Hace ya un tiempo, poco después de su llegada al mercado, hablé aquí de PlayStation VR2, el casco de realidad virtual de Playstation 5, dejando caer que el día que pudiera hacerme con él os ofrecería mis impresiones. Pues bien, ese día ha llegado, y aunque no soy para nada seguidor de ciertas tendencias de consumo como el Black Friday, la oferta era demasiado buena como para dejarla pasar y por ello no dudé en dar un paso que ahora me permite, como dije, hablaros de mi experiencia.
Por supuesto, esto no va a ser un análisis pormenorizado del periférico, puesto que ni soy un experto en la materia ni he tenido ocasión de probar otras alternativas con las que comparar. Me limitaré, pues, a comentar cómo ha sido mi primera toma de contacto con PS VR2 no sin adelantar que, por desgracia, las cámaras no permiten hacer capturas ni vídeo del entorno, por lo que no puedo mostraros nada de lo que se ve durante su uso. Hay algunas imágenes por internet pero no sé cómo las habrán hecho.
Dicho esto, lo primero que quiero comentar sobre el casco PS VR2 es lo ligero y cómodo que es. Se ajusta perfectamente y puedes llevarlo puesto un buen rato, que en ningún momento molesta o se siente pesado. Es cierto que al principio pueden provocar algo de mareo, que en mi caso ha sido muy leve, casi imperceptible, pero no está de más mencionarlo como así se advierte ya en el propio manual del producto. Añado que juego con las gafas de ver puestas (de lo contrario me sería imposible) y tampoco he tenido problemas a este respecto.
Configurar PS VR2 lleva algo de tiempo porque hay que llevar a cabo una serie de pasos previos, primero con los mandos y luego con el propio casco. Pero sin duda alguna, lo que más me impactó en esos instantes fue el proceso de escaneo de la zona de juego por cómo detecta a la perfección tu entorno (suelo, paredes, techo y objetos próximos) y te ajusta el area en consecuencia. De verdad que ver cosas como la rejilla tridimensional que marca los límites o los paneles indicadores con el nombre de los mandos siguiendo el movimiento de tus manos en el aire es algo que, a pesar de ser consciente de lo mucho que ha avanzado la tecnología en este campo, me sigue pareciendo ciencia ficción.
Pero, claro está, la palma se la llevan los juegos. Aunque en el momento de escribir este artículo debería decir el juego, en singular, ya que por ahora solo he probado una demo pero ha sido más que suficiente para comprobar in situ el inmenso grado de inmersión que, bien hecha, ofrece esta forma de jugar. Cuesta describirlo porque, como pasa con tantas otras cosas, es algo que solo se llega a saber lo que es de verdad si se vive y experimenta por uno/a mismo/a.
El título que he elegido para comenzar mi andadura virtual ha sido C-SMASH VRS New Dimension, una especie de simulador de squash futurista que nos sitúa en un entorno espacial donde podremos jugar partidos e ir superando diversos retos haciendo uso de nuestra raqueta y pelota virtuales. PS VR2 detecta a la perfección todos nuestros movimientos, siendo muy fácil seguir la trayectoria de la pelota y golpearla en la dirección deseada. El único punto algo más complejo en este sentido es cuando nos tenemos que desplazar a un lado o al otro, puesto que cuesta un poco mantener los pies quietos y utilizar la palanca analógica para tal fin, lo que demuestra como dije hasta qué punto sientes realmente que estás ahí y no en tu habitación, pero te haces enseguida.
PlayStation VR2 no es algo a lo que vaya a dedicarme ahora en exclusiva por muy impactante que me haya resultado la experiencia, por lo que le prestaré menos atención que a la forma, digamos, más tradicional de jugar. Ello no quita que, con el tiempo, no acabe disfrutando de no pocos juegos, eso sí, en su mayor parte a través de PlayStation Plus aunque no descarto adquirir alguno si veo que me engancha lo suficiente. Y visos para conseguirlo los tienen, puedo dar fe de ello.
En consecuencia, y para terminar este post, os recomiendo si tenéis ocasión al menos probar este u otro sistema de realidad virtual porque, pese a lo redundante de la expresión y parafraseando el título de un antiguo programa de televisión conducido por Fernando Jiménez del Oso que muy probablemente muchos no habréis conocido, es otra realidad.
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