Uno nunca sabe cuándo le puede venir un altibajo que le haga abandonar todo lo que estaba haciendo. Eso me ocurrió a mí a finales del pasado año y estuve tres meses inactivo en lo que a mi labor como bloguero se refiere pero hace ya unos días que retomé mi actividad y estoy animado a continuarla. Es probable que, dado el tiempo que ha pasado, no os acordéis de que me embarqué en una serie de artículos en los que pretendía reseñar todos los juegos de una de mis sagas favoritas, Panzer Dragoon, serie que quedó inconclusa… hasta ahora.
Porque este artículo, que es el cuarto y penúltimo de dicha serie, continúa justo donde lo dejé y una vez vistas todas las entregas de la saga que vieron la luz en la Saturn de Sega, toca analizar la que salió en exclusiva para la primera Xbox, juego que también tardó en llegar pues hablamos de un salto en el tiempo de varios años cuando, hasta ese momento, la diferencia entre entregas siempre había sido mucho menor.
Panzer Dragoon Orta, que es como se llama esta última entrega, recupera el esquema de juego ya conocido del original, presentando un «shooter» sobre raíles en el que solo nos debemos preocupar de eliminar a todos los enemigos que aparecerán a nuestro alrededor a lo largo de un total de diez niveles visualmente muy variados. La mecánica es pues, a grandes rasgos, la ya conocida por los seguidores de la saga aunque en esta ocasión se adapte un elemento muy concreto que ya pudimos ver en el anterior juego: la transformación del dragón, que ahora podemos llevar a cabo en tiempo real.
Existen un total de tres apariencias o formas de dragón, dos de las cuales evolucionan a su vez a medida que subimos de nivel. La forma estándar, por contra, no presenta cambios estéticos pero aparte de esta tenemos una más grande cuyo poder radica en los haces de luz de la bestia aunque no será posible efectuar disparos con el arma de fuego. Esta forma es, además, lenta de movimientos, justo todo lo contrario de la tercera forma, mucho más rápida y cuyo ataque se centra por completo en el arma de Orta. Seremos libres de ir combinando y potenciando todas las formas, utilizando para ello los items que aparecerán tras acabar con ciertos enemigos.
Otro movimiento, aparte del ataque especial, que resulta clave dominar es el de evasión, el cual nos permite acelerar o frenar el vuelo del dragón en base al número de barras que tengamos llenas para su uso. Podemos decir por tanto que, en lo jugable y a pesar de la limitación de movimiento impuesta por el propio estilo de juego, las posibilidades que Panzer Dragoon Orta brinda para su manejo son más que suficientes y en ningún momento nos sentiremos desamparados.
He mencionado que gráficamente presenta unos diseños muy variados, no solo ya en los niveles sino también en los enemigos y, por supuesto, en los dragones y resto de personajes que aparecen en el juego. Pero también hablamos de uno de los mejores juegos del catálogo de Xbox en este sentido, que sigue siendo muy bueno todavía a día de hoy, máxime con la mejora que al parecer le ha proporcionado la retrocompatibilidad con la Xbox One. Hay que decir que Panzer Dragoon Orta ya se podía jugar en Xbox 360 pero por desgracia un grave fallo, que jamás se solucionó, hizo que a partir del tercer nivel ya no se pudiera continuar, con lo que quienes quisieron disfrutarlo en la segunda consola de Microsoft, entre los cuales me cuento, se quedaron como yo con las ganas…
El apartado sonoro siempre ha sido un aspecto importante en la saga, y esta no iba a ser la excepción. La banda sonora del juego es, al menos para mí, sumamente buena, a lo que hay que sumar algo marca de la casa como es el idioma propio y único del juego, llamado «panzerese», cuyos diálogos podemos seguir sin problemas gracias a la traducción al español. Pero no quisiera terminar este párrafo sin hacer justa mención a Anu Orta Veniya, el tema principal del juego que, siguiendo los pasos del Sona Mi Areru Ec Sancitu de Panzer Dragoon Saga, suena durante los créditos y que, como aquel, está cantado también en la misma lengua ficticia.
Pero Panzer Dragoon Orta no termina cuando acaba la historia principal, ya que cuenta con una buena colección de extras en la llamada «Caja de Pandora», entre los cuales además de multitud de imágenes y fichas de datos sobre las criaturas, lugares y personajes que conforman el universo de Panzer Dragoon hay dos que me gustaría destacar especialmente. El primero es el juego original tal cual lo conocimos en la Saturn y el segundo, mucho más interesante, es una historia alternativa en la que tomamos el papel de Iva, un joven imperial que tendrá que hacer frente no solo a sus enemigos, también a sus propios demonios interiores mientras lucha por sobrevivir a la enfermedad que lo está consumiendo.
Panzer Dragoon Orta es, por detrás del tercer juego, la joya de la corona de una saga que desde 2003 ya no ha tenido ninguna nueva entrega, pues el estudio que lo desarrolló se disolvió hace mucho tiempo y no parece que en Sega estén por la labor de ponerse a trabajar en ella. No obstante hay que decir que las cosas podrían cambiar si los recientemente anunciados «remakes» de las dos primeras entregas son bien recibidos por el público actual, cosa que espero que suceda porque al igual que ya se ha visto con otros clásicos de antaño, creo que tanto a los chavales como a quienes somos veteranos nos encantaría jugar de nuevo a un Panzer Dragoon con la calidad visual que pueden ofrecer las máquinas que tenemos hoy.
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