The Curse of Sherwood

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¡Qué felices éramos con tan poco! O eso nos parece ahora pero no entonces cuando, sentados frente al monitor, ya fuera de fósforo verde o a color, de nuestro Amstrad CPC, iniciábamos la fase final del ritual que había comenzado previamente con la adquisición de ese juego que nos había llamado la atención y que con ilusión, pero a la vez acostumbrados a una posible decepción, nos disponíamos a introducir en el reproductor de cinta de cassette (o en la disquetera si eras uno de esos afortunados poseedores del 6128). Pasado un tiempo, el juego estaba listo para ser jugado y, si habíamos acertado, la diversión daba comienzo

Cualquier usuario veterano ha vivido esto numerosas veces, pero no son tantas las que permanecen en el recuerdo. En mi caso, una de estas ocasiones fue cuando jugué por primera vez a este “The Curse of Sherwood”, un juego de acción ambientado en el mundo de Robin Hood pero que tiene como absoluto protagonista al fraile Tuck, el cual deberá acabar con la oscuridad que ha hechizado el lugar, plagándolo de monstruos. Para ello habrá que utilizar diferentes armas y objetos que encontraremos a lo largo del recorrido y evitar por supuesto recibir cualquier impacto que supondrá la pérdida de una de las escasas vidas de que disponemos para conseguir nuestro objetivo.

“The Curse of Sherwood” muestra una acción lateral de pantalla fija, lo que significa que al llegar a uno de los bordes laterales pasaremos de golpe a la parte contigua del escenario. En casi todos ellos habrá uno o varios enemigos y deberemos acabar con todos ellos para despejar la zona ya que, de no hacerlo, volverán a aparecer. Se puede usar cualquier arma para acabar con ellos, salvo casos concretos que no mencionaré para no estropear la experiencia a quien decida probar el juego pero sí puedo decir que no todas las armas tienen el mismo efecto en según qué enemigos. Algunas son más efectivas que otras y deberemos descubrir por nosotros mismos cuáles van mejor para uno u otro oponente.

Poco más hay que añadir en lo que a jugabilidad se refiere puesto que no podremos hacer nada salvo disparar y movernos, así que podemos dar por cerrado este apartado y pasar a comentar sus gráficos y sonido. “The Curse of Sherwood” es un juego realizado completamente en Modo 1 (para el que no esté familiarizado con esto, decir que equivale a mostrar cuatro colores en pantalla, tres más el del fondo). El uso de este modo hace más simple su apariencia pero también dota de mayor definición a personajes, entornos y objetos, que en este juego forman un conjunto destacado y demuestran como pocos lo que un buen diseño, sencillo pero efectivo, puede lograr en este sentido.

Por otro lado, en el sonido el juego es mucho más parco que en lo visual. Tanto que todo el apartado se limita a dos efectos, el del disparar (aunque realmente debería decir el arrojar del arma, ya que no hay aquí ninguna de fuego), que es idéntico para todas ellas y el que escucharemos cuando muramos (y lo haremos muchas veces) al hundirnos en la zona del pantano. Se habría agradecido la típica melodía al comienzo del juego, en el menú principal pero que no tenga ninguna no afecta para nada al juego en sí y por lo tanto no lo hace peor.

No sé cómo será “The Curse of Sherwood” en otros sistemas pero sí cómo es en el Amstrad CPC y puedo deciros que, si no lo habéis jugado nunca, merece una oportunidad porque descubriréis que es mucho más divertido de lo que aparenta. Espero que si lo hacéis o si, como yo, lo conocíais de antes, os animéis a contar lo que os ha parecido.

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