Uno de los problemas que al menos antaño se daba siempre que aparecía una nueva consola en el mercado era que se desconocía en gran medida el funcionamiento de su arquitectura y lenguaje. En consecuencia no era posible sacarle no ya todo el potencial sino probablemente ni la mitad del mismo, pero esto es algo de lo que los usuarios solo hemos ido siendo conscientes cuando, pasado un tiempo, hemos visto lo que realmente se puede llegar a hacer cuando el hardware se aprovecha bien.
Un ejemplo de esto es el juego del que quiero hablaros hoy. Wonder Boy III Monster Lair vio la luz en los salones recreativos en 1988 pero no llegaría a la Mega Drive hasta 1990, convirtiéndose en uno de los primeros juegos de su posteriormente inmenso catálogo. Esto solo es una hipótesis pero es probable que dicho lapso se produjera porque la máquina que ya tenía la compañía japonesa en el mercado, la Master System, no era lo suficientemente potente para plasmar dicho juego aun en una conversión «libre» como se hizo por ejemplo con Shinobi un año antes, el cual por cierto no llegaría nunca a salir para la máquina de 16 bits.
Quizá sobre el papel la nueva consola sí mostraba tener la potencia necesaria pero es seguro que era una absoluta desconocida incluso para los estudios internos cuando se llevó el juego a sus circuitos. Prueba de ello es la gran diferencia que ambas versiones, arcade y doméstica, presentan, y aunque las limitaciones de la segunda no la hacen un mal juego resulta evidente, viendo lo que años más tarde se logró, que Wonder Boy III Monster Lair salió en consola demasiado pronto.
El juego fue totalmente rehecho por la propia Sega, que no empleó nada del material gráfico que tenía del original. Todos los elementos en pantalla se volvieron a crear desde cero y por ello se pueden apreciar una apariencia y unas animaciones diferentes tanto en los personajes protagonistas como en cada uno de los enemigos, jefes de nivel incluidos, además de en los propios escenarios.
La jugabilidad también se vio modificada al dejar más igualada la potencia de las diferentes armas que podemos conseguir. La más afectada sin duda fueron los misiles, cuya capacidad se vio en la versión de consola muy mermada. Esto a mi juicio hace que, a diferencia del arcade, no merezca la pena intentar mantenerlos aunque hayamos cogido varios items seguidos (yo solía hacer esto último siempre que se podía).
No os puedo dar un dato concreto pero estoy seguro de que Sega usó un cartucho con escasa memoria para esta versión, lo que implicó la eliminación de unos cuantos niveles. Los afectados fueron el camino que da al primer castillo y que nos enfrenta a una calavera (nivel 5), el recorrido por el mismo en el que nos espera un «hombre invisible» (nivel 6), otro castillo, el del segundo murciélago (nivel 9), la segunda zona de hielo con el demonio lanzador de bolas de fuego (nivel 12) y la tercera, con sus saltos imposibles y la armadura que nos lanza su puño a lo «Mazinger Z» (nivel 13) y que, como anécdota, os contaré que yo jamás he sido capaz de derrotar en la versión arcade con una sola moneda.
Otra diferencia palpable de la versión de consola, aunque solo sea también a nivel estético, es el hecho de que en las zonas del jefe de cada nivel, en las que nos movemos a lomos de una especie de dragón de color rosa, el escenario no vaya ganando velocidad desde el preciso instante en el que este hace acto de aparición como sí ocurre en el arcade y que daba un plus de espectáculo y emoción a las batallas que no existe en Mega Drive.
Sé que este artículo no es el típico que suelo escribir cuando me centro en un juego determinado pero me ha servido de base para exponer un tema, el de los juegos de «primera hornada», del que se podrían decir tantas cosas que tal vez en el futuro profundice en ello mencionando otros casos. Tampoco es mi intención dar una mala imagen de este Wonder Boy III Monster Lair para Mega Drive, pero hemos de admitir la realidad como es. A pesar de todo es un juego divertido, tanto si se disfruta en solitario como en compañía de otro jugador.
Yo lo tengo original y lo considero una de las mejores piezas de mi colección, sobre todo por lo que para mí representa como tal. Espero que este «análisis» tan inusual os haya parecido interesante o como poco curioso si no conocíais esta versión del juego. Un saludo a todos y hasta el próximo post.
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