No es la primera vez que este tema causa polémica, ni será por supuesto la última. Desde sus inicios, las tiendas digitales han estado en el punto de mira de los usuarios que saben, o al menos intuyen, que algún día todo el material al que ahora tienen acceso dejará de existir. Y eso es lo que va a ocurrir hoy mismo en el caso de Wii U y 3DS, ambas máquinas de Nintendo cuyo servicio cesará en unas horas.
El principal argumento que esgrimen quienes protestan por esta clase de decisiones es el de la desaparición definitiva de muchos títulos que solo se pueden adquirir en dichas tiendas. La idea de quedarse sin ellos ha dado pie a insólitas iniciativas como la de un «youtuber» que, en un año, gastó alrededor de 22.000 dólares en la compra de todo el contenido disponible. Una maniobra sin duda pensada más para llamar la atención que por un deseo real de preservar los juegos y su material adicional.
No deja de chocarme que haya personas a las que de repente les entra la prisa por comprar ahí cuando probablemente durante mucho tiempo seguro que ni se han molestado en pensar en ello. Como tampoco falta quienes parece que su objetivo es que las tiendas sigan abiertas para siempre solo porque así lo desean, sin tener en cuenta que mantener su funcionamiento conlleva un coste para las empresas que las gestionan.
Es por esto que se dan casos de presión en redes sociales que, en alguna ocasión, han logrado lo que se proponían aunque sea de manera temporal como ocurrió con las tiendas digitales de PlayStation 3 y PS Vita que Sony pretendía cerrar, viéndose obligada a recular al menos en el caso de PS3. A día de hoy, no obstante, no sé en qué quedó todo aquello pero lo que sí puedo deciros es que, si no ahora, en el futuro seguirán el mismo camino que las de Nintendo, la cual ya declaró en su momento que no piensa cambiar su decisión.
Mucha gente no parece entender que en el mercado de lo digital todo tiene un ciclo, más o menos largo, de vida útil, ya sea por falta de interés del público o por tema de licencias. Pasado ese tiempo, lo más habitual es que acabe desapareciendo pero no hemos de rasgarnos las vestiduras por ello.
Si es porque los desarrolladores de los juegos los lanzaron exclusivamente en dichas tiendas, ahora tendrán la oportunidad de hacerlo en otras, previa adaptación de sus respectivos productos. Y si es por los usuarios y en concreto por el dinero que estos han invertido pues qué queréis que os diga: solo mirad a vuestro alrededor y veréis cuántas cosas por las que pagamos (ropa, tecnología, objetos varios) se terminan perdiendo irremediablemente de una u otra forma.
Sinceramente, me parece ridículo armar revuelo por algo que, obviamente, no sucede solo en este mundillo del videojuego. ¿O acaso no cierran todo tipo de negocios de manera frecuente por los motivos más diversos? Si nos toca de cerca, por ser clientes habituales de los mismos, es normal que nos pese (imaginad al dueño/a que se ve obligado/a a dejar de vivir de ello) pero unos y otros seguimos adelante y siempre acabamos encontrando una alternativa. Pues en esto ocurre lo mismo. Puede que haya material al que no se pueda volver a jugar pero siempre habrá donde elegir.
El cierre de una tienda o cualquier otro servicio digital se ha dado y se dará porque tiene que ser así si las circunstancias lo justifican. Haceros pues a la idea quienes todavía no queréis aceptarlo porque ninguna queja lo va a cambiar. Por otra parte, y aunque haya quien pueda seguir el ejemplo del «youtuber» antes mencionado, que tampoco piense nadie que va a conservar todo lo adquirido para siempre porque también los soportes en los que se almacena el contenido tienen fecha de caducidad pero cuando estos dejen de funcionar, con la consiguiente pérdida, y ya no sea posible volver a conseguir dicho material, decidme: ¿qué quedará?