Panzer Dragoon Saga

Panzer Dragoon Saga

Que gran consola fue (y es) la Saturn de Sega. No solo nos brindó a quienes la tenemos la oportunidad de disfrutar de conversiones de muchos de los grandes arcades de la compañía sino que nos dejó joyas atemporales como esta tercera entrega de la saga Panzer Dragoon que es, sin lugar a dudas, el mejor y más grande juego de la máquina de 32 bits. No en vano necesitó de cuatro discos (sí, cuatro) pero, por desgracia, llegó en un tiempo en el que Saturn estaba más muerta que viva a nivel comercial por lo que, sobre todo aquí en Europa, fueron muy pocos los que en su momento pudieron adquirir y disfrutar esta verdadera maravilla.

Panzer Dragoon Saga («Azel» en Japón) rompió buena parte de los esquemas establecidos por los dos juegos anteriores. Ya no estamos ante un «shooter» sobre raíles sino frente a una propuesta rolera con combates por turnos que narra la historia de Edge, un joven mercenario que ve como, sin saber el por qué, sus compañeros son aniquilados por una facción rebelde del imperio. Dolido especialmente por la muerte de su capitán, Edge luchará para vengarlo. Sin embargo, ya casi desde el principio hará acto de aparición un misterioso personaje por el que quedaremos prendados y, a medida que el juego avance, su presencia provocará diversos giros de guión que harán que todo cambie. Este extraño ser artificial de apariencia y rasgos humanos que tiene como he dicho gran peso en la historia y el destino de Edge, es Azel, la otra gran protagonista del juego.

En Saga podremos por vez primera recorrer el mundo que nos rodea a pie, si bien también viajaremos a lomos de un dragón pero de eso hablaré después. El control de Edge es sencillo, pues nos limitaremos a caminar y a realizar acciones como hablar, inspeccionar o comerciar en función del lugar, el momento y los personajes con los que interactuemos. Pulsando el botón correspondiente aparecerá en pantalla un cursor que podremos mover hacia donde queramos, señalando objetos de interés y su proximidad. Hay que decir que lo que averigüemos sobre los mismos variará dependiendo de esta última, es decir, a más cercanía, más información. Por supuesto, necesitaremos estar cerca de los personajes para hablar con ellos y también para coger algunas cosas.

En los momentos en los que hagamos uso del dragón, la cosa cambiará hasta tal punto que podríamos decir que estamos ante un juego completamente diferente. Lo primero de lo que somos conscientes es de que el desplazamiento ya no está prefijado sino que somos libres para movernos dentro del área en la que nos encontremos. Visitaremos numerosos enclaves, en su mayor parte en apariencia desiertos, pero hay una explicación para esto, y es que los duelos contra los diversos enemigos que habremos de afrontar se producen de manera aleatoria. Sabremos que llega uno porque veremos la pantalla fundida en blanco antes de que se inicie la secuencia previa al combate, cuyo funcionamiento voy a describiros a continuación.

Como dije antes, las batallas serán por turnos pero no nos limitaremos a dar y recibir, esperando que nuestros atributos de ataque y defensa nos libren de la muerte. Durante el tiempo que dura cada turno, que varía en relación de cada enemigo, podremos movernos a su alrededor hasta alcanzar uno de los cuatro puntos (frente, espalda o ambos lados) del mismo. Será muy importante tener en cuenta el radar situado en el centro de la pantalla para ver si estamos a salvo o expuestos a un ataque certero. Respecto a las acciones que podemos realizar, estas dependerán de unas barras que se rellenan continuamente y que marcarán el instante en el que podremos llevar a cabo un ataque mediante el dragón o con nuestra arma de mano, o bien reponernos del daño sufrido. Naturalmente hay acciones, como por ejemplo los ataques especiales del dragón, que requieren más barras (hasta un máximo de 3) y si deseamos usarlos tenemos que esperar a que estas se llenen. Un lapso de tiempo en el que, dependiendo del nivel que hayamos alcanzado, quedaremos a merced del rival o podremos ser capaces de anticiparnos y preparar una defensa eficaz.

Subir de nivel es sumamente importante, ya que con ello iremos adquiriendo nuevos poderes con los que combatir además del consabido aumento en los diferentes valores. Pero estos tampoco son fijos pues es posible redistribuirlos en cualquier momento en función de nuestras necesidades, lo que hará variar el comportamiento y la efectividad de los movimientos de ataque, defensa y evasión del dragón. Son tantas las posibilidades que se hace imposible comentarlas todas. Por otro lado, una vez acabada cada contienda, recibiremos una cantidad de experiencia y de dinero determinada por lo bien o mal que lo hayamos hecho tanto en cuanto a la rapidez con la que acabemos con los enemigos como al daño recibido de los mismos. Dicho dinero nos servirá para comprar numeroso artículos como elixires de vida o pociones que contrarresten algunos de los efectos con los que nos dañen, entre otras cosas. También hallaremos en nuestro periplo muchos y variados objetos que podremos vender para poder comprar los que nos interesen.

Pero ya he hablado bastante de la jugabilidad de Panzer Dragoon Saga y toca hacerlo de su apartado técnico. En este aspecto, a nivel gráfico no es quizá tan detallado como sus predecesores en algunos momentos aunque en lineas generales es bastante bueno si tenemos en cuenta la magnitud del juego. Los enemigos son muy variados y también lo es la cantidad de transformaciones que puede tener el dragón dependiendo de su nivel y del enfoque que demos al reparto de los valores de sus habilidades. Igual sucede con los escenarios, nuestro personaje, los que iremos encontrando a lo largo de la historia y las numerosas secuencias generadas por ordenador que aparecerán en los momentos importantes. Todos los elementos, en definitiva, destacan muy notablemente y convierten a este juego en uno de los mejores (sino el mejor) del catálogo de la consola también en este apartado.

En cuanto al sonido, las músicas siguen la linea establecida en la saga y ambientan a la perfección todos los momentos y lugares del juego. Los efectos son también los clásicos pero donde encontraremos una diferencia evidente será en el doblaje de las voces. Dejando a un lado el hecho de que apenas se use el «panzerese», lengua inventada propia del universo Panzer Dragoon, más allá de la secuencia de inicio, el juego llegó a Europa con diálogos en japonés y subtítulos en inglés. Por suerte es un inglés muy sencillo de entender. Como dato curioso a la par que significativo, los créditos al final del juego aparecen también en japonés. Esto se debe a que el trabajo de localización fue reducido a su mínima expresión, ya que en 1998 la consola estaba dando sus últimos coletazos en occidente. De hecho, en Europa apenas se distribuyeron 1000 copias, convirtiendo a Saga en un objeto muy valorado a día de hoy por los coleccionistas.

Panzer Dragoon Saga fue la cima, el culmen, el climax de una serie que vio la luz solo tres años antes pero que, desgraciadamente, debería esperar más de una década para verse continuada con la entrega lanzada para la primera Xbox, y que será el tema del próximo post dedicado a esta gran obra de Sega. Concluiré diciendo que si, gracias a este artículo, alguno se anima a jugar a este Panzer Dragoon Saga aunque sea vía emulación, desde aquí le invito a compartir una experiencia que, estoy seguro, será muy grata. Saludos.

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2 Comments

    • Yo intento pensar lo mismo aunque luego las estadísticas me digan otra cosa…

      Gracias, Nuria. Reconforta y anima ver que alguien los aprecia. Saludos.

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