Estamos en pleno siglo XXI, en la era de la alta tecnología, del auge de Internet y la inteligencia artificial. Pero nada de esto ha conseguido hacer desaparecer del todo métodos de creación más artesanales e incluso se ha valido de ellos como bien demuestra Papetura, el pequeño título que analizaré hoy.
Papetura tiene lugar en un extraño pero a su vez hermoso mundo de papel que se ve de pronto en peligro a causa de la presencia de un ser flamígero que amenaza con destruirlo todo. Nuestro protagonista, de aspecto similar a un frágil pergamino, debe tratar de impedir que eso suceda, para lo cual recorrerá diferentes entornos teniendo que resolver diversos puzzles por el camino.
La mecánica de Papetura está basada en el clásico point & click de las aventuras gráficas pero simplificada y adaptada al manejo con gamepad. No disponemos, en consecuencia, de un cursor para señalar todo aquello con lo que queramos interaccionar, ya sea para mover al personaje o para seleccionar o accionar algún objeto. En su lugar veremos aparecer un sencillo icono que nos indicará qué es lo que podemos hacer.
Papetura carece de textos tanto durante el desarrollo del juego como en los menús, aunque los dibujos con los que se representa cada opción son fáciles de comprender. Lo mismo ocurre con los «diálogos», cuya representación mediante bocadillos al estilo de los comics recuerda bastante a la vista en esa gran obra del género que es Machinarium, si bien su representación gráfica es diferente. Y como en aquella, también a la hora de obtener pistas si nos quedamos atascados habrá en este caso que superar previamente un breve pero no siempre sencillo minijuego para recibir la ayuda.
Tampoco escucharemos diálogo alguno a lo largo de la aventura, quedando el apartado sonoro limitado a los efectos empleados y a una banda sonora cuyas melodías cumplen sobradamente su cometido de ambientar el mundo y la historia que se nos cuenta.
En cuanto a su apartado visual, en cada uno de los escenarios se aprecia una exquisitez en su diseño que se acentúa aún más sabiendo que, a excepción de algunos elementos, todo ha sido recreado a mano, siendo después digitalizado para su representación en el juego.
Papetura es una pequeña pieza de artesanía de las que ya no abundan en un ámbito que gusta de emplear diferentes herramientas informáticas para recrear lo que desea plasmar en pantalla. Un título al que solo su brevedad lo aleja de la excelencia aunque no por ello deje de merecer la pena.
Sinceramente, ojalá Papetura hubiera sido más largo, pues podría haber disfrutado de su arte e historia durante más tiempo. Ha sido una experiencia demasiado corta pero muy emotiva que me ha gustado y a la que regresaré alguna vez aunque sea solo como eslabón entre aquellas de más entidad que esté jugando o vaya a hacerlo en ese momento.