Hace unos días me enteraba, como muchos de vosotros, de una noticia ciertamente triste pero que era cuestión de tiempo que sucediera: Emuparadise, el famoso portal web relacionado con la emulación de videojuegos ha dejado de ofrecer en descarga las ROMs de los mismos a causa de las presiones ejercidas por Nintendo contra otros sitios y que han obligado, más por precaución que por un ataque directo, a cerrar un grifo que llevaba 18 años abierto. Esto ha causado malestar e incluso indignación entre los asiduos usuarios de este material, que ven como uno de sus principales proveedores deja ya de serlo…
Si bien la pérdida de Emuparadise (aunque en principio no sea tal puesto que, hasta donde yo sé, no va a cerrar como sí han hecho otros) supone un duro golpe para sus seguidores, para las compañías que son las verdaderas dueñas de muchos de los juegos que se ofrecían aquí de manera gratuita es una victoria más en la lucha que mantienen contra la proliferación de estos archivos por la red.
Podemos bien pensar que la verdadera razón de tales acciones es proteger sus creaciones pero no hay que ser un lince para darse cuenta de que, a pesar de que pueda haber algo de esto, el motivo principal es bien distinto. En Nintendo y cualquier otra compañía que se haya podido ver «afectada» han ido viendo como crecía, con el paso del tiempo, el interés por lo «retro» y dicho interés se traducía en compras masivas de juegos y sistemas antiguos. ¿Por qué no iban entonces a beneficiarse también de ello? De ahí que, en los últimos años, hayan ido apareciendo en el mercado diferentes recopilaciones que seguro han supuesto buenos ingresos con una inversión mínima, pues estamos hablando de juegos que no han sido reprogramados sino simplemente adaptados a los sistemas y pantallas actuales mediante un emulador. Y para rizar el rizo tenemos, además, las ahora tan de moda máquinas «mini» que cuentan con una selección de los mismos previamente instalada en su interior.
Resulta paradójico que estas empresas hayan empleado aquello mismo contra lo que llevan tanto tiempo luchando, ¿verdad? Pero les está funcionando pues no hay más que estar un poco al día de las noticias para ver que «consolas mini» como las de la propia Nintendo son objeto de deseo (y también de especulación) para buena parte de la comunidad. No puedo evitar preguntarme hasta qué punto es lícito entonces quejarse de lo sucedido con Emuparadise cuando luego, a tenor de lo visto, se está dispuesto a pagar por un material que hasta ese momento no se había tenido reparo alguno en obtener gratis aunque no fuera de una manera legal.
Existe otro argumento al que se aferran quienes defienden que las ROMs se deberían poder compartir libremente: la preservación. Sin duda, con el paso de los años, aquellas webs que se dedican a lo mismo que hacía Emuparadise han acumulado una enorme colección de títulos de muy diversos sistemas, y muchos son obra de compañías que ya no existen. Esto me lleva a pensar sobre qué ocurre realmente con estos juegos cuando sucede lo que hemos visto con Emuparadise. Supongo que, si no todos, una parte al menos sí puede haber acabado en manos de aquellos que, como Nintendo, pelean porque no se distribuyan sus propias creaciones sin su consentimiento. Un material que, de no ser rescatado por las compañías o por la propia comunidad, estaría condenado a desaparecer para siempre pero, si hablamos de preservación, al menos en lo que se refiere a los juegos de recreativa no podemos obviar el trabajo que realizan asociaciones como Arcade Vintage que no solo rescatan dichos juegos en su estado original sino también el hardware que les sirve de soporte y los muebles en los que va este montado y que me parece una manera sí, más compleja, cara y difícil pero también más auténtica de conservarlos.
¿Son entonces necesarias páginas como Emuparadise para mantener vivo este legado? Creo que hacen una buena labor pero, dado el auge actual por lo «retro» tanto en arcades como en consolas y ordenador, tampoco creo que sean del todo imprescindibles. Por otro lado, ¿tienen derecho las compañías a vetar la distribución de un material que realmente les pertenece a ellos y no a la web que lo comparte? Lo cierto es que, aunque esto pueda no gustar a muchos, sí, lo tienen. El tema es delicado y a priori no se puede favorecer a un bando sin perjudicar al otro. Tal vez una solución sería, como he leído por ahí, la de la creación por terceros de un sitio tipo «Netflix» que ofreciera estos títulos de manera legal por una cuota mensual mínima, cuyos beneficios irían en parte a preservar todo el material y en parte a las compañías que suministrarían las ROMs. Un término medio que, tal como está el patio en este momento, tengo mis dudas de que vaya a hacerse realidad, al menos a corto plazo.
Lo único claro es que hemos asistido al último episodio de una guerra, la del control por lo «retro», que se ha cobrado una nueva víctima. Sin embargo, lo ocurrido tampoco afectará demasiado a una comunidad que seguirá disponiendo de otras vías para conseguir sus ROMs ya que, como suele decirse al hablar de Internet, «no se le pueden poner puertas al campo» y aquellos que quieran disfrutar de la emulación gratuita de videojuegos antiguos continuarán haciéndolo por mucho empeño y medios que empresas como Nintendo pongan para evitarlo.