apartado técnico. Sobre su historia, no obstante, me voy a guardar de hablar porque quiero expresar mi opinión a continuación, siempre por supuesto sin desvelar nada.
Si me preguntaran qué me ha parecido Horizon Forbidden West, mi respuesta no estaría desde luego en consonancia con la de la mayoría. No es que no me parezca bueno, pero tampoco me ha gustado y ello se ha debido principalmente a dos factores.
El primero es la, así lo veo y siento, excesiva cantidad de contenido que el título ofrece, y que en gran medida hay que llevar a cabo para alcanzar el nivel necesario para ser capaces de concluir la historia principal. Reconozco haber estado entretenido haciéndolas, como bien prueba el elevado número de horas invertidas en el juego, pero si estuve jugando tanto tiempo fue, sobre todo, por no tener en ese momento otra cosa más apetecible.
El segundo es la historia en sí, que para mi gusto dista mucho de estar a la altura de la de Zero Dawn. Además, y nuevamente sin querer revelar nada de la misma, pienso que a sus creadores se les está yendo de las manos en pos de una épica cada vez mayor que acabará pervirtiendo al mundo y sus personajes como ya se ha visto en muchas otras obras.
Hay que ser muy ingenuo para, más allá de cómo sea la conclusión de Forbidden West, pensar que no tendremos en algún momento del futuro una tercera parte que continúe donde esta lo ha dejado, pero ahora mismo no tengo nada claro que para entonces vaya a seguir los pasos de Aloy como sí he hecho, casi de milagro, en esta ocasión.
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