Año 1987. Lugar, barrio de San Blas Alto en Alicante capital, en concreto un bar que tenía, además de la aún habitual máquina conocida como «tragaperras», un mueble arcade de color negro con un videojuego que cambiaría mi vida. El ahora clásico Shinobi de Sega llegó como un juego más, uno de tantos que se podían ver y disfrutar en los salones recreativos pero pronto demostró que no era solo un programa informático destinado a entretener. Al menos no lo fue para mí porque no solo se convertiría en uno de los juegos que más he jugado a lo largo de todos estos años (y de hecho, continúo haciéndolo) sino que me dio la oportunidad de adentrarme en un mundo totalmente desconocido para mí, un mundo que me hizo quien soy. Estoy seguro de que ni sus propios creadores pudieron jamás imaginar que su obra tendría tal influencia en un niño español de apenas 9 años…
No me refiero al propio mundo de los videojuegos, que ya me brindó satisfacciones con otros títulos antes de la llegada de Shinobi. No, os hablo del mundo de las artes marciales en general y de los ninjas en particular. Huelga decir que, como niño, la imaginación se dispara y aunque uno por su condición llega a creerse todo lo que ve y luego descubre con un poco de bajón la verdad, lo cierto es que en esencia todo lo que llegué a conocer gracias a este maravilloso videojuego me resultó fascinante. Por todo esto les estaré siempre eternamente agradecido a quienes lo idearon, desarrollaron y publicaron, permitiendo que con el tiempo lo pudiera tener a mi disposición pero voy a dejar a un lado este vínculo para hablar del juego en sí porque, aunque pueda parecer lo contrario, hay mucho que decir.
Shinobi es, como ya he dicho, creación de la famosa compañía japonesa Sega. Es además una de las más queridas por los usuarios que, como yo, tuvieron la suerte de conocerlo y jugarlo en su época. Inspirado en otro clásico, el Rolling Thunder de Namco que vio la luz un año antes, Shinobi presenta una aventura que se desarrolla en escenarios de scroll lateral con dos planos de acción a los que podremos acceder en casi cualquier momento a lo largo de los mismos. El protagonista, un maestro ninja llamado Joe Musashi, puede para acabar con los enemigos hacer uso de sus propias manos y pies además de lanzar «shurikens» (estrellas ninja) aunque también será posible acceder a un arma más potente, una especie de ametralladora que dispara balas explosivas y que permite a su vez hacer uso de la katana, la espada ninja, en los ataques cuerpo a cuerpo.
Estos enemigos entre los que, además de ninjas, nos toparemos con hombres armados con cuchillos y pistolas, no son objetivos difíciles de eliminar siempre y cuando conozcamos sus rutinas y no estemos buscando la bonificación de 20000 puntos de la que hablaré después. Tal vez lo más complejos sean los tipos que custodian a los jóvenes ninjas que han sido hechos prisioneros y que debemos rescatar. Estos enemigos se protegen con un gran y recio escudo que detiene los «shurikens» (no así las balas explosivas), y que solo apartan cuando nos lanzan su espada como si fuera una especie de boomerang que puede aproximarse hacia el protagonista bien a la altura del cuerpo o de las piernas. También, aparte de los ya nombrados, en los niveles más próximos al final del juego nos toparemos con otra clase de adversarios como muertos andantes, completamente esqueletizados, que atacan arrojando huesos o extraños seres que saltan como ranas con la intención de desequilibrarnos y hacernos caer por algún pozo profundo.
No puedo, obviamente, olvidar el poder supremo de Joe con el que será capaz de eliminar a todos los rivales cercanos o dañar a los jefes de zona restando hasta la mitad de sus puntos de vida de un solo golpe. Este movimiento, conocido como «magia shinobi», varía de una pantalla a otra en cada nivel y se presenta en tres formas diferentes. La primera es la multiplicación del cuerpo, en la que veremos cómo varias réplicas del maestro, espada en mano, invaden la pantalla y se mueven por la misma en diferentes direcciones durante unos instantes antes de desaparecer. La segunda es la aparición de una especie de tornado del que salen cuchillas giratorias en forma de hoz y la tercera es una potente descarga eléctrica que emana hacia todas partes. Hay que decir que, salvo en el quinto y último nivel, en el que al parecer los desarrolladores del juego supusieron que haríamos uso de esta magia siempre, el no hacerlo nos premiará con una bonificación extra de 5000 puntos tras finalizar cada pantalla.
Shinobi se compone de cinco niveles, cada uno con varias pantallas, siendo la última el lugar en el que nos aguarda el jefe final de cada uno. En el primero nos enfrentaremos a Ken Oh, un gigantesco hombre capaz de lanzar ráfagas de fuego con sus manos. En el segundo deberemos derribar el Black Turtle, un potente helicóptero con un montón de ninjas a bordo. En el tercero, el más costoso (que no dificil) a mi juicio, habremos de abrirnos paso a través de un muro de insólitas figuras mecánicas llamadas Mandaras, las cuales avanzan hacia nosotros sin detenerse para atraparnos en una trampa, pues justo detrás de Joe se alza un haz de electricidad y tocarlo significa la muerte. Sin embargo, lograr acabar con todos los Mandaras solo es un primer paso antes de afrontar el reto de destruir una faz mecánica que escupe bolas de fuego pero esta parte ya es, en comparación a lo descrito, mucho más sencilla de pasar. El cuarto es Lobster, un guerrero samurai también de tamaño colosal respecto al protagonista, que tratará de acorralarnos y alcanzarnos con su espada y el quinto y último, el jefe de todos ellos, es un ninja enmascarado que posee la misma magia que Joe aunque la emplea de forma diferente, desdoblando una réplica de sí mismo con cada una, lo que lo convierte en un total de cuatro adversarios a batir. Una vez eliminado, veremos el final del juego y podremos inscribir nuestras iniciales en la gloriosa tabla de records.
Antes he hablado de una bonificación de 20000 puntos. Se trata de un reto para los más habilidosos que consiste en cruzar toda la pantalla sin hacer un solo disparo, ya sea de «shuriken» o de balas. Es decir, debemos acabar con los rivales siempre con ataques cuerpo a cuerpo. Esto requiere conocer a cada uno de ellos, su comportamiento único, y buscar en base a ello el mejor momento y forma de matarlos. Como os podéis imaginar, son necesarias muchas horas de juego para alcanzar semejante perfección y yo puedo presumir de ser uno de los que, ya por entonces, consiguieron dicho logro. De hecho, la bonificación se puede obtener incluso en el combate contra Ken Oh pero para ello deberemos acabar con él a base de patadas voladoras, un movimiento que mucha gente no usa a menudo a causa de la dificultad que entraña su ejecución contra ciertos enemigos. Como veis, hay diferentes formas de jugar a un juego como Shinobi y ello, aparte de lo que voy a comentar a continuación, es lo que lo ha hecho ser tan grande dentro del mundillo de los videojuegos.
No quiero terminar sin hacer mención a uno de los elementos que diferencian a Shinobi del resto de juegos: sus fases de bonus. En estas fases entre niveles el jugador percibe la acción desde una vista en primera persona y lo único que se ve del protagonista son sus manos y los «shurikens» que sostienen. Al fondo, en dos pasillos paralelos, se moverá un determinado número de ninjas que, poco a poco, se irán aproximando a nosotros. Nuestra misión es pues eliminarlos a todos antes de que alguno salte y se sitúe a nuestro lado, lo que dará la fase por no superada pero si lo conseguimos obtendremos a cambio una vida extra.
Este repaso, junto a mi relación personal con el título, evidencia por qué está dentro de mi lista de favoritos ocupando un lugar de honor, y espero que os haya gustado tanto como a mí el escribirlo. Creo que he dicho todo lo que podía decir acerca de lo que Shinobi ofrece a quienes lo juegan pero no pondré el punto y final a este artículo sin hablar de ciertos detalles que, por curiosos, merecen ser nombrados…
– En la versión original del arcade, en la segunda pantalla del primer nivel, se ven numerosos retratos de Marilyn Monroe que serían eliminados posteriormente en la revisión lanzada para el mercado digital.
– El ninja que aparece también en dicha fase (y en otra posterior) recuerda, con sus colores, al superhéroe Spiderman, por lo que su apariencia fue también cambiada para la versión «actual» del juego.
– En Shinobi no solo hay ninjas rojos, verdes y azules. También los hay amarillos pero estos solo aparecen en el combate final del segundo nivel, saliendo del Black Turtle cuando nos acercamos a él.
– En la tercera pantalla del cuarto nivel hay una «rana» que no avanza al saltar y que tiene, además, una apariencia levemente diferente al resto. Es la única de su clase. Otro enemigo, una especie de cuervo enfundando en un traje amarillo, también sale solo en dicha fase.
– Es posible llegar a la cara mecánica del tercer nivel sin acabar con la totalidad de los Mandaras. Para ello debemos coordinar la destrucción y posterior caída de los mismos con nuestra magia para poder acabar entre ellos, puesto que el contacto directo no nos matará y así, rebotando, llegaremos a pasar al otro lado.
– En la última pantalla antes del jefe final del juego hacen aparición unos hombres con pinta de monje shaolín, armados con palos. Son un total de tres y esa es su única aparición en el juego.
– Hay un truco para conseguir que los enemigos que disparan con armas de fuego dejen de hacerlo. Para ello deberemos acorralar a uno de ellos junto a una pared u otro obstáculo y comenzar a chocar contra él repetidamente hasta que veamos que ya no nos amenaza. Una vez hecho, serán inofensivos (recomiendo hacer el truco con los que portan un bazooka).
– Una de las pantallas, en concreto la tercera del tercer nivel, es conocida como «la de los ninjas» a causa de que, salvo los guardianes antes mencionados, ninguna otra clase de enemigo aparece en ella.
– Es posible, si conseguimos ganar su parte posterior, destruir la ametralladora que porta el helicóptero del segundo nivel sin hacer uso de la magia, solo disparando «shurikens» contra ella.
¿Qué palabra podría definir la esencia de un juego como Shinobi? Muchas son las candidatas pero creo que hay una con la que seguro estaréis completamente de acuerdo conmigo pues dada su fama y lo realmente bien hecho que está, el mejor calificativo que se le puede otorgar es el de ser algo absolutamente mítico. Al menos para mí lo fue, lo es y lo seguirá siendo.