Tras un inesperado retraso, ha llegado al fin The World Before, la por ahora última entrega de la saga de aventuras gráficas Syberia, cuya versión original para ordenador voy a pasar a analizar a continuación, a la espera de la llegada de las de consola que todavía no cuentan con fecha de salida.
Syberia: The World Before da comienzo justo tras los hechos acaecidos en la tercera parte, en la que el viaje de Kate Walker junto a los youkols no acaba de la mejor manera ni para ella ni para su compañero y mejor amigo, el autómata Oscar, cuyo corazón logra recuperar poco antes de ser encerrada en una mina de sal, condenada a trabajos forzados. Pero no es su historia la única que se nos narra en esta ocasión pues también conoceremos la de Dana Roze, una joven con la que, como ya comenté cuando analicé el prólogo, Kate parece tener algún tipo de conexión dado el gran parecido físico entre ambas.
Dependiendo del transcurso de la historia, controlaremos a una o a otra durante la mayor parte del juego. Pero en momentos puntuales también haremos lo propio con otros personajes. Uno de ellos, Óscar, de una manera un tanto particular.
Syberia: The World Before se puede jugar con mando o al estilo clásico de las aventuras gráficas de point & click, es decir, haciendo uso del ratón. No obstante, dada su condición 3D absoluta, la primera opción se vuelve la más idónea a la hora de desplazar al personaje por el escenario, ya que el apunte con el ratón no siempre es lo suficientemente preciso. Por contra, las acciones sin movimiento tales como coger un objeto o activar un mecanismo no presentan problema alguno para ser realizadas de manera indistinta con cualquiera de los dos métodos de control.
Tanto Dana como Kate tienen un inventario propio en el que guardar los objetos y documentos encontrados, quedando en él reflejado también un resumen de los acontecimientos vividos en forma de diario en el caso de Dana y de notas de investigación del detective Nic Cantin en la de Kate. Debido a las diferentes lineas temporales no es posible compartir nada entre ambas pero lo que sí que se puede hacer es entablar una singular colaboración entre ambas (o con Óscar en el caso de Kate) para la resolución de puzzles en lo que es una de las grandes novedades de The World Before en el apartado jugable. Podremos cambiar de personaje para activar mecanismos, llegar a sitios concretos y encontrar objetos a los cuales Kate Walker no pueda acceder por sí misma.
La mecánica de conversación es la misma que se implementó en Syberia 3, y consiste en ofrecer diversas opciones de diálogo, tanto para preguntar como a la hora de responder. En relación a esto último, si bien nuestra elección no afectará al desarrollo de la historia principal, sí hará que el personaje con el que conversamos reaccione de una manera o de otra hacia nosotros. Como novedad, también habrá momentos para la introspección que permitirán que conozcamos mejor las motivaciones y el estado de ánimo de quien estemos controlando.
Gráficamente, Syberia: The World Before brinda la mayor evolución en este apartado de toda la saga, algo que se puede apreciar desde el inicio en unos escenarios repletos de detalle y vida. Los personajes secundarios ofrecen un aspecto menos trabajado aunque existe cierta variedad en su número pero son los principales, y sobre todo las dos protagonistas, las que se llevan la palma con un diseño a nivel estético y de animación sumamente logrado.
En lo sonoro, Inon Zur repite como compositor y nos regala en esta entrega una serie de piezas, algunas con el piano como protagonista dado el enfoque de la historia, que consiguen poner el broche perfecto a la obra póstuma de Benoît Sokal, al cual se recuerda tanto al inicio como al final de la aventura. Sin embargo no todo es positivo, al menos en lo que nos toca a los usuarios españoles o de habla hispana dado que los diálogos no han sido doblados a nuestro idioma y no parece que, a diferencia de lo que ocurrió en Syberia 3, vaya a llegar una actualización en este sentido. A nivel de texto, tanto en los menús como dentro del propio juego, sí está traducido.
The World Before es el mejor juego hasta la fecha de toda la saga Syberia y muy probablemente de su género, el de las aventuras gráficas porque todo, desde su jugabilidad hasta su apartado técnico y pasando por su argumento e ingeniosos puzzles, es en él sobresaliente. Una verdadera obra de arte del mundo del videojuego que pone el listón muy alto a las que vengan a sucederla.
Se me hace harto complicado hablar de Syberia: The World Before en términos que no sean una alabanza hacia todos y cada uno de sus aspectos. Aquellos sentimientos que un lejano día, hace veinte años, nacieron con la primera entrega, crecieron en la segunda y se reforzaron en gran medida con la tercera, tocan techo ahora y me cuesta creer que pueda llegar a experimentar una emoción más grande e intensa que la vivida con la última aventura de Kate Walker.
Tal ha sido el impacto que ahora no sé cómo voy a llenar el vacío que su conclusión deja en mi interior. De hecho, escribo estas últimas lineas al borde de las lágrimas (y no estoy exagerando) al pensar que ya nada de lo que hay y esté por venir sea capaz de volver a emocionarme de la misma forma. Sé que seguiré disfrutando de esta afición, que muchos títulos futuros lograrán como poco entretenerme e incluso algunos me gustarán mucho pero tengo claro que todo lo que no sea un hipotético Syberia 5 no conseguirá igualar (ya no digo superar) lo que me ha supuesto The World Before.
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