Jamás, al menos por lo que puedo recordar, me había costado tanto realizar un análisis de un juego pero los motivos de esto los explicaré luego porque lo que ahora toca es hablar de Kena: Bridge of Spirits, al cual he llegado como tantas otras veces pasado ya un buen tiempo desde su salida al mercado. Veamos qué tiene que ofrecer el que, aunque no lo parezca, es el primer título desarrollado por el estudio Ember Lab.
El juego toma el nombre de su protagonista, una joven guía espiritual cuya misión es ayudar a avanzar a aquellas almas cuyo tormento las termina volviendo malvadas. Un primer contacto con una especialmente poderosa la conducirá a una vieja aldea abandonada, cubierta en gran parte por una extraña sustancia venenosa que mantiene atrapados a sus antiguos moradores. Nuestra misión es, pues, liberarlos de su prisión y descubrir lo que sucedió en el lugar.
Kena: Bridge of Spirits propone vivir una emotiva aventura de acción y plataformas en tercera persona dentro de un mundo abierto que, como viene siendo habitual, se nos irá desvelando a medida que avance la historia. Todas las zonas están conectadas entre sí y ocultan numerosos secretos, cuyo registro podremos consultar en todo momento a través de un mapa que también nos dará la opción de viajar rápido gracias a los puntos de distorsión previamente localizados.
Uno de los secretos será la presencia de los Rot, unas simpáticas criaturas que desde el principio se convertirán en amigos y aliados de Kena, ayudándola en su misión durante el combate contra diversas entidades oscuras o bien moviendo objetos pesados y accionando mecanismos que se encuentren fuera de su alcance. Cuanto mayor sea su número, más acciones podremos llevar a cabo.
Algunas de estas acciones, junto a otras habilidades que iremos adquiriendo, se desbloquearán mediante el karma obtenido durante los combates o a medida que vamos liberando el territorio de la putrefacción. Estas consisten principalmente en movimientos especiales que consumen puntos de coraje o veces a las que podemos recurrir a los Rot y cuyo número varía en función del nivel de estos, dependiente este a su vez del de criaturas que hayamos encontrado.
Otro elemento, que abunda en cofres y otros recipientes, son unos cristales brillantes con los que será posible adquirir un amplio surtido de sombreros y máscaras para los Rot, además de nuevo vestuario para la protagonista, una vez los hayamos encontrado o desbloqueado en una serie de pruebas de habilidad adicionales que estarán disponibles tras cumplir ciertos objetivos.
A nivel técnico, el equipo de desarrollo ha utilizado su experiencia en el ámbito de la animación digital para crear una experiencia muy próxima a las grandes producciones que vemos en el cine y la televisión. Escenarios y personajes presentan un diseño muy elaborado que, en el caso de los principales, destaca especialmente en sus cuidadas expresiones faciales. Todo se mueve con suavidad y sin ralentizaciones dependiendo, eso sí, de la versión jugada y de la forma de acceso.
En lo referente al sonido, diversas melodías nos acompañarán ambientando a la perfección cada instante, bien estemos explorando o durante los combates. Los efectos cumplen su función. Y en cuanto a las voces, estás no han sido dobladas aunque los textos sí están traducidos, lo cual se agradece más en este caso debido al muy bajo volumen que presentan los diálogos en relación al resto de elementos de este apartado.
Pese a ser su debut en el mundo de los videojuegos, Ember Lab ha firmado un título sin apenas fisuras que engancha por su emotiva historia, una cantidad de contenido amplia aunque no tan desmesurada como para llegar a abrumar pero, sobre todo, por un espléndido apartado artístico que es, sin duda alguna, su mejor tarjeta de presentación.
Antes comenté que nunca hasta la fecha me había costado tanto analizar un juego, y ha llegado el momento de explicar el por qué dije esto, que se resume en las distintas impresiones que me ha producido Kena: Bridge of Spirits después de haberlo jugado tanto en PS4 como PS5.
Mi primer contacto fue en su versión para PlayStation 4 y vía streaming. Esto ultimo influyó de manera notable en mi primera y a la postre negativa percepción por culpa de un rendimiento por debajo de lo esperado que, en un primer momento, achaqué al propio juego dado que los tirones se producían siempre en los momentos de más acción. Algo que, obviamente, acabó afectando a la jugabilidad lo bastante como para que su sistema de control, un poco lioso al principio pero aun así asequible, no funcionara como debía y me causara más de una frustración.
Recientemente probé esta susodicha versión descargada en la consola y pude comprobar que, a pesar de la ausencia de los mencionados tirones, el juego no va tan suave como en su versión nativa para PS5, que es la que, en el momento en el que escribo estas lineas, sigo exprimiendo y disfrutando enormemente. Es por eso que este análisis lo he centrado por completo en lo visto en PlayStation 5, algo que haré a partir de ahora siempre que me encuentre con un caso como este.
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