Lleva varios días disponible de manera gratuita y en exclusiva para PlayStation 5 pero no me había decidido hasta ahora a probar Silent Hill: The Short Message por un motivo muy simple que, tal vez, muchos no creáis: nunca antes había tocado nada relacionado con esta afamada saga de terror. Habiendo dado finalmente ese paso, hoy me dispongo a analizar este título que llega como adelanto del próximo remake de la segunda entrega.
Lo bueno, en mi caso, es que llego virgen a Silent Hill: The Short Message no ya solo por, como dije, desconocer prácticamente todo lo referente a la historia de la saga sino porque, además, no he querido ver nada de él en los distintos medios especializados. Ha sido, en consecuencia, una experiencia nueva y limpia, sin comparaciones con la obra original ni expectativa previa alguna.
Vaya por delante que ignoro por completo la posible conexión que tengan este título y el que está por venir, si es que la hay, así que me olvidaré de buscarla y me centraré en lo que ofrece The Short Message: un crudo y desgarrador retrato de la depresión adolescente, que no a pocos conduce a un fatal desenlace. Anita, la protagonista de esta historia, vive angustiada, sufriendo por la creencia de que no le importa a nadie, que todo es culpa suya. Pensamientos que la atormentan mientras busca a su amiga Maya por los derruidos pasillos y habitaciones de un edificio abandonado.
Como Anita, exploraremos cada rincón desde una perspectiva en primera persona con la ayuda de la linterna de nuestro teléfono móvil, a través del que mantendremos conversaciones de chat con otros personajes y guardaremos en forma de notas toda la información que localicemos.
Anita no solo sufrirá por su inestabilidad emocional. También en determinados momentos se verá acosada por una inquietante presencia que nos perseguirá incansable por estrechos y laberínticos pasillos con el objetivo de matarla. Dicha presencia no se mueve con mucha rapidez salvo cuando nos tiene cerca pero la propia tensión que estas escenas generan hará que más de una vez terminemos corriendo en círculos, topándonos con ella. Estas secciones carecen de guía alguna que nos ayude, por lo que será solo nuestro sentido de orientación lo que, junto a una dosis de buena suerte, nos permita salir con vida.
Silent Hill: The Short Message luce muy bien, tanto por el diseño y detalle de los escenarios como el de la protagonista, cuyo rostro refleja perfectamente su angustia. La iluminación general y efectos como el que distorsiona la imagen a modo de intereferencias electrónicas son también dignos de mención. Cabe destacar igualmente que me ha sorprendido, para bien, la inclusión de escenas reales donde una actriz toma el papel de Maya dirigiéndose a nosotros como si estuviéramos con ella.
En lo sonoro, cortes apenas perceptibles ambientan los momentos de exploración. Otros hacen lo propio durante las secuencias de persecución pero tampoco los escucharemos con claridad pues la agitada respiración de Anita, desesperada por huir, sobresale por encima de estos. Las voces están en inglés pero, como casi siempre, los textos de los diálogos y la documentación han sido traducidos.
Silent Hill: The Short Message es, pese a su condición de «spin-off», un excelente juego de terror psicológico. Como dije antes, no tengo la menor idea de cómo estará conectado con el remake de SIlent Hill 2, y eso siempre que lo esté pero como producto independiente, y pese a su breve duración, es más que recomendable a poco que os gusten esta clase de experiencias.
Dicen por ahí que es mejor tarde que nunca, y yo he tardado lo mío en tomar contacto con esta saga que nació hace tantos años como contrapartida al exitoso Resident Evil. No obstante, que The Short Message me haya encantado no quiere decir que vaya a lanzarme ahora como un poseso a jugar todas las entregas que le preceden. Puede, tal vez, que lo haga con el remake que está por venir, y sería en parte por el habitual buen hacer de Bloober Team, estudio que con la saga Layers of Fear y The Medium, juegos que me encantaron y analicé en su momento en el blog, ya me ha demostrado con creces de lo que son capaces.
Pero lo más importante es el mensaje que transmite, visibilizando un problema muy grave que se ha visto acrecentado merced a las posibilidades de comunicación que brinda Internet en la actualidad. Lo cierto es que es muy fácil empatizar con Anita pese a que muy posiblemente, de darse el caso, ella no creería que la entendiéramos…
