Hoy toca hablar de un juego que marcó un antes y un después dentro del género de conducción debido a su particular enfoque, en el que no solo contaba ganar sino, además, hacerlo con estilo. Ese título es Metropolis Street Racer, el título exclusivo de Dreamcast cuyo análisis compartiré a continuación.
Metropolis Street Racer ofrece la posibilidad de recorrer varias zonas de tres famosas ciudades: Londres, Tokio y San Francisco, todas ellas muy bien recreadas donde, gracias al entramado de calles, dispondremos de una amplia variedad de rutas de diverso tamaño y complejidad en las cuales disputaremos carreras o pruebas de habilidad tratando de no cometer ningún error.
Las carreras podrán ser bien contra un único oponente o un máximo de 5. Cómo es habitual en el género, saldremos en último lugar y deberemos ir escalando posiciones en pos de la victoria. En cuanto a las pruebas de habilidad, estas se centran en superar distintos desafíos como el de conseguir el mejor tiempo en una vuelta, alcanzar una determinada velocidad máxima o media, adelantar a un determinado número de adversarios o sacar una vuelta de ventaja.
Pero lo que diferencia a Metropolis Street Racer de cualquier otro juego de la época es, como ya dije, la necesidad de conducir con estilo para obtener puntuación adicional en forma de Kudos, la por así llamarlo moneda del juego cuya acumulación nos permitirá desbloquear vehículos más potentes, si bien algunos los obtendremos como premio por superar ciertos desafíos.
Dado que alcanzar la cantidad de Kudos necesaria para ir avanzando no siempre será sencillo, podremos repetir los desafíos para tratar de hacerlo mejor o bien echar mano de los comodines de que dispongamos y de los cuales solo será posible tener un máximo de 5. Estos sirven para doblar la puntuación final pero hay que tener cuidado con su uso porque perderemos también el doble de lo normal si fallamos.
Visualmente, Metropolis Street Racer exprime el hardware de Dreamcast como no lo hizo en la época ningún otro juego, llevando la máquina al límite sin que por ello lo mostrado en pantalla sufra de ralentizaciones u otros problemas gráficos a pesar de haber logrado plasmar diversas condiciones ambientales como lluvia o niebla además de, en base a la configuración del reloj de la consola, mostrar la situación horaria real del lugar en el que tenga lugar la prueba.
Pero plasmar todo lo que el título ofrece hizo necesarios ciertos sacrificios a nivel de contenido, siendo la total ausencia de público en todos los trazados y la de daños visibles en los coches o reflejos en la carrocería los más evidentes.
Y si a nivel gráfico estamos ante un título que apunta alto, no lo hace menos en el sonoro donde no solo oiremos los típicos efectos del motor y los derrapes de los vehículos sino que cuenta con una de las bandas sonoras más logradas de la época, con una amplia selección de melodías y canciones que podrían pasar (y que se utilizan de hecho con esa intención en el juego) por temas comerciales audibles en cualquier emisora de radio del ámbito musical.
El mejor juego de conducción de Dreamcast. Así de claro y contundente tengo que mostrarme al hablar de Metropolis Street Racer porque no existe, al menos que yo sepa, ningún otro título del género que pueda siquiera igualar lo ofrecido por el desaparecido estudio Bizarre Creations, que buscaría luego repetir el éxito alcanzado con su heredero Project Gotham Racing pero eso, como suele decirse, es otra historia.
Creo que todos los que tuvimos una Dreamcast quedamos impactados por lo visto en Metropolis Street Racer, tanto a nivel técnico como de contenido y mecánica de juego. Horas de diversión y no poco sufrimiento para exprimir un juego que todavía hoy supone una lección sobre cómo se puede innovar en un género si se ponen las ganas y entusiasmo suficientes.