Precios segunda mano

Devaluación y especulación

La imagen es solo un ejemplo (y no el peor) de algo que llevo viendo en el mercado retro desde hace mucho tiempo. ¿A qué me refiero? A la especulación y devaluación que existe en el mismo, dependiendo del sector. Así, mientras que los precios de los videojuegos antiguos no han parado de subir con excusas como la escasez de unidades o un formato obsoleto, no sucede lo mismo en otros que, a menudo, comparten esto último.

¿Un problema de oferta y demanda? Quizá, pero ello no justifica las enormes diferencias que se llegan a ver y que, en mi opinión, evidencian el engaño al que se nos ha sometido a los jugadores. Un engaño que, como siempre, hará que unos pocos se acaben lucrando a costa del resto pues, por desgracia, siempre hay quien pasa por el aro. Y como basta uno/a para hacer negocio, pues ahí seguimos por mucho que la mayoría pueda y quiera (o no) negarse a ello…

Aunque no son mayoría, en Internet hay muchas personas que disfrutan de los juegos «retro» (vintage) y que se muestran sumamente activas. Pero a nivel comercial, más allá de páginas como eBay o Todocolección no parece que haya mucho más donde buscar. Y menos a nivel presencial, es decir, en tienda física, donde franquicias como Cash Converters o CeX tuvieron gran peso hace un tiempo pero que hoy ya no son ni la sombra de lo que fueron en este sentido. Por poner un ejemplo, donde yo vivo solo existe un par de tiendas independientes que se dediquen a este mundillo del comercio «retro». Y como os podéis imaginar, sus precios no son precisamente bajos.

El comercio de esta clase de material ha decaído claramente y lo seguirá haciendo en el futuro. La pandemia ha tenido mucho que ver en esto ya que en los eventos retro era donde, a corto plazo, más se vendía a pesar del para nada descartable encarecimiento de precios que se pudiera producir durante esos días para obtener más beneficios. Obviamente no puedo probar que ocurriese pero la sospecha de esto siempre ha rondado mi mente porque llevarlo a cabo es algo muy tentador y no serían los primeros en hacerlo. A pesar de todo, los precios se mantienen o incluso suben, al contrario de lo que sucede con la música (a excepción del vinilo, otro nicho de especulación) o el cine. Y yo me pregunto…

¿Es que nadie quiere ya oír música o ver cine en soportes clásicos? Es lo que uno piensa cuando recorre tiendas de segunda mano o rastros en los que encuentra discos y películas en formatos ya obsoletos o incluso todavía en uso y ve los precios de cada unidad. Es cierto que tanto de un ámbito como del otro existe una gran variedad de títulos pero también la hay en los videojuegos. Lo es que muchas obras son de escaso o nulo interés para una parte de los usuarios, algo que sucede igualmente con los videojuegos…

Eso sin olvidar la necesidad de disponer de aparatos específicos para reproducir determinados formatos. Y aquí nuevamente existe una equivalencia con el mundo del videojuego pues, al igual que para visionar una cinta de vídeo se requiere de un reproductor del mismo, también para la mayoría de videojuegos viejos necesitamos de su hardware original o, al menos, de uno que sea capaz de reproducirlos.

Podríamos achacar esta diferencia al estado del producto pero este argumento tampoco se sostiene porque, por muy bien cuidados que permanezcan, el precio sigue siendo irrisorio en el caso de los discos y películas mientras que los videojuegos pueden ser caros incluso aunque les falte la caja o el manual, elementos que a menudo llegan a tener más valor que el propio juego.

Quizá no tenga comparación una cinta VHS/Beta con un cartucho pero hay formatos que sí se pueden comparar puesto que se han usado para todo (audio, vídeo y juegos) y tienen por tanto los mismos puntos a favor y en contra en términos de funcionamiento y conservación.

Voy a empezar por los CDs y DVDs, formatos que llevan con nosotros muchos años tanto en el mundo de la música y el vídeo (cine o televisión) como en los videojuegos. No existen diferencias entre los discos utilizados por cada uno de estos sectores más allá de la capacidad requerida para almacenar su contenido pero, a pesar de ser del mismo material y tener a priori la misma resistencia, lo habitual es que en los casos de la música o el cine su precio acabe siendo de céntimos mientras que en el de los videojuegos la cifra llegue, algunas veces, a situarse incluso por encima de la que tuvo en origen.

Y lo mismo podemos decir de las cintas de cassette, utilizadas para la música pero también en los famosos ordenadores de 8 bits que muchos hemos tenido o tenemos en casa. El formato es exactamente el mismo. De hecho, lo que hay grabado en las cintas de Amstrad o Spectrum solo es sonido. Un sonido, eso sí, que la máquina interpreta y traduce a su propio lenguaje. Vamos, que nadie piense que en la cinta magnética está grabado el código del programa porque no es así.

Sin embargo, vemos igualmente que mientras una cinta de música casi te la regalan, por un juego en el mismo formato se piden cantidades muy superiores. También en este caso algunos títulos llegan a costar mucho más de lo que valieron en su día, lo que demuestra el grado de especulación existente en este mundillo. Y poco importa el más que posible deterioro de esta clase de material, que se produce de manera inevitable con el paso del tiempo…

Dado que el formato en sí mismo no justifica para nada el precio que muchos piden, podríamos agarrarnos a la rareza de algunos de los juegos, sea porque en su momento ya se pusieron a la venta pocas unidades o porque, con el tiempo, estas se han ido perdiendo. Pero también ocurre esto con los CDs de música o las películas. Es más, con el tiempo acabarán siendo sumamente raros porque está claro que llegará un momento en el que se dejen de vender. Y si alguien no me cree solo tiene que echar un vistazo a este artículo que demuestra una tendencia a la baja sumamente notable en los últimos años.

Volviendo al tema, yo mismo poseo discos que, a día de hoy, son prácticamente inencontrables en el mercado porque ya tienen muchos años. ¿Creéis que, de adquirirlos ahora, iba a tener que pagar por ellos decenas o cientos de euros/dólares)? Ya os digo yo que no. Ahora, si hablamos de un videojuego, la cosa cambia. Y esto, que durante años se ha visto como algo normal, ha llegado a un punto en el que es necesario pararse a pensar si debe ser así o puede haber otra opción.

La verdad es que, visto lo visto, yo solo veo dos posibles opciones. Bueno, en realidad tres pero dado que una de ellas es quedarse de brazos cruzados y aceptarlo sin cuestionarse nada, solo nos resta elegir entre subir el precio de venta de los formatos ahora devaluados o bien bajar los que están inflados porque, en condiciones similares de antigüedad y disponibilidad, no es de recibo que haya tanta diferencia entre unos y otros.

¿Y cómo se podría hacer esto último? Muy sencillo: no pagando lo que se pide por el producto. Ya veríamos entonces si los precios terminaban cayendo o no. Y si los poseedores del material deciden al final no venderlo porque no van a ganar lo que esperan, pues que así sea porque, por fortuna, a día de hoy existe una amplia variedad de posibilidades mediante las que se puede acceder a prácticamente todo sin tener que hipotecarse.

Está muy bien revivir y disfrutar las viejas experiencias en su esencia original pero, como tantas otras cosas, su comercio, cada vez más abusivo, se nos está yendo de las manos…

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