Nunca tuve la PlayStation original. Ni en su momento, pues me decanté por la Saturn de Sega, ni posteriormente, durante el auge del mundo retro. Tampoco mediante emulación me he adentrado mucho en su catálogo más allá de alguna excepción puntual entre las que nunca se encontró el título que voy a analizar hoy. En consecuencia, Spyro The Dragon está siendo un título nuevo para mí, lo que me ha permitido acercarme y disfrutarlo sin expectativas ni ideas preconcebidas. Obviamente, tampoco puedo establecer comparaciones con la obra original, por lo que no haré mención alguna de la misma en este sentido y me limitaré a describir lo que esta entrega, más reciente, ofrece al usuario.
El mundo de Spyro es un lugar de fantasía, distribuido en zonas independientes intercomunicadas por portales y habitadas por los más variopintos seres, entre los cuales están los dragones, que vivían tranquilos y despreocupados hasta que el villano de turno, un orco llamado Gnasty Gnorc, se siente insultado por uno de ellos y decide convertirlos a todos en estatuas de cristal. Como Spyro, nuestro cometido será liberarlos y darle su merecido a Gnasty.
El manejo de Spyro es simple, pero no por ello sencillo. No digo que sea incontrolable pero hay que cogerle el punto al principio. Una vez lo dominemos, podremos recorrer los escenarios caminando o corriendo, saltando y planeando desde cualquier lugar elevado. No tenemos movimientos explícitos de defensa y nuestra capacidad de ataque (que, salvo en momentos puntuales, no podremos mejorar) se basa por completo en el uso de llamaradas y embestidas. Habrá enemigos que puedan caer con unas u otras pero también que solo sufrirán daño con una de ellas, y cosa nuestra será descubrir cuál es la adecuada en cada caso.
Al tiempo que hacemos esto, no nos habremos de olvidar de recuperar los tesoros robados por los esbirros de Gnorc, la mayor parte esparcidos por cada nivel y fácilmente alcanzables. Sin embargo, algunos estarán bastante escondidos y tendremos que rebuscar bien (y ser hábiles) para llegar a ellos. En el momento de escribir este análisis, todavía no he llegado al final del juego pero es de suponer que (tal vez) sea posible, una vez concuida la historia, repetir los niveles libremente para completarlos al 100%.
Por lo general, en los títulos del género de plataformas suelen aparecer «jefes» en puntos concretos, normalmente al final de una zona. En Spyro The Dragon la cosa es diferente, pues estos enemigos especiales cuentan con su propio nivel y no son complicados de derrotar. Más nos costará pasar las zonas de vuelo, con grupos diversos de enemigos, elementos y obstáculos que debemos superar dentro de un espacio de tiempo muy limitado. Cada objetivo abatido y/o superado sumará un determinado número de segundos al contador pero, si este llega a cero, la partida acabará y se nos dará la oportunidad de volver a intertarlo, eso sí, sin perder ninguna vida adicional.
El trabajo gráfico está limitado a dotar al juego de un aspecto más pulido aunque sin renunciar por ello a sus raíces, por lo que Spyro The Dragon luce el clásico estilo «cartoon» en 3D de los títulos de su época y posteriores, con escenarios variados en apariencia y diseño. Lo mismo se puede decir de los enemigos, de los dragones que iremos rescatando y, por supuesto, del propio protagonista de la aventura que, como siempre, es el más favorecido.
En lo sonoro, diversas melodías acompañan a la acción pero se me hace complicado hablar de ellas en tanto que son un elemento al que he prestado poca atención puesto que en ningún momento destacan especialmente. Algo más lo hace el correcto doblaje al español que lucen los personajes dotados de voz, lo que no está reñido con la presencia de subtítulos igualmente traducidos.
Como videojuego, Spyro The Dragon demuestra aún a día de hoy por qué adquirió hace tanto su condición de clásico del género, ya que estamos frente a un título muy entretenido y asequible pero no por ello carente de desafíos de cierta entidad. La reedición Reignited Trilogy de la cual forma parte cuenta, como su nombre bien dice, con dos entregas más pero no entra en mis planes a corto plazo ponerme con ellas. Tengo material de sobra al que jugar antes entre recién llegados y aquellos que verán la luz en próximas semanas, por lo que el pequeño y valiente Spyro tendrá que descansar una vez haya cumplido su misión aquí.
