Seré sincero. Si me preguntaran algo concreto sobre los E-Sports, sus equipos, ligas, torneos y/o juegos a los que se enfrentan lo más posible es que no sepa qué contestar. Este es un mundo al que soy casi por completo ajeno, ya que no juego online nunca pero lo poco que me llega me basta para hacerme reflexionar sobre el cómo y el porqué se ha llegado a generar toda una industria en torno a algo que no es más que una evolución de algo mucho más viejo, que todos los veteranos hemos hecho siempre y que ahora, gracias al uso de Internet, se ha convertido en un fenómeno global…
Ver cómo juegan otros es un hábito que ya teníamos quienes frecuentábamos los para muchos añorados salones recreativos de antaño. Aunque a veces fuera solo por entretenimiento o, también, por guardarnos el sitio para que nadie viniera a coger la máquina antes que nosotros, lo más habitual es que lo hiciéramos porque la persona que se encontraba en ese momento jugando era mucho más diestra que nosotros en ese juego concreto y buscábamos, mediante la observación, aprender a superar nuestros límites viendo cómo lo hacía el otro. Fue así cómo descubrimos trucos, rutinas y formas específicas de hacer frente a los retos de esos juegos que nos resultaban complicados en principio y que después, con el tiempo y la práctica, se volverían más fáciles.
Hoy en día ese sigue siendo el objetivo de muchos jugadores que desean mejorar, en este caso en sus partidas online, y se sirven para ello de los miles de vídeos subidos a plataformas como YouTube o, si se da el caso, siguen en directo las competiciones. Otros, no obstante, lo hacen por mero entretenimiento, sin mayor motivación que la de pasar el rato pero todos ellos han contribuido de una manera u otra a que las retransmisiones de partidas en red se hayan convertido en uno de los fenómenos de moda, como quedó demostrado hace poco cuando el conocido “youtuber” Rubius, junto a otros “compañeros”, participó en un torneo de “Fornite Battle Royal” organizado al parecer por él mismo, llegando a tener más de un millón de espectadores simultáneos en su canal y convirtiéndose nuevamente en noticia para los medios especializados por ello.
Esto por parte de los, digamos, espectadores, pero obviamente los E-Sports no existirían sin los propios participantes, sin aquellos que son los que, digamos, bajan a la arena a competir en busca de la victoria y, por supuesto, de una jugosa recompensa económica porque no hemos de olvidarnos de en qué mundo vivimos y de que, por mucho que puedan gustar los videojuegos, cuando hay dinero (y no poco) por medio, la diversión pasa a un segundo plano. Los equipos no juegan para entretenerse, juegan para ganar y eso, en mi opinión, mata toda la esencia de lo que debería ser jugar a un videojuego pero esto sería motivo para otro artículo que, tal vez, escriba en el futuro.
Pero los E-Sports también aportan prestigio y visibilidad a los patrocinadores de los propios equipos, que saben que son un gran escaparate que siguen millones de personas en todo el mundo y por ello no dudan a la hora de invertir en uno ya existente o, como se ha visto, en crear uno que lleve su nombre más allá de su ámbito habitual. Un ejemplo de esto son los clubes de fútbol que ya cuentan con una división dedicada a los E-Sports, dos mundos en apariencia separados pero ahora unidos en pos de un objetivo común. Al final, como pasa con cualquier otro fenómeno de masas, lo que mueve a los E-Sports no es otra cosa que el dinero y la fama que se pueden ganar con ellos y que, como ya ocurre en otras élites, solo están al alcance de unos pocos elegidos que lo sacrifican todo por disfrutar de unos momentos de gloria.
No estoy ni en contra ni a favor de algo que podríamos considerar como el nuevo deporte del siglo XXI y que, como tal, va dirigido sobre todo a la nueva generación del mundo digital. Esto no significa que un jugador veterano no pueda disfrutarlos pero, desde luego y como he dejado patente al comienzo de este artículo, no es mi caso. Espero que lo reflejado aquí invite a la reflexión acerca del auténtico objetivo que se persigue a la hora de jugar a videojuegos en general y a los utilizados en los E-Sports en particular. Por mi parte yo lo tengo claro…