Hay géneros que, pese a los avances técnicos, se resisten al cambio. No es el caso del título que hoy nos ocupa, que pese a que mantiene una mecánica clásica, ofrece un aspecto gráfico acorde a los tiempos actuales. Este juego, cuyo análisis vais a leer a continuación, es Raging Justice.
En Raging Justice controlamos a un grupo de policías que gustan de hacer uso de métodos poco ortodoxos para hacer frente a quienes no respetan la ley, y que ven impotentes como la ciudad se sume en el caos más absoluto tras el secuestro de su alcalde. Su misión es, pues, acabar con todos los criminales que pululan por la ciudad y rescatar al alcalde, para lo cual deberán hacer uso de sus habilidades y de todo aquello a lo que puedan echar mano durante su periplo.
El título cuenta únicamente con dos modos de juego: el principal de la historia y otro en el que nos enfrentaremos a numerosas oleadas de oponentes, debiendo de sobrevivir el mayor tiempo posible con una sola vida. En ambos comenzaremos, cómo no, eligiendo al personaje que más nos guste o se adecue a nuestro estilo de juego, cada uno con sus diversas características de fuerza, velocidad y agilidad, y nos lanzaremos a limpiar las calles a base de puñetazos, patadas, agarres, embestidas o mediante el uso de una amplia variedad de armas blancas u otros objetos que podemos utilizar para golpear manteniendo la distancia.
Pero en Raging Justice, además de lo ya dicho que suele ser lo habitual en este tipo de juegos, podremos esposar a los rivales durante esos momentos en los que se encuentren mareados, lo que se nos recompensará con comida o vidas adicionales. De hecho, en cada nivel habrá un número de fugitivos marcados para ser detenidos, lo que nos convertirá en «polis buenos». Si optamos por su liquidación seremos «polis malos». La detención de los fugitivos es solo uno de los muchos retos adicionales que el juego propondrá en cada fase, y cumplirlos todos no será tarea fácil.
Como mencioné al inicio del post, Raging Justice da un paso adelante en su apartado gráfico con respecto al resto de títulos y si bien sigue, como estos, haciendo uso de una representación bidimensional de escenarios y personajes, su diseño parte de una base 3D de la que después se han tomado los sprites necesarios. Eso, o quienes los hicieron son unos auténticos maestros de la ilustración, dado el nivel de realismo y detalle alcanzado en este apartado. Cabe destacar la total ausencia de ralentizaciones pese al elevado número de elementos que a menudo aparecen en pantalla.
Su apartado sonoro ya no tiene, en comparación con el visual, un mismo impacto y se limita a una serie de melodías acordes al ambiente y temática del título, y a los efectos de los golpes, la rotura de objetos y algunos gritos que será todo lo que escucharemos de los personajes puesto que el juego carece de diálogos hablados. Todo lo que dicen aparece por escrito, estando dichos textos traducidos.
Raging Justice es un título notable dentro de su género, pues ofrece lo que de él se espera y lo da, además, con un plus de estilo 3D que lo hace único en ese sentido. Y es que, a pesar de que se trate de un tipo de juego que parece como dije resistirse a evolucionar, propuestas como esta demuestran que puede (y debe) hacerse sin perder su esencia.
Reconozco que este título no entraba en mis planes pero una reciente bajada de precio me llevó a adquirirlo y lo cierto es que la experiencia no ha estado nada mal. Pese a su elevada dificultad en ciertos momentos, Raging Justice me ha gustado. Su manejo no es complicado aun contando con un buen número de movimientos y técnicamente luce espectacular para lo que se suele ver en el género.