Antaño no era tan fácil como es hoy el acceder al material de manera previa a su posible compra, siempre y cuando te mantuvieras en los cauces legales, claro está. Pero no voy a hablar de ciertas vías alternativas sino de una opción de la que dispusimos los usuarios a partir de la generación de los 32 bits en lo que a consolas se refiere al menos (no sé si en PC se haría antes) si la compañía desarrolladora tenía a bien ofrecerla. Me refiero a las versiones de demostración, más conocidas como demos, que nos permitían probar una parte del título y saber así con más certeza si este nos iba a gustar o no.
Las demos vinieron a sustituir a la práctica, que por entonces empezaba a caer en desuso, de probar el juego en la tienda. Por supuesto, las demos tenían su lado bueno y malo, siendo el primero principalmente el de, como dije antes, poder catar el juego antes de adquirirlo y hacerlo además sin las evidentes limitaciones de uso que teníamos en el comercio. La parte negativa es que las demos no siempre reflejaban la calidad final del producto, algo de lo que las mismas avisaban nada más arrancarlas dado que lo que se nos ofrecía era un trabajo sin terminar. Por eso algunas veces lo mostrado no era lo que luego veríamos en el juego completo aunque en otras sí.
Lo deseable era que todos los juegos hubieran contado con demos pero, por desgracia, no era tan sencillo. Dependiendo del tipo de juego, crear las demos se podía hacer especialmente complicado por diversas razones, por ejemplo por falta de espacio, y un buen ejemplo de esto son los juegos de mundo abierto, que veían limitada su exploración en las demos. Por otro lado, ello también suponía un trabajo adicional en calendarios a menudo muy ajustados, con lo que invertir tiempo (y dinero) adicional no solía entrar en los planes de la compañía. Finalmente, y aunque esto siempre fue más una especulación que una realidad, puede entenderse que de ciertos juegos no se lanzasen demos si con ello el propio estudio ponía en riesgo su futuro comercial por culpa de la escasa calidad de los mismos.
Yo conservo todavía algunas demos en físico más como reliquias de un tiempo pasado que como algo a lo que vaya a darle uso. En concreto tengo todas las que se lanzaron en la revista oficial de la Dreamcast y algunas de la de Xbox. Tuve también algunas de PC pero hace tiempo que todo ese material desapareció para siempre. Entrado ya este siglo XXI, aún pudimos ver discos de demos para Xbox 360 (supongo que en PlayStation 3 también) pero pronto fueron sustituidas por las versiones en descarga digital que, a pesar de su cada vez menor presencia, siguen encontrándose en las plataformas actuales. Por no hablar de las alfas y betas de títulos online que sirven, de paso, para que sus usuarios hagan un trabajo de testeo gratuito para la compañía de turno.
Y es que a día de hoy, mal que nos pese a los más fervientes defensores de los modelos tradicionales de distribución física de contenido, las demos ya no tienen razón de ser en un mercado en el que desde hace tiempo es posible, gracias a los diferentes servicios de cada compañía, disfrutar de juegos completos sin tener que adquirirlos previamente. Ahí están los títulos que cada mes se regalan con la suscripción a servicios como PlayStation Plus o Xbox Live Gold (y que, salvo en el caso de los de Xbox 360, están atados a estos sin posibilidad de utilizarlos si dicha suscripción no está activa), o su uso en plataformas como Game Pass en local o Xcloud y PS Now en streaming, previo pago de una cuota renovable cada cierto tiempo.
En definitiva, las demos hace tiempo que son cosa del pasado y aunque sigan apareciendo (a cuentagotas), ya no tienen la importancia de antaño. Fueron una importante novedad en su momento que los usuarios recibimos con alegría pero el avance de la tecnología las ha dejado obsoletas. Su tiempo terminó y ya solo nos queda recordarlas, bien atesorando las que todavía tengamos o hablando de ellas como he hecho yo en este artículo.
No quiero cerrar sin antes dar las gracias a mi buen compañero Cyborg (La Tortuga Mecánica) por sugerirme el tema en un momento en el que parece que no estoy tan inspirado como otras veces a la hora de escribir. Espero, no obstante, que el tema expuesto hoy os haya parecido interesante porque las demos, ya prácticamente olvidadas, han formado parte de este mundillo durante muchos años, brindando diversión a quienes las disfrutamos aunque fuera en pequeñas dosis.