Hacía mucho que no escribía un artículo de opinión, y mis motivos tenía para ello. Sin embargo, parece este un buen momento para retomarlo, dadas circunstancias tales como mi actual escasez de material en lo que a gustos propios se refiere, la creciente proliferación de títulos de esta índole y el seguimiento que muchos usuarios hacen de ellos, empezando por varios compañeros del ámbito bloguero. Es por eso que he decidido hablar un poco del mundo indie para valorar y exponer a continuación lo bueno y lo malo que veo que tiene…
El término «indie» es, como muchos bien saben, una abreviación de independiente que marca el origen, humilde en comparación con las grandes producciones de la industria, de esta clase de juegos desarrollados por pequeños estudios o grupos de aficionados. A veces incluso por una sola persona como fue el caso del último al que jugué y que recientemente analicé en el blog (podéis leer el post aquí).
No es fácil saber cuándo nacieron pero sí deducir que su crecimiento se ha producido durante esta última década, cuando Internet se ha asentado definitivamente en el mundo del videojuego merced a su llegada a las consolas pocos años antes, lo que en su momento produjo la aparición de los primeros juegos en formato digital para dichos soportes. A su vez, gracias a plataformas como Steam, este se ha ido poco a poco imponiendo en ordenador hasta desplazar casi por completo a lo físico a día de hoy.
A esto hay que sumar la posibilidad de acceso a múltiples herramientas que han facilitado en gran medida la creación de juegos a aquellos que no poseen suficientes conocimientos, lo que por otro lado también ha traído consigo la aparición de material de dudosa calidad, pero de ello hablaré luego.
Lo evidente es que tanto las mencionadas herramientas como la propia red han propiciado que, en la actualidad, no sean pocos los que ya han hecho y harán realidad el que fuera antaño el sueño de muchos de quienes ya peinamos canas: crear un videojuego y lanzarlo al mercado. De hecho, yo mismo he visto cumplido dicho anhelo junto a un amigo con CARLIO, proyecto del que forma parte este mismo blog.
No hace falta ser un lince para entender lo que hace especiales a los juegos indies y lo primero, y más importante, es que sus creadores no están sujetos a directrices impuestas por un mando superior, lo que les otorga plena libertad para plasmar su propia visión del juego pero, claro está, siempre asumiendo las posibles limitaciones para llevarla a cabo tanto en lo técnico como en los propios conocimientos y destreza que se posean.
Ello es posible porque no hay, en el mundo indie, ese miedo al riesgo que supone lanzar algo fuera de los cánones aceptados por una mayoría de usuarios que sí existe en las grandes empresas que invierten mucho tiempo y dinero en sus productos. Desarrollar un videojuego independiente, por el contrario, cuesta mucho menos, en muchos casos casi nada, permitiendo de esta manera ofrecer propuestas innovadoras que no pocas veces logran tal alcance que acaban siendo adoptadas por títulos de mayor calado.
Pero el éxito tiene un precio, pues no pocos de quienes lo obtuvieron tras un tímido comienzo que gracias a la calidad de su trabajo y, por qué no decirlo, también una dosis de buena suerte que atrajo la atención de medianas o grandes compañías, acaban pasando a formar parte de las mismas, abandonando así el mundo indie en el que dieron sus primeros pasos.
Es obvio que los hay que ansían triunfar, llegar a lo más alto, pero también están aquellos que se conforman con crear juegos y ver cómo otros los disfrutan. Y son estos los que, junto a quienes se interesan por este material, mantienen viva la llama indie.
No obstante, lo mencionado hasta ahora también tiene como dije antes sus consecuencias oscuras, pues no es poco el material de muy bajo nivel, en uno o más aspectos, que a menudo nos llega sin que, naturalmente, estemos obligados a adquirirlo o tan siquiera probarlo. Esto provoca que sea en ocasiones complicado acceder a títulos mejores, si bien es la propia comunidad de usuarios la que ya se encarga de hacerlos destacar con sus juicios, valoraciones y opiniones.
Esto último se aprecia especialmente en las tiendas digitales de Google y PlayStation ya que parece ser que sale más a cuenta publicar en estos servicios que en los de Apple o Xbox, si bien no puedo precisar esto último con exactitud. Resulta paradójico que fuera precisamente Microsoft la que abriera las puertas al desarrollo indie en consola durante la época de Xbox 360 mediante su plataforma Xbox Live Indie Games, aunque esta no tuviera después continuidad en la siguiente generación. Del mercado de PC no puedo decir gran cosa pero es de imaginar que la proliferación masiva de títulos será palpable también ahí, especialmente en Steam.
Con todo lo bueno y pese a lo malo, en lo personal a mí no me ha ido mal con los juegos indies, pues durante estos últimos años he ido encontrando varios títulos interesantes que ya en su momento, y también posteriormente, han «salvado» mi afición más de una vez, pues sin ellos me habría visto obligado a parar de jugar ante la falta de material de mayor envergadura que me resultase atractivo, pero ello no significa que ahora deba abrazar con pasión este mundo.
Prefiero, por contra, seguir caminando por él con cautela como llevo haciendo desde hace mucho tiempo porque en última instancia, e independientemente de su origen, de lo que trata todo esto es de videojuegos y su disfrute, por lo que pienso que ni hemos de vanagloriar todo lo que lleve la etiqueta «indie» ni demonizar aquello que no la tenga, que es lo que me da la impresión que, por una u otra razón, ahora se busca transmitir.
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