Wonder Boy in Monster Land

Wonder Boy in Monster Land

¿Podéis imaginar un juego de rol en el que no fuera posible guardar avance alguno, obligando a todo aquel que lo juegue a terminarlo de un tirón? Hoy en día esto es impensable pero hubo alguien que en 1987, hace más de treinta años, no solo lo pensó sino que lo llevó a cabo materializando lo que se convertiría casi de inmediato en un clásico y la base sobre la que se desarrollaría la saga a partir de entonces. Esta obra de arte, de la que voy a hablaros en esta reseña, se llama Wonder Boy in Monster Land.

En realidad, estamos ante una mezcla de géneros que combina con gran acierto acción, plataformas y el antes mencionado rol mediante un sistema de progresión sencillo pero muy bien implementado. Pero antes de hablar de todo ello hay que saber de qué trata Monster Land y cuál es nuestro objetivo.

El argumento nos sitúa unos pocos años después de lo acaecido en el Wonder Boy original, en un momento en el que Wonder Land ha sido invadida por una horda de monstruos. Solo Bock Lee Temjim, que es como se llama nuestro protagonista, puede detener esta amenaza. Pero no será un camino fácil pues ante nosotros se abre un mundo que comprende once niveles repletos de peligros a los que debemos hacer frente, en principio, sin mayor ayuda que una pequeña espada y una poción que nos permite recobrar toda la vida si esta llega a cero.

Por fortuna es posible ir mejorando tanto la cantidad de vida del personaje, representada con un determinado número de corazones que irá en aumento a medida que progresemos, como el equipo con el que combatir a los enemigos. Así, además de nuevas armas dispondremos también de armaduras, botas y escudos que otorgarán diferentes grados de ataque y defensa en función de su coste. Por otro lado también se podrán comprar otros objetos y poderosas magias que nos facilitarán las cosas en nuestro periplo y que, dicho sea de paso, también dejarán algunos enemigos una vez hayamos acabado con ellos. Ya el saber hacer buen uso de todo ello será cosa nuestra, pues el juego en ningún momento nos guiará en este sentido.

Como es obvio, para adquirir cualquier cosa en todas las tiendas que encontraremos nos hará falta algo con lo que poder pagar y ese algo es el oro, elemento a priori escaso en Monster Land aunque existe una manera de obtener grandes cantidades si sabemos cómo hacerlo pero no la voy a revelar para que seáis vosotros mismos quienes la descubráis. Tan solo diré que existen muchos puntos repartidos a lo largo de todo el juego en el que es posible conseguirlo y, si sois diestros y contáis además con un extra de suerte, podréis haceros con una gran fortuna que al final, si completáis el juego, hará crecer enormemente vuestra puntuación total.

Gráficamente, Monster Land es un título sencillo pero llamativo, con un estilo muy personal. Todo se mueve con suavidad pero es cierto que en determinados momentos en los cuales la pantalla se satura de enemigos se producen ralentizaciones que pueden dificultar nuestro avance. También presenta algún que otro fallo puntual en la paleta de colores de algunos sprites pero esto no influye para nada en el juego en sí más allá de lo estético.

Donde sí destaca es en lo sonoro, especialmente por una música compuesta de dulces melodías que pronto, si jugáis habitualmente, se os quedarán grabadas en la memoria. Los efectos de sonido no son nada especial y el juego carece de voces, estando completamente en inglés en su versión occidental. No obstante, esto último no es ningún obstáculo para seguir la historia o, mejor dicho, los recados que los diversos personajes que iremos encontrando nos pedirán que hagamos a cambio de objetos que nos permitan seguir avanzando.

A Wonder Boy in Monster Land hay que juzgarlo en su contexto, pues si bien como juego de rol se queda cojo, ya que salvo la progresión en vida y atuendo no conocemos nada más del personaje, no hemos de olvidar que se trata de un título de finales de los años 80 destinado además a los salones recreativos a pesar de que tiempo después recibiera las correspondientes versiones para los sistemas domésticos de la época. Todo un hito para lo que estábamos acostumbrados a ver los jugadores y creo que por ello es por lo que causó el impacto que tuvo y forjó, como dije al comienzo, lo que sería a partir de ese momento la esencia de la saga Wonder Boy, tema que por cierto toqué hace un tiempo en otro artículo que, si os place, podéis leer aquí.

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4 Comments

  1. Un juego sorprendente por el tremendo cambio que sufrió en estilo con respecto a la primera parte, cuyo estilo solo repetiría en el Wonder Boy 3 de arcade. Gran juego, muy divertido y original para la época, y magistral la versión de Master System.

  2. Por dicho cambio es por lo que pienso que nos marcó a quienes lo conocimos en su momento y fue tal el impacto que, obviando "Monster Lair", la saga ya tomaría ese rumbo hasta el final. Uno de esos casos en los que se da con la tecla adecuada de una manera totalmente inesperada, me da, hasta para sus propios creadores…

    Gracias, Isaac Lez, por pasarte por mi blog y comentar. Saludos.

  3. Llegué a escuchar de el en su momento pero dado que los RPG nos son mucho lo mio lo dejé pasar. Y mira que un RPG sin Guarda-Partidas menos que menos. Aunque eso si, es un tamaño reto, solo para valientes 😀

  4. Al final es como cualquier otro juego de la época: memorizar todos los pasos para así saber de antemano lo que te viene y prepararte para ello. Obviamente esto implica echarle muchas horas pero cuando le coges el truco es una maravilla y siempre quieres avanzar más…

    Gracias, Güevonadas, como siempre por pasarte y comentar. Saludos.

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