Ya es viernes y toca publicar, en este caso, la segunda entrega del especial Monster World IV cuya temática y contenido, como dije al final del artículo anterior, estoy seguro que muchos ya imaginabais. En efecto, hoy voy a analizar el título original que vio la luz en Mega Drive en el ya lejano año 1994 y que, como ya mencioné, nunca salió oficialmente de Japón en su época. Veamos, pues, cómo es este juego que, en su momento, muchos no pudimos disfrutar…
Monster World IV es el último juego de una saga cuyos comienzos fueron muy distintos a lo que se nos ofrece aquí, pero dado que ya hablé de ello hace tiempo no es menester decir nada más al respecto. Sin embargo, lo curioso de esta entrega es que, a pesar de ser un Wonder Boy, manejaremos a una chica. Esto ya sucedía en Monster Lair con el segundo jugador en las partidas a dobles, pero en esta ocasión la fémina es la absoluta protagonista. Su nombre es Asha y, aunque comienza la aventura sola, muy pronto encontrará la compañía de una criatura de simpático aspecto llamada Pepelogoo. Veremos unos cuantos de estos seres a lo largo del juego pero como ya podéis suponer el nuestro es especial. El por qué es algo que se va descubriendo poco a poco, a medida que se avanza.
El manejo de Asha es sencillo, pudiendo movernos hacia ambos lados en niveles de scroll lateral divididos en múltiples zonas y poblados de enemigos a los que atacaremos con la espada tanto de frente como hacia arriba o hacia abajo en función de cómo dirijamos el movimiento. Podremos a su vez utilizar un escudo con el mero gesto de tirar de la palanca o cruceta direccional hacia abajo y, una vez tengamos a nuestro azul amigo junto a nosotros, seremos capaces de hacer un doble salto o descender planeando si nos cogemos a él además de permitirle que realice determinadas acciones en momentos puntuales.
En los momentos en los que estemos en la ciudad, podemos utilizar el oro acumulado para aprovisionarnos con mejores armas y armaduras que, aunque no se vean reflejadas en el personaje en ningún momento, cumplen sus distintas funciones de ataque y defensa. A su vez, hablar con la gente permite ir conociendo el transcurso de los acontecimientos e, incluso, descubrir algún que otro secreto. Por supuesto, no es posible acceder a todos los rincones desde un principio, por lo que hay que volver cada cierto tiempo para tratar de llegar a ellos.
Visualmente el juego es una delicia, con niveles largos y una gran cantidad de personajes, amigos y enemigos, muy variados y detallados que dejan patente la potencia del sistema original para el que fue creado. Algunos sprites, como los de los “jefes” de cada zona, son enormes pero se mueven con suma suavidad y velocidad, y tanto Asha como su Pepelogoo cuentan con un amplio surtido de animaciones que dependen de cada situación y siempre sorprenden.
En cuanto a la música y efectos de sonido, ambos aspectos están también a un gran nivel. Las melodías son muy agradables y en ningún momento se hacen repetitivas mientras que los efectos, aunque no son nada del otro mundo, cumplen su cometido que es lo que importa. El juego no tiene voces y los textos de los diálogos no están traducidos, pero ello no es un problema si disponéis, como yo, de la versión incluida en el recopilatorio Sega Vintage Collection que es la única que, oficialmente, nos llegó en inglés (recordad que el original nunca salió de Japón). Otro tema es el de las traducciones hechas por fans, entre las que posiblemente haya incluso alguna en español.
Reconozco que soy muy fan de la saga Wonder Boy aunque no he tenido ocasión de jugar a todos los títulos pero es algo a lo que quiero poner remedio. Eso, no obstante, no hace que mi reseña se vea, digamos, “inflada” porque lo que he descrito es lo que hay, y ya es como siempre cuestión propia de cada uno de vosotros juzgar si lo aquí mostrado os gusta o no. A mí sí me gusta y mucho, desde luego…