Es curioso cómo a veces lo más baladí puede revelar algo mucho más profundo e importante para quién disfruta, en este caso, de los videojuegos. Una encuesta creada por mí en un grupo de Facebook en el que nos reunimos varios autores de blogs sobre este tema me ha confirmado en parte algo que llevo pensando mucho tiempo: que son muchos los jugadores que prefieren jugar una gran cantidad de juegos aunque ello implique no volver a tocarlos o no profundizar del todo en ellos, según sea el caso…
No me gusta poner etiquetas pero lo cierto es que si no lo hago no podría tampoco establecer diferencias entre unos y otros. Por encima de todo, quienes hacemos un uso más o menos habitual de los videojuegos somo jugadores pero no todos los jugadores somos iguales. ¿Cuántos tipos de estos existen? ¿Qué define a uno con tal o cuál adjetivo o etiqueta?
Podría hablar de jugadores «hardcore» y «casuals», de «fanboys» de una compañía («segueros», «nintenderos», «xboxeros», «sonyers»…), de «niños rata» y otros tantos apelativos utilizados de manera habitual en la moderna jerga de este mundillo. No obstante, yo voy a dar un paso en otra dirección y hoy, en este post, quiero hablar de aquellos que juegan un juego tras otro solo por el hecho de hacerlo y quienes establecen un fuerte vínculo con un videojuego en concreto y lo disfrutan una y otra vez.
Por supuesto, puede haber muchos jugadores que tengan un poco de ambos, es decir, que disfruten mucho de unos juegos y los rejueguen a menudo mientras que con otros solo los caten o, como mucho, terminen una sola vez. Yo estaría quizá más entre esto último y lo descrito en segundo lugar en el párrafo anterior pero parece que somos minoría en comparación con quienes devoran un juego y otro, y otro, y otro…
No diré que sea malo pero, claro está, mi forma de ver el asunto está condicionada por los lazos que establezco con ciertos juegos, y no concibo el juego rápido o de una pasada como lo que es deseable para disfrutar plenamente de ellos. Imagino que quienes estén al otro lado pensarán de modo diferente en base a su carácter, gustos y experiencias propias.
Ser un tipo u otro de jugador tiene sus pros y sus contras. El jugador «devorador» de juegos tiene evidentemente un bagaje de títulos a su espalda enorme, y son muchas las experiencias que ha vivido. Sin embargo, ¿cuántas han sido algo más que el primer impacto? ¿Cuántas de verdad han marcado a la persona hasta el punto de que esta quiera regresar una y otra vez al juego para revivirlas? Por otro lado, aquel jugador «cautivado» por este fenómeno se siente bien cuando está en su ambiente pero ello le puede hacer rechazar nuevas propuestas que podrían serle también cautivadoras. Al fin y al cabo, me diréis, en algún momento tuvo que enfrentarse por vez primera a aquello que ahora lo tiene enganchado, ¿verdad?
Yo he ido evolucionando de un tipo al otro con el paso de los años. Al principio no le daba la importancia que ahora sí otorgo a profundizar en un determinado juego. Y cuando digo «profundizar» no me refiero a exprimirlo para encontrar sus secretos y obtener todos sus logros/trofeos. No, mi concepto de «profundizar» se refiere a llegar a conocerlo bien, con todos sus detalles, a ensalzar lo bueno, aceptar lo malo y establecer ese nexo de unión que hará que, como el mejor de los amigos, forme parte para siempre de nosotros. Llevar esto a cabo requiere mucho tiempo y dedicación, y no todo el mundo es capaz de conseguirlo, máxime cuando la oferta es tan alta y son tantos los juegos a nuestra disposición en el mercado que no es posible ignorarlos para centrarse en algo que se piensa, erróneamente creo yo, que ya no va a tener nunca la fuerza del primer encuentro.
El tiempo pasa y son ya unos cuantos juegos por los que siento algo muy especial. Ya lo he comentado en otros artículos y no hace falta repetir aquí cuáles son estos juegos. Solo diré que no he mencionado todos y que incluso alguno ha quedado desligado de mi persona en tiempos recientes. Hace relativamente poco comencé a buscar esos juegos que ya no poseo pero con los que siento que tengo ese lazo, que me «cautivan». A su vez pienso deshacerme de aquellos que no cumplan esa condición, y ya los buscaré de nuevo si en el futuro las cosas cambian (aunque lo dudo)…
En base a lo que he descrito… ¿cómo os definiríais vosotros? ¿»Devoradores» o «cautivados»? ¿Sois de los que gustan de abarcar títulos o preferís tener menos cosas pero disfrutarlas plenamente? ¿O tal vez estáis en un limbo intermedio y dependiendo del caso os inclináis hacia un lado o el otro de la balanza? Espero vuestros comentarios. Saludos.