The Town of Light

The Town of Light

La locura es un tema recurrente en multitud de obras literarias y audiovisuales. Los videojuegos, como elemento cultural, no son ajenos a esta temática y no son pocos los ejemplos que, a lo largo del tiempo, han tratado de reflejar este aspecto desde diversos puntos de vista. Uno de los que mejor lo ha hecho ha sido el aclamado Hellblade: Senua’s Sacrifice al reflejar el tormento de una mente asediada por voces y visiones que son, en principio, producto de ella misma. Sin embargo, hoy quiero hablaros de otro juego que también toca el tema de la locura pero desde el prisma de su tratamiento o, mejor dicho, de cómo era este hace ya algunas décadas…

Basado en un lugar y hechos reales, The Town of Light nos pone en la piel de Renée, una joven de 16 años que regresa al sanatorio mental en el que estuvo recluida tiempo atrás, hace tiempo abandonado, con la intención de buscar respuestas sobre su pasado. Recorreremos los pasillos y salas que alguna vez albergaron a una multitud de pacientes con diversos grados de enfermedad mental, a los que se trataba con los recursos de qué disponían en la época, en concreto a finales de los años 30 del pasado siglo.

El juego usa una vista en primera persona, que ayuda a la inmersión, y su manejo es sencillo, puesto que durante casi todo el desarrollo nos limitaremos a, como dije, recorrer las diversas estancias y a hacer uso de algunos objetos en momentos concretos. Hay instantes en los que tendremos que esforzarnos un poco para resolver algunos puzzles no demasiado complejos pero también deberemos hacer ciertas elecciones que variarán el transcurso de los acontecimientos y la percepción de la protagonista sobre otras personas o su propia situación.

Aunque también está para Xbox One y PC, la versión de PlayStation 4 es la que conozco y en base a esto comentaré, como siempre hago, su apartado técnico. El equipo responsable del desarrollo ha reflejado con sumo detalle el sanatorio en el que tiene lugar la trama, y podemos hacer la comparación gracias a las fotografías del sitio real que vienen de regalo con el juego. Las secuencias en las que Renée recuerda instantes de su estancia pasada son de verdad inquietantes, además de un magnífico testimonio de lo que de verdad pasó en sitios así durante el tiempo que estuvieron abiertos. Hay que decir, no obstante, que The Town of Light no es un juego violento pero sí que puede resultar incómodo para personas sensibles por la forma en la que se han recreado algunos aspectos. Como anécdota os contaré que una de las escenas de la parte final casi me obliga a dejar de jugar, pues aunque sabía bien lo que iba a pasar no pensé nunca que iban a mostrarlo como lo hicieron…

El juego viene con voces en inglés, en italiano (creo) y no sé si algún idioma más, entre los cuales no se encuentra el español. Por suerte sí cuenta con textos en castellano que facilitan seguir los diálogos de los personajes y la lectura de todos los documentos, algunos sumamente importantes. The Town of Light es más rejugable que otros juegos de su género gracias no solo a las ya mencionadas elecciones que dan pie a otras posibilidades dentro de la historia sino que incluso los propios logros/trofeos del juego nos invitarán también a explorarlas, dando a quienes gustan de completarlos otro motivo para no dejar el juego en la estantería después de haberlo terminado por primera vez.

No hay mucho más que decir sobre The Town of Light pero no cerraré este artículo sin dar una breve opinión personal acerca de este juego, para muchos una propuesta de terror psicológico pero que yo veo como una experiencia que merece la pena tanto o más por su valor documental que como juego en sí. Solo por la forma en la que se han recreado los diversos escenarios por donde transcurre la historia y las vivencias de la protagonista, que son en buena medida las de mucha gente que tuvo la desgracia de verse encerrada en sitios parecidos, The Town of Light merece un hueco en la lista de quienes buscan algo más que un mero entretenimiento, que desean aprender sobre el pasado y, en definitiva, sobre el propio ser humano.

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