Guardo muy buenos recuerdos de ese periodo de tiempo que fueron los años 90, en especial de lo que tuve la suerte de disfrutar entre 1995 y 1998 gracias a la que fue y es mi consola favorita, la Saturn de Sega. Fue «la consola de las recreativas», pues recibió conversiones de prácticamente todos los juegos arcade que la compañía lanzó entonces, y que forman parte casi en su totalidad de mi colección actual. Ya he hablado de algunos de ellos, pero hoy le toca el turno al que fuera primero en su género dentro del catálogo de la consola: Daytona USA, un juego con luces y sombras que, no obstante, cumplió su cometido con creces… y lo sigue haciendo todavía.
Aunque la versión original de recreativa vio la luz en 1994, no sería hasta un año después cuando llegó esta que voy a reseñar. Fue la segunda conversión que Sega realizó de uno de sus arcades (la primera fue Virtua Fighter) y eso se nota porque estamos ante un juego que pudo ser mejor de lo que fue, si bien lo que nos llegó tampoco estaba mal. Daytona USA para Saturn tiene todos los elementos del juego original, es decir, los tres circuitos y la ingente cantidad de coches que por ellos circula junto a nosotros y que varía en función de la pista elegida, siendo 40 en la fácil, 20 en la de dificultad media y 30 en la difícil.
Como en el arcade, podemos elegir entre cambio de marchas automático o manual. Una vez elegida la opción deseada, el ya legendario mensaje «Gentlemen, start your engines» dará paso a la carrera en sí, en la que deberemos abrirnos paso entre los rivales mientras tratamos no solo de llegar lo más arriba en la clasificación sino de hacerlo antes de que se agote el tiempo que se nos da en cada vuelta o punto de control. Una constante en los videojuegos de este tipo que añade más presión si cabe al jugador.
Pero la versión de consola ofrece algo más de contenido, puesto que su condición de juego doméstico que debía durar el mayor tiempo posible así lo hacía necesario. Por ello, junto al modo arcade tenemos otro modo, el «Modo Saturn», prácticamente idéntico en su propuesta pero que nos da la posibilidad de recorrer los circuitos con versiones alternativas del Hornet, el coche que utilizamos para disputar las carreras. A los dos vehículos estándar se suman otros tantos con diferentes características de velocidad, frenado y capacidad de giro, entre los cuales podemos encontrar el que se adapte mejor a nuestro estilo de conducción. Las carreras en este modo son también algo más sencillas de completar que en el modo arcade, lo que lo convierte de paso en un buen método de entrenamiento para perfeccionar nuestras habilidades cuando busquemos un reto mayor.
En lo técnico es donde pincha este Daytona USA y no es porque, como se llegó a decir en su momento, la Saturn no estuviera preparada sino que, tal vez por la urgencia de lanzar el juego y por la complejidad de un hardware cuyas prestaciones todavía no se sabían explotar, se puso a la venta apresuradamente. A pesar de los evidentes problemas en la generación de los escenarios y una tasa de frames o imágenes por segundo más bien baja, este Daytona USA se deja jugar bien una vez le cogemos el truco al control del vehículo y si bien sus opciones son bastante limitadas en comparación a lo que nos fue llegando posteriormente, la diversión está asegurada durante el tiempo que dure la partida.
Pero no puedo cerrar esta reseña sin hablar de la música de Daytona USA pues, como suelo decir, una buena banda sonora nos sumerge de lleno en los mundos que ambienta, emocionando a todo el que la escucha mientras juega. En lo que se refiere a un juego de estas características, la música proporciona ese punto extra de adrenalina a las carreras en los instantes más tensos a la vez que nos relaja mientras contemplamos el paisaje cuando vamos en una posición más cómoda. Míticos son sus dos temas cantados: Let’s go away, melodía del primer circuito y de las «intros» que muestran cada pista, y Sky high, que suena en el tercero. Dos canciones que, como ha ocurrido con tantas otras dentro de la larga lista que Sega creó para sus juegos en el pasado, ya han entrado en la historia y son perfectamente reconocibles por los más veteranos.
Tiempo después de la salida del juego llegaría una nueva versión con la coletilla «Championship Circuit Edition», que añadía nuevos contenidos a la vez que solucionaba en buena medida los problemas que presentaba el original a nivel gráfico. Sin embargo, en lo personal me quedo con la primera por afinidad hacia el juego que tantas horas de diversión me dio en su momento y que a día de hoy, ya sea a través de la emulación o con el hardware real, todavía me hace revivir esos años de juventud en los que todo esto de los juegos en tres dimensiones nos parecía algo nuevo y excitante. Y si, además, queréis echar unas risas, buscad en internet los trucos del juego, entre los que encontraréis la forma de desbloquear un caballo (sí, habéis leído bien) que corre tanto o más que los propios coches y que nos demuestra la idea que tenían en la Sega de entonces de lo que, por encima de todo, debían ofrecer sus videojuegos: diversión. Y en esto último Daytona USA fue, es y será siempre de los mejores.
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