“Welcome to Wrestle War”. Con estas palabras daba comienzo cada enfrentamiento en este entretenido juego de lucha libre creado por Sega que tuvo una versión arcade en 1989 y otra para Mega Drive dos años después y que será la que reseñaré en este post. Es momento de ponernos la ropa de combate, calentar músculos y saltar al ring…
Wrestle War es un juego típico del género, en el que nuestro objetivo no es otro que ir derrotando, uno tras otro, a todos los rivales contra los que debemos combatir haciendo uso de algunas de las diferentes técnicas de lucha que llevamos viendo hacer a los profesionales desde hace casi tres décadas y cuyos nombres “españolizados” seguro que evocarán viejos recuerdos en los más veteranos.
La forma de ejecutar cada uno de los movimientos que impliquen una llave se basa en la también típica pulsación rápida de un botón concreto al tiempo que dirigimos la cruceta hacia la dirección deseada y, si hemos sido más rápidos que la máquina, ganaremos el pulso y efectuaremos la técnica en cuestión, que vaciará levemente la barra de energía del oponente. Por supuesto, a medida que avancemos, esto será cada vez más difícil y será nuestro luchador el que pase más tiempo tumbado que de pie sobre el ring. El resto son el clásico puñetazo, la patada al rostro y la acción de situarse encima del rival para una “cuenta de 3” que marque nuestra victoria o nuestra derrota según sea el caso. Los combates tienen además un límite de tiempo que podemos configurar en el menú de opciones y que añade al juego un punto extra de tensión.
Gráficamente, el ring se presenta desde una vista frontal y elevada que deja ver el logo de la compañía enfrentado a sí mismo en el punto central, unido a un cambio de color en función de nuestra posición y la del oponente, al que tendremos de cara mientras que nuestro luchador siempre nos dará la espalda excepto cuando se impulse o sea impulsado contra las cuerdas hacia abajo. Hay que decir que la forma de presentar el escenario es muy básica pero también ingeniosa pues con un simple cambio de colores se consigue la perfecta ilusión de haber girado la cámara al otro extremo del cuadrilátero sin que ello suponga carga gráfica alguna. Los luchadores presentan un buen tamaño y nivel de detalle, si bien sus animaciones son algo toscas pero tampoco se necesita mucho más en un juego de estas características.
Me gustaría, para cerrar este apartado, mencionar un pequeño detalle a modo de curiosidad sobre la apariencia física de nuestro luchador, y es que esta cambia dependiendo de la región en la que fuese distribuido el juego. De este modo, mientras que en Japón y en EE.UU tiene el pelo negro y la piel más oscura, en Europa es rubio y de piel más clara.
En lo que respecta al apartado sonoro, poco hay que decir en cuanto a efectos pues estos se limitan a los golpes, el choque contra la superficie del ring y la campana que marca el comienzo y el fin de la pelea pero sí que hay algo que destacar y eso son las melodías que podemos escuchar durante el transcurso de la misma. La variedad no es muy amplia, apenas tres o cuatro composiciones, pero son pegadizas y casan muy bien en el contexto para el que fueron creadas y demuestran, una vez más, la importancia que tiene este aspecto a la hora de valorar y disfrutar un videojuego.
“Wrestle War” es, al menos para mí, un juego de apariencia simple pero sumamente entretenido gracias a que no es nada complejo de jugar, lo que no implica que sea fácil terminarlo (ya os digo yo que no lo es) y, en definitiva, bastante recomendable tanto si se es seguidor de la lucha libre como si solo se busca pasar un buen rato machacando botones…