La publicidad, siempre la publicidad. Herramienta de difusión imprescindible para dar a conocer al mundo cualquier novedad relativa a un producto o una idea. Es evidente que todos queremos ser vistos, que se reconozca nuestro trabajo, que los demás disfruten del mismo y, si es el caso, que se nos pague el esfuerzo que a ello hemos dedicado. Pero somos muchos, cada vez seremos más, y poco a poco va resultando más y más difícil conseguir destacar sobre los demás. Esto no es un problema para quienes disponen de medios (dinero y contactos) suficientes para inundarlo todo con sus mensajes pero, llegados a cierto punto, me pregunto: ¿es necesario hacerlo?
Los videojuegos son un campo perfecto para reflexionar sobre ello. Poder crear y lanzar un videojuego con la esperanza, entre otras cosas, de ganar algo de dinero y reconocimiento con ello era algo que, hace no demasiado tiempo, solo estaba al alcance de los profesionales. En la actualidad sin embargo, cualquiera que tenga los conocimientos necesarios puede hacerlo y, de hecho, miles de juegos ven la luz cada día en plataformas como Google Play o Steam pero muy pocos son los que destacan por carecer de una mínima publicidad. Por lo tanto, en estos casos se hace necesario su uso si lo que se quiere es darse a conocer…
¿Pero qué ocurre cuando ya se es famoso, cuando ya se posee un nombre? En teoría, cuando ya tanta gente te conoce no debería ser necesario invertir mucho dinero en publicidad pues el boca a boca haría ese trabajo de manera gratuita y más rápido que nunca gracias a las redes sociales. No obstante, sigues gastando millones en diversas campañas publicitarias como si, de no hacerlo, tu mensaje no fuera a llegar a tus seguidores y al público en general.
Ayer me encontraba con unas declaraciones de Amy Hennig, la que fuera directora creativa de los primeros Uncharted, realizadas en el marco de la Gamelab de este año que ha tenido lugar en Barcelona y en las cuales comentaba que el modelo actual de desarrollar juegos para un solo jugador es insostenible porque, según ella, «son cada vez más caros de hacer». Es cierto que ya son enormes pero lo que ni esta mujer ni ningún otro alto cargo de la industria nos dice es algo que todos sabemos merced a las diferentes noticias que, con el paso de los años, hemos ido siguiendo: que buena parte del dinero que se destina a un proyecto concreto, a veces bastante más de la mitad, tiene como único objetivo publicitar el mismo en eventos, revistas o cualquier otro medio de difusión.
¿De verdad necesitamos a estas alturas ver, por ejemplo, decenas de titulares, banners y carteles de una nueva entrega del FIFA o del Pro Evolution Soccer, del próximo Call of Duty, Grand Theft Auto, Assassin’s Creed y así podría seguir con decenas de títulos que ya están más que grabados en el imaginario colectivo de los usuarios de videojuegos? ¿Somos conscientes de la burrada de millones de dólares/euros que se gastan, en mi opinión, inútilmente y que, de no hacerlo, podrían redundar en un mejor juego y, por qué no, en cosas nuevas que merezcan ser conocidas?
Como dije al principio, todos queremos ser vistos pero sé por experiencia, pues he sido repartidor de publicidad, que un continuo asedio de la misma provoca en la persona el efecto contrario al que se busca y es que ya lo dice el refrán: «lo poco gusta, lo mucho cansa» y yo personalmente hace mucho tiempo que me cansé de ver a todas horas, en términos de publicidad, siempre lo mismo de los mismos juegos una y otra vez. Hacer de vez en cuando alguna campaña para presentar novedades no es malo pero tampoco creo que sea necesario hacerlo con cada juego que se haga, sobre todo si hablamos de una saga ya consagrada. Al final, y como suele pasar, somos los jugadores los que pagamos (nunca mejor dicho) las consecuencias de un derroche absurdo que es perfectamente evitable. Otra cosa es que luego quisieran prescindir de ese gasto porque parece que presumir de una cuantiosa inversión les hace más importantes a ellos y a su producto… o eso piensan.
Sé muy bien que estas palabras se perderán en el inmenso océano de la red como prácticamente todo lo que escribo en este blog pero me gustaría que llegaran a ciertos responsables de publicidad de grandes compañías a los que tengo que ponerles un ejemplo de cómo se puede tener éxito sin dar tanto por saco: la cadena de supermercados Mercadona, que no solo es cada día más grande sino que muy, muy rara vez realiza alguna campaña de publicidad, sea bien en un medio audiovisual o con un simple panfleto. Sus responsables saben que lo que habla es lo que tienen, lo que ofrecen, lo que venden y basta con la confianza de sus clientes, los cuales siempre vuelven porque se sienten satisfechos (o porque les viene mejor, el caso es que lo hacen) y no necesitan ser «bombardeados» con publicidad alguna.
La publicidad o, al menos, el modelo actual de la misma está lejos de ser perfecto, cierto, pero yo estoy seguro de que mucho de lo que nos llega cada día a través de, por ejemplo, la prensa especializada, sobra y debería por tanto desaparecer para siempre. Claro que alguno ahora me podría decir que de no existir esta publicidad, la cual por otro lado pude descubrir hace relativamente poco que no es nada barata, tampoco podría subsistir la susodicha prensa… ¿o sí?
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