Aunque llegaría a mí mucho más tarde en otra versión distinta, Amstrad CPC hizo su aparición un 21 de junio de 1984 para hacer sombra a los otros dos sistemas disponibles por entonces en el mercado: el infravalorado Commodore 64 y el para muchos eterno ZX Spectrum. Cuarenta años han pasado desde aquel lejano acontecimiento y es por ello que hoy quiero hablar de una máquina que, al igual que sus rivales, marcó la infancia de muchos de nosotros y nos introdujo en el mundo de la informática y, por supuesto, los videojuegos.
El Amstrad CPC, a diferencia de los otros sistemas, contaba con su propio monitor (en color o fósforo verde), si bien era posible igualmente hacer uso de un dispositivo para utilizar una TV convencional. El modelo 464 con soporte de cinta de casete es, sin duda, el más conocido junto al 6128 de disco, pero hubo otros: el 472, casi idéntico al 464, el 664, versión de 64k del de disco, las versiones Plus de los dos primeros (la del 464 fue la que yo tuve) y la consola GX 4000 que, como los ordenadores de los que formó parte, fue un absoluto fracaso. Hubo incluso dos sistemas PC, el 1512 y el 1640, más orientados a tareas profesionales.
Personalmente no puedo aportar nada que no se haya dicho ya del Amstrad CPC tanto a nivel técnico como de sus juegos. Por otra parte, las anécdotas que podría contar estarían relacionadas ya con su última época porque, por desgracia, llegué tarde a un sistema del que mis amigos hablaban a menudo sin poder participar en dichas conversaciones ni disfrutarlo como sí lo hicieron ellos. Al menos, cuando entré ya tuve de inicio un catálogo inmenso a mi disposición, por lo general bastante económico. Y no me refiero a las copias pirata, que en el caso de las cintas eran sumamente fáciles de hacer.
Lo único seguro es que, como dije al inicio, el Amstrad CPC marcó una época y la infancia de quienes lo conocimos en su momento al abrirnos la puerta a unos mundos que, por entonces, eran desconocidos para el público general. Incontables fueron las horas que dediqué a trastear con el lenguaje BASIC en su versión 1.1 tratando de emular muchos de los juegos que disfrutaba tanto en los recreativos como en consola o creando cosas propias. De todo aquello no obstante solo quedan, además del recuerdo, unas cuantas hojas de papel que, a día de hoy, conserva mi amigo y compañero SunWay después de que yo se las diera durante ese «periodo de transición» en el que pretendí dejar atrás todo lo antiguo y la colección de artículos retro publicados en CARLIO donde se muestra parte del material gráfico de aquella época y cómo se hizo.
Pese a que ya no está presente en mi vida, al menos de una manera física, he querido con este post rendirle un pequeño homenaje a una gran máquina sin la que quizá mi relación con los videojuegos no sería la que es hoy dado que, aunque ya me había adentrado en ellos mucho antes, su existencia y lo que me acabaría aportando a diversos niveles fueron algo que, lo quiera o no, dejaron su huella.
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