Doom 3

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“Doom 3” es diferente al resto de entregas, sí, y es justo eso lo que lo hace tan especial. Guste o no, Id Software creó una gran joya que sigue siendo, a día de hoy, un título muy digno de ser jugado y disfrutado por todos los que gusten de los “shooters” en primera persona. Veamos por qué “Doom 3” es tan bueno…

En “Doom 3” volvemos a encarnar a un marine espacial que viaja al planeta Marte y que se verá envuelto en una lucha mortal contra una horda de demonios surgidos del infierno. No obstante, en esta ocasión no será llegar y comenzar a disparar a diestro y siniestro sino que hay una historia, un argumento que se va desarrollando poco a poco. A medida que avanza el juego, vamos conociendo más detalles acerca de lo sucedido, además de otras informaciones que hacen que el universo creado por Id parezca mucho más realista, dentro de la ficción que aún supone el viajar, colonizar y vivir en un mundo como Marte.

Pero su magnífica ambientación, repleta de momentos de tensión, no esconde la esencia de “Doom 3” y, al igual que en sus predecesores o su reciente reinicio, nuestro objetivo no es otro que acabar con toda criatura que nos ataque. Para ello contaremos con una extensa variedad de armas, todas bien conocidas por los fans de la saga y, por supuesto, con la necesaria armadura y los botiquines de salud, otra pieza fundamental, que también están presentes tanto en su forma tradicional como en unas máquinas de las que podremos extraer la cantidad de salud que deseemos sin gastarla por completo. Elementos sin los cuales estaríamos condenados a morir más pronto que tarde puesto que en “Doom 3”, como mandan los cánones, no regeneraremos salud de manera automática como sucede en muchos títulos actuales.

Como “shooter”, este juego no se diferencia de otros en su manejo y, aparte de movernos y de disparar, podremos saltar (eso sí, saltos bastante pequeños, nada sobrehumano) y agacharnos para colarnos por conductos que nos lleven a otra parte de la zona en la que nos encontremos o hacia objetos escondidos. También, y esto es uno de los puntos que siempre más se ha criticado, es posible hacer uso de una linterna que nos ayude a ver lo que tenemos delante en las zonas más oscuras, pero fueron muchos los que se quejaron de tener que quedar indefensos cada vez que sacaban la linterna cuando esta podía ir perfectamente acoplada a cada arma. Yo pienso que fue algo hecho a propósito para añadir todavía más tensión en el jugador, y vaya si lo consiguieron…

No podemos olvidar otra pieza fundamental: la PDA que se nos da al principio del juego y que guardará toda la información que vayamos encontrando ya sea bien en otras PDAs, en discos de vídeo o en los ordenadores y que descargaremos en la nuestra para tenerla siempre a mano. La PDA será un elemento indispensable para acceder a zonas prohibidas y nos permitirá conocer el día a día de los trabajadores y la angustia de sus últimos momentos. El juego viene totalmente en nuestro idioma y con un doblaje de gran calidad, lo que supone un gran aliciente más para meternos de lleno en la trama.

En lo técnico, “Doom 3” destila poder por todos lados gracias a unos gráficos sólidos, texturas de alta definición y un tratamiento de la luz sencillamente genial. Algunos dirán que estoy exagerando pero no hemos de olvidar que hablamos de un juego de 2004 que ha resistido como pocos el paso del tiempo y que, a día de hoy, puede mirar a la cara a muchas producciones actuales sin inmutarse e incluso llegar a superarlas. En este sentido, no obstante, hay que remarcar dos aspectos, uno negativo y otro positivo…

El negativo es la nula optimización de la versión original para ordenador, algo que gente muy cercana a mí pudo confirmar cuando, contando con un ordenador con el entonces novedoso Pentium 4 y otros componentes por entonces de gama alta, descubrieron que ni siquiera la mejor de las máquinas era suficiente para mover semejante monstruo. El trabajo de Id Software al respecto quedaría todavía más en evidencia cuando, y este es el punto positivo, la gente de Vicarious Visions llevó el juego a la primera Xbox y demostró que era posible, haciendo bien las cosas, conseguir un excelente resultado utilizando un sistema relativamente limitado como era la consola de Microsoft en comparación con lo que había para ordenador. Todavía recuerdo, y seguro que muchos lo haréis, cómo en Meristation pusieron a parir esta versión en un primer momento para, tiempo después, tener que acabar comiéndose sus palabras y reconocer el mérito de tan fantástico trabajo.

“Doom 3”, como dije al principio, es diferente al resto de entregas. Es, por decirlo de alguna manera, el “raro” de la familia, aquel que no sigue la senda marcada, pero ello no lo convierte en un mal juego sino todo lo contrario. Habrá quienes sostengan que “Doom 3” no es “Doom”. Eso ya es cuestión de gustos o de cómo se quiera ver, y demuestra la enorme hipocresía de las personas que miden con doble rasero, según les convenga. Yo no soy perfecto, soy humano y también lo he hecho en alguna ocasión, faltaría más, pero al menos lo reconozco pues hay casos en los que renegar de la esencia primigenia puede no gustarme y otros en los que el resultado me parece igual o mejor y en lo referente a “Doom 3” se cumple esto último. Matar demonios sin otro objetivo que el de avanzar a la siguiente zona es muy entretenido pero nadie me puede negar que hacerlo con una buena historia de fondo es aún mejor.

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