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Senua’s Saga: Hellblade II

Ninja Theory sorprendió a todos hace unos años con Hellblade: Senua’s Sacrifice gracias a una puesta en escena más próxima a una película que a un videojuego, donde la historia y cómo la vive (y sufre) su protagonista fueron, por encima de las varias (y escasas) mecánicas de juego, su eje central. Pasado un tiempo, la secuela que hoy vamos a analizar en GAMALT sigue los pasos del título original sin apenas cambios, con todo lo bueno y malo que ello conlleva.

Para el que no conozca Hellblade, basta decir que es una aventura en la que encarnamos a Senua, una guerrera picta que, en el primer juego, desciende al mismo infierno para recuperar el alma de su amado Dillion, que fue masacrado por los norteños junto al resto de su gente. Ahora, en este nuevo periplo, Senua viaja lejos de su hogar para cobrarse su venganza sin sospechar qué nuevas amenazas se van a cernir sobre ella, alguna de considerable tamaño.

Decir que Hellblade II luce bien es definitivamente quedarse corto. El título ha puesto el listón muy alto en este sentido, especialmente en lo referente a los personajes principales entre los que, como es de esperar, destaca la propia Senua. Desde luego, hay momentos en los que cuesta discernir si estamos ante un videojuego o una película, y solo serán pequeños detalles los que decanten la balanza hacia lo primero. Eso en lo tocante a las secuencias porque, una vez terminan y tomamos el control, el nivel baja un poco pese a seguir siendo excelente en su conjunto, con no solo unos modelados muy trabajados en lineas generales, también gracias a una iluminación ambiente a la altura y unas animaciones muy fluidas que solo se ven empañadas por alguna que otra ralentización esporádica que tampoco puedo y voy a asegurar que sean cosa del propio juego y no del servicio en streaming del Game Pass, que es donde lo he jugado.

Hellblade II, como su anterior entrega, recomienda utilizar auriculares debido al uso que hace del sonido donde las voces que escucha Senua pueden provenir de múltiples lados. El juego no ha sido doblado a ningún otro idioma más allá del inglés pero al estar traducido podemos, como es habitual, seguir el hilo de la historia sin problemas. Incluso se ha subtitulado el ruido ambiente aunque yo recomiendo desactivarlo, al igual que otras tantas opciones de accesibilidad que, por supuesto, se agradece que estén para quienes las necesiten. Lo que no me ha gustado es la ausencia de un breve tutorial al comienzo del juego que vaya indicando el botón asignado a determinada acción como sí existe en muchos otros. No sé, supongo que en Ninja Theory dieron por sentado que quienes jueguen a Hellblade II tendrían el primero fresco por haberlo jugado de nuevo (pese al vídeo que lo resume al inicio) o pensaron que con la imagen del diagrama del mando que aparece en la pantalla del menú o durante la pausa era suficiente.

Cambiando de tercio, ¿ha evolucionado Hellblade II en materia jugable en la misma medida que en su apartado técnico? Como dije al inicio, la respuesta es no porque salvo algunas novedades durante la exploración y la resolución de puzzles, el grueso de las mecánicas de juego no han sido prácticamente tocados. Esto significa que estamos ante una propuesta de entornos, tanto exteriores como interiores, totalmente cerrados y delimitados de los que no es posible salirse. No quiero decir con ello que sea algo malo pero tampoco habría pasado nada por añadir cambios que hicieran la experiencia un poco diferente, y lo mismo se puede decir de los puzzles en los que hay que encontrar por los alrededores determinadas formas que desbloqueen el camino a seguir y de unos combates uno contra uno bastante ajustados en su dificultad incluso en el nivel fácil. La clave para superarlos está en moverse y atacar o defender en el momento justo pues un retraso o anticipación hará que Senua quede desprotegida por completo, siendo absolutamente necesario abusar de la concentración para derrotar al rival.

A título personal, ya que no puedo hablar por mi compañero ni por cualquier otra persona, Hellblade II ha sido una experiencia contradictoria. Es decir, ha sido sublime por su lado técnico pero bastante densa por el jugable tanto por su lento desarrollo como su falta de innovación y una historia que, aunque mejora a medida que avanza, no es tan interesante y atractiva como la que ofreció el primer juego. Senua’s Saga: Hellblade II es un muy buen título en su estilo pero queda claro que no es para todo el mundo, y no lo digo solo por su publicitada representación de la psicosis, que no deja de ser un rasgo más de la protagonista. Pero si a todo lo dicho sumamos el marcado enfoque cinematográfico evidenciado por su (incomprensible) diseño pensado para monitores o televisiones ultra panorámicos, que provoca que en el resto aparezcan las bandas negras que se pueden ver en las imágenes, queda claro que al que le guste el cine y sobre todo el género de películas que plasman mundos similares lo disfrutará. Por mi parte y dado que más allá de la historia y la temática tratadas, antigua o moderna llevo años sin ver una, tengo que admitir que aún sin haber sido un disgusto, sí que se me ha hecho un poco pesado.

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