Trespasser

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“Parque jurásico” ha vuelto a estar de moda recientemente aunque yo creo que, desde que llegó la primera película, jamás ha caído en el olvido. Y es que la idea de caminar entre los dinosaurios es demasiado atractiva para ser ignorada. Esto ya lo supo en su momento el señor Spielberg y lo han sabido todos los que, en diferentes ámbitos, han aprovechado el tirón de este universo que, a pesar del paso de los años, sigue siendo sumamente interesante y emocionante. Hoy quiero hablaros de uno de los muchos videojuegos que trasladaron lo que vimos en las películas o idearon nuevas historias, siendo esto último lo que podemos encontrar en este exclusivo de ordenador llamado “Trespasser”

Su argumento nos sitúa en un suceso paralelo a lo vivido en la película “El mundo perdido” y nos presenta a Anne, una joven ávida de aventuras que, durante un viaje a Costa Rica, sufre un aparatoso accidente de avión con tan mala fortuna que queda atrapada en el “Sitio B”, el lugar donde el equipo de científicos de John Hammond creó a los dinosaurios de su tristemente famoso parque temático.

Nuestra misión como Anne es obviamente, y una vez que averiguamos dónde estamos (cosa que tardamos poquito en descubrir), escapar con vida de la isla. Una tarea que se presenta complicada puesto que no disponemos de casi ningún medio con el que llevarla a cabo. Lo único que podremos hacer, al menos en un principio, será abrirnos camino e intentar sobrevivir a los ataques de los saurios que nos encontremos mientras, a modo de recuerdo, la voz “en off” de Hammond nos va contando cosas sobre la isla y el trabajo que allí se realizó, algo que ayuda mucho a sumergirse en la aventura.

Anne no está sin embargo totalmente indefensa en el “Sitio B”. Las personas que allí vivieron y trabajaron dejaron algunas armas que podemos usar para matar a los dinosaurios que nos ataquen, pero hacerlo no será nada fácil por diversos factores. Uno de ellos es que no hay munición más allá de la que llevan las propias armas por lo que, una vez que queden descargadas, no servirán para nada. Otro es que no podremos llevar encima más de dos armas, del tipo que sean, de modo que toca hacer un muy buen uso de las mismas para no quedarnos pronto sin ellas y otro, además de que con cada una se apunta de una manera concreta, es que el juego carece de punto de mira, de modo que tendrá que ser nuestra propia vista la que calcule si le vamos a dar o no al “enemigo”.

Y si todo esto os parece poco hay que contar además con una física adelantada a su tiempo, que no solo hará que sea difícil mantener la mano que porta el arma completamente quieta sino que de paso hace casi impredecible el movimiento de los dinosaurios, complicándolo todo aún más. Está física es la que también nos permitirá coger casi cualquier objeto, algunos tan grandes que, sinceramente, se sale de la realidad (lo cierto es que coger un cajón grande con una mano no es muy realista, ¿verdad?). Hay que añadir que dicha física no es perfecta y a veces hace cosas raras pero es un mal menor que nunca nos pondrá en serios aprietos si vamos con cautela.

Otra de las características que hacen a “Trespasser” diferente del resto es que no existe indicador alguno en pantalla. La munición, por ejemplo, nos la “canta” la propia protagonista a medida que coge y usa las armas y su estado de salud se puede controlar gracias al tatuaje en forma de corazón que podremos observar si bajamos la mirada y nos fijamos en uno de sus pechos. Este tatuaje cambiará a medida que recibamos daño hasta el punto en el que muramos, momento en el que nuestro cuerpo quedará inerte pero podremos seguir viendo lo que pasa. Esto nos da la posibilidad, si hemos sido abatidos por un dinosaurio, de ver como nos come…

Gráficamente el juego luce bien para la época (recordad que hablamos de 1998). El mundo de “Trespasser” esta dividido en varios niveles pero cada uno se puede recorrer de forma abierta en la dirección que queramos, lo que potencia sin duda el factor de exploración. Podremos visitar también el interior de los muchos edificios abandonados que hay repartidos por la isla, ya sea para buscar pistas sobre qué hacer o, algo más común, buscar refugio contra los saurios que nos persigan.

El juego no se mueve a mucha velocidad. De hecho lo hace con bastante lentitud, lo cual me permitió en su momento jugarlo haciendo uso del teclado y el ratón. Es, hasta la fecha, el único juego de ordenador que he logrado acabar de esta forma, y eso tiene mucho mérito en alguien tan absolutamente torpe como yo en el manejo de ambos periféricos dentro de un videojuego. En lo sonoro, no hay música salvo en momentos puntuales y las únicas voces que escucharemos serán las de Anne y el propio John Hammond, dobladas en nuestra versión al español (latino). Algo que se agradece ante la falta de textos en pantalla más allá de los que aparecen en el tutorial.

Es difícil expresar lo que “Trespasser” me hace sentir cuando lo juego. Soy fan de “Parque jurásico”, aunque no quiere decir que me guste todo lo que he visto. Me lo pasé genial con el juego de la película en Mega Drive (algún día hablaré de él) pero con este hay algo más. Supongo que será un poco de todo, es decir, el juego en sí, mi predilección por este universo, el ya mencionado hecho de haber logrado terminarlo con teclado y ratón, todo ello junto ha creado un fuerte lazo de unión con esta obra que conservo desde el día en el que la compré, hace ya veinte años, y que sigo jugando de vez en cuando a pesar de haberlo terminado muchas veces porque es mi favorito en una plataforma que, por otra parte, tampoco he exprimido nunca como sistema de juegos ni entonces, ni ahora…

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