¿Os imagináis cómo sería jugar a Final Fight o Streets of Rage en primera persona? Pues algo muy similar es lo que ofrece el juego del que voy a hablar hoy en GAMALT pues Zeno Clash, que es cómo se llama esta aventura para PC y Xbox 360 (cuya versión es la que será analizada), nos propone una historia en la que habremos de combatir cuerpo a cuerpo y con diversas armas a cuántos enemigos nos salgan al paso desde una perspectiva que no es la habitual y que hace, junto a otros elementos de los que hablaré a continuación, de este juego algo muy singular, especial y sumamente atractivo.
Zeno Clash nos sitúa en un mundo de fantasía llamado Zenozoik cuya apariencia y ambientación nos retrotrae a tiempos cuasi prehistóricos, con construcciones de madera y piedra tan extrañas y bizarras como los personajes que las recorren y que van desde seres humanos que podríamos llamar normales hasta figuras antropomorfas con cabeza y piernas de distintos animales.
Como jugadores asumimos el papel de Gath el cual, tras un duro enfrentamiento contra una criatura a la que todos conocen como Padre-Madre, se ve obligado a huir del lugar acompañado por la única persona que no deseará nuestra muerte, una joven llamada Deadra que se convierte igualmente en prófuga para el resto de «hermanos». Será durante dicho periplo que, poco a poco, iremos reviviendo los hechos anteriores y conociendo así la historia que nos ofrece Zeno Clash.
Como dije al principio, la jugabilidad de este título se basa en la acción en primera persona pero lo que lo hace especial es el énfasis que se ha puesto en recrear la lucha cuerpo a cuerpo, pilar básico de los juegos del género «beat ‘em up», con un resultado excelente gracias a un muy buen control de todas las acciones que podemos llevar a cabo, si bien dicho manejo no es nada fácil de llegar a dominar. Por otro lado, el uso de armas tanto de corta como larga distancia será bastante más familiar para los que están acostumbrados a esta perspectiva. El cuerpo a cuerpo nos da la oportunidad de encadenar varios puñetazos, patadas y agarres mientras que las armas van desde objetos contundentes como martillos y bastones a ballestas, pistolas, rifles y granadas en forma de calavera.
Podremos movernos libremente por cada zona, tanto a una velocidad normal como corriendo aunque esto, al igual que nuestros ataques, reducirán nuestro aguante por lo que hay que hacer uso de ellos con cabeza y no ir a lo loco si no queremos exponernos a ser un blanco fácil, ya que llegados al umbral del agotamiento la acción se verá ralentizada y nuestra fuerza de golpeo mermada, siendo la huida la única opción para recuperarnos.
Como he dicho, dominar el manejo del personaje principal no es cosa fácil pero existe una manera de practicar fuera del modo principal llamada La Torre, que no son otra cosa que escenarios en los que nos aguardan diversos enemigos a los que tendremos que ir derrotando para ascender al siguiente nivel con el objetivo evidente de llegar a lo más alto. Además, este modo de juego adicional permite la entrada de un segundo jugador.
Gráficamente, Zeno Clash impacta cuando lo ves por vez primera merced como dije antes a su bizarra ambientación y extraños personajes a pesar de su simplicidad en comparación con títulos más punteros en este aspecto. Pero el conjunto no solo luce muy bien sino que se muestra siempre sólido incluso cuando hay masificación en pantalla de elementos móviles sin que por ello se aprecie la más mínima ralentización. Y si bueno es en lo visual no se queda atrás en lo sonoro, con unas melodías acordes a cada situación (tranquilas durante la exploración, rápidas y potentes en la acción), un «habla» diferente para cada uno de los seres no humanos a los que, no obstante, podemos entender gracias al texto de los subtítulos y, sobre todo, a los efectos asociados a cada uno de los golpes que dotan a los combates de una contundencia que ya quisieran para sí muchos de los grandes juegos del género.
Zeno Clash llamó mi atención desde el primer momento porque tiene ese «algo» que siempre busco en cada juego que luego no solo disfruto sino del que además guardo un muy buen recuerdo pero, como siempre os digo, esto no es más que una opinión personal que no tiene por qué ser compartida por quienes me estáis leyendo en estos momentos.