Original de PC, esta versión para PlayStation 4 se anunció hace unos cuantos años y todo hacía pensar que ya no iba a llegar pero hace un tiempo apareció por sorpresa en la tienda digital y lo añadí a mi lista para, finalmente, hacerme con él hará unos pocos días. Ahora, y a pesar de no haberlo completado todavía, he jugado a este Succubus lo bastante como para poder analizarlo en el blog. Es hora de descender al infierno…
Succubus toma su nombre de la criatura que protagoniza esta historia, una súcubo llamada Vydija, que reina en la Montaña del Deseo junto a su compañero Nemrod. Pero su vida se verá perturbada con la aparición de Bafomet, un demonio rival que, junto con otros afines a su causa, la arranca del trono y la destierra. Vydija no va a dejar las cosas así y no tarda en emprender el camino de regreso para cobrarse su venganza, masacrando a todo aquel que se interponga.
Succubus es, principalmente, una propuesta de acción que ofrece combates contra hordas de enemigos de todo tipo, tanto humanos como demonios, que no se detendrán ante nada. Bueno, o casi nada porque contamos con un buen arsenal de armas de corto y largo alcance con las que dar buena cuenta de ellos. Además, podremos realizar otros movimientos en función de la armadura que llevemos equipada.
Finalmente, cuando reciban suficiente daño, el cuerpo de los enemigos emitirá un destello que nos indicará que pueden ser ejecutados. Dicha ejecución variará, como es lógico, en función del arma que estemos usando y llevar a cabo esta acción nos devolverá un poco de vida, por lo que resulta útil para resistir durante las batallas.
Entre lucha y lucha recorreremos unos escenarios bastante lineales que, no obstante, cuentan con recovecos que pueden ocultar secretos. Por otra parte, en algunos tramos tendremos que trepar, momentos en el que la cámara habitual en primera persona pasará a situarse detrás para facilitar una vista global de la zona.
La mecánica en este apartado es sumamente sencilla, pues solo tendremos que mover el mando o emplear el botón asignado para saltar a una zona próxima cuando el juego nos lo indique, sin mayor peligro que el de algunos obstáculos que puedan dañar levemente a la protagonista.
El sistema de progresión de Succubus es un poco diferente de lo que estamos acostumbrados a ver en otros juegos. Así, mientras que lo normal es ir avanzando y guardando nuestro progreso, en este caso deberemos terminar cada nivel de un tirón, si bien por suerte son más bien cortos y cuentan con puntos de control para no tener que volver a empezarlos si morimos. Entre niveles podemos pasar el tiempo en la cueva de Vydija, explorando las diferentes zonas y opciones que nos ofrece.
Permanecer sentada en el trono, comer, dormir o tomar un «baño» de sangre son acciones que podremos realizar junto a otras como la adquisición de armas y armaduras que pagaremos con las almas humanas y demoniacas acumuladas o la personalización tanto de la súcubo como del propio lugar con diferentes elementos y/o apariencias que desbloquearemos conforme avance el juego.
En su conjunto, el apartado gráfico de Succubus destaca especialmente por el nivel de detalle con el que se han recreado los escenarios, aunque de cerca haya elementos menos cuidados. Lo mismo se puede decir de unos personajes que tanto por su aspecto como en su animación se quedan en un punto medio. Es decir, no están mal hechos pero es evidente que existen ejemplos mucho mejores en este sentido. Lo bueno es que todo se mueve con bastante suavidad y sin tirones pese a la enorme cantidad elementos que se puede llegar a juntar en pantalla.
En lo sonoro, la música solo hace notable acto de presencia durante los combates, con melodías que encajan bien pero sin demasiada épica. Los efectos de sonido logran transmitir la fuerza y contundencia de los golpes, el rasgado de la carne y el quebrar de los huesos. Las voces vienen en inglés pero los textos sí están traducidos. Como curiosidad os diré que uno de los extras que podemos coleccionar es un cómic que narra acontecimientos previos al juego y que también se encuentra en español.
Por desgracia, Succubus presenta ciertos problemas y carencias que son demasiado evidentes como para no tenerlos en cuenta. Ya de entrada me he topado con algún que otro bug casual que me ha impedido proseguir la aventura, obligándome a cargar un punto de control anterior. Sin embargo, lo peor me ha ocurrido hoy mismo cuando, próximo al final de un nivel, el juego se ha colgado en dos ocasiones consecutivas y después otras tantas en diversas partidas. Está claro que no se trata de un problema localizado, por lo que su frecuencia y aleatoriedad lo hacen aún más negativo.
Además, no pocos elementos de los diferentes menús muestran un tamaño de letra tan pequeño que se hace imposible de leer y casi de ver, a lo que hay que añadir que ciertas opciones de personalización no siempre se representan bien, ya sea porque no cargan o tardan en hacerlo, o no pueden ser utilizadas por culpa de la censura que sufre el juego y de la cual ya hablé hace poco en este post.
Siendo objetivos, Succubus no es un mal juego pero adolece de demasiados problemas. Aún así tiene suficiente potencial para hacer pasar un buen rato a quienes no se dejen amedrentar por estos inconvenientes además de por su ambientación, lenguaje, abuso de erotismo y violencia explícita.
No me puedo quejar de lo visto en este juego porque sabía bien lo que me esperaba, al menos en cuanto a su contenido. Otra cosa son los problemas técnicos mencionados que, quiera o no, algo socavan la experiencia global pero en lineas generales estoy contento. Succubus es una buena opción para ratos breves en los que solo apetece la acción directa y de eso este título va sobrado. Y dado que se puede rejugar cada nivel de manera independiente, ello lo hace mejor aún en este sentido.
Cerraré diciendo que, habiendo jugado casi todo el título en el momento de escribir este análisis y a riesgo de hacer «spoiler» a quienes quieran seguir mis pasos, no ha aparecido una sola escena subida de tono en lo que a sexo se refiere. Tan solo en algunos diálogos se hace referencia al mismo, pero nada más, lo que en vista de otros casos más explícitos hace todavía más incomprensible la ya mencionada censura a la que se ha visto sometido este juego.
