«D» (Saturn)

Aunque no en todas sus variantes, el género de terror tanto en el cine y la televisión como en los videojuegos siempre me ha deparado buenos momentos. Y unos de los que mejor recuerdo guardo son los que me brindó esta joya de los primeros tiempos de los 32 bits que, si bien vio la luz en varios sistemas, yo jugué en la Saturn de Sega. Hoy voy a hablaros de un juego muy especial, comenzando por su propio nombre: «D»

En «D» tomamos el papel de Laura Harris, hija del director del Hospital de los Ángeles, el doctor Richter Harris, que parece haber perdido la cordura y permanece encerrado en el lugar después de haber asesinado a sangre fría a numerosos trabajadores y pacientes. Laura, nada más conocer la noticia, parte hacia Los Ángeles con intención de averiguar qué le ha ocurrido a su progenitor, teniendo para ello que adentrarse inevitablemente en el hospital y, por ende, en la mismísima boca del lobo.

Las cosas no tardarán en complicarse y tendremos que comenzar a usar la cabeza para resolver los diferentes rompecabezas que nos irán apareciendo a lo largo del juego mientras, poco a poco, la historia de lo sucedido va tomando forma. La dificultad de los mismos no es muy elevada la mayoría de las veces, por lo que no costará demasiado avanzar. De todas formas, si nos atascamos podemos recurrir a un pequeño espejo de mano que reflejará una pista sobre qué hacer a continuación pero ello dañará el cristal. Si este se rompe del todo, ya no podremos obtener más pistas.

Hay que decir que «D» funciona a modo de película interactiva y aventura gráfica de corte clásico. Es decir, no nos podemos mover libremente por el escenario sino que, en función de la dirección que elijamos con una leve pulsación, Laura se desplazará un tramo en secuencias predefinidas en vista subjetiva, y la interacción se limita a aquello que sirva para avanzar y/o crear tensión en el jugador. Tarea nuestra es descubrir cómo proceder, ya que no hay ningún indicador en pantalla que nos ayude en este sentido.

Esto hace que el ritmo sea extremadamente lento y no apto para impacientes. Además, y para añadir aún más tensión si cabe, el tiempo real del que disponemos para completar el juego es limitado (dos horas), lo que hace que no podamos entretenernos mucho pues, si sobrepasamos dicho margen, el juego terminará y tendremos que empezar de nuevo, ya que no es posible grabar nuestro avance, lo que también obliga a llegar al final de un tirón. Por otro lado, y aunque Laura no podrá morir durante el transcurso de la aventura, dependiendo de nuestras acciones este variará.

Quizá muchos de quienes no conozcan «D» se pregunten, entre otras cosas, por qué es un juego tan denso en su manejo, y la respuesta se halla en su apartado gráfico. Tened en cuenta que os hablo de un título de 1995, año en el que empezaron a verse los primeros juegos con gráficos poligonales en consola. Pero WARP Inc, el estudio que lo desarrolló, pensó que para lograr una mejor ambientación los gráficos no podían verse cargados de aristas y sin apenas definición a causa de la baja resolución de los sistemas de entonces, por lo que optaron por utilizar estaciones Silicon Graphics, potentes ordenadores de la época para el renderizado de gráficos 3D, y crearon así todas las secuencias que luego usaron en el juego final. Esto hace que estemos hablando de un apartado visual que está a años luz de lo que había por entonces y que convierte a «D» en una experiencia sumamente grata a este nivel.

Pero si bueno es lo que se ve, no lo es menos lo que se escucha. El apartado sonoro en «D» es justo el que se espera de una producción de este tipo, con una tétrica banda sonora y unos efectos subidos de volumen que provocan buenos sustos en momentos concretos. El lado negativo para nosotros, como españoles, es que el juego nos llegó en completo inglés y sin subtítulos, por lo que no es nada fácil seguir el hilo de la historia en los pocos momentos en los que hay diálogos hablados. Por suerte, las secuencias son lo bastante explícitas (quizá demasiado) como para entender el argumento y no perder el hilo.

Con casi 25 años a sus espaldas en el momento de escribir esta reseña «D» sigue siendo, al menos para mí, uno de los mejores juegos de terror que he tenido la suerte de disfrutar y, de hecho, siempre que conecto mi vieja Saturn vuelvo a hacerlo. ¿Y qué mejor momento que este, en plena celebración de Halloween, para vivir (de nuevo o por primera vez, según sea vuestro caso) esta sobrecogedora y escalofriante pero a su vez maravillosa y sorprendente aventura?

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